Paul Motian, el arquitecto rítmico del trío moderno de jazz
Noche de duelo en el Village Vanguard, el club de la 7ª Avenida de Nueva York, allí donde el baterista Paul Motian grabó los famosos discos en vivo con el trío de Bill Evans en 1961. Allí actuó hace apenas dos semanas, cincuenta años después, a sus ochenta. Activo hasta el último suspiro, el nombre de Paul Motian aparece en momentos, formaciones y discos capitales del jazz de estos cincuenta años.
Con su muerte, se va el campeón de sutileza, el baterista melódico, el ingeniero de un mundo sonoro que los mejores pianistas buscaron; el músico que siempre estaba ahí para dar un nuevo salto en el proceso creativo.
Motian inscribió su nombre para siempre en la historia del jazz con su inclusión en el trío de Bill Evans, en el que militó entre 1959 y 1965. Hasta entonces, en el seno del trío de jazz el contrabajo y la batería eran eficientes servidores del orador principal: su majestad el piano. Erroll Garner y, sobre todo, Ahmad Jamal marcaron líneas de evolución, pero es en el trío de Bill Evans donde se produce la emancipación real de cada uno de los instrumentistas.
De sus compañeros en concierto, el pianista Bill Evans y el contrabajista Scott LaFaro, dijo Motian: “Aquellos tipos hacían que se me saltaran las lágrimas”. Y Peter Pettinger, biógrafo de Evans, añade: “Pero si aquel dúo (Evans-Lafaro) realmente caminaba era por las intervenciones que Paul Motian intercalaba entre uno y otro”.
Década tras década, Paul Motian fue solicitado por genios del piano, sección de exploradores de nuevos territorios: Paul Bley, Keith Jarrett, Marilyn Crispell...También Albert Ayler y la Liberation Music Orchestra, de Charlie Haden y Carla Bley. Y lideró sus propias formaciones, del trío con Joe Lovano y Bill Frissell a la Electric Bebop Band.
Gracias Mr. Motian: decenas de sus discos nos esperan.