Bob Dylan, el rey del folk rock, deslumbra en su regreso a Bilbao
- Actúa en la explanada del Museo Guggenheim ante 7.000 personas
- Su actuación da el pistoletazo de salida a la "semana rock de Bilbao"
- Ver también: Bob Dylan, un poeta de la música
Bob Dylan ha regresado esta noche a la capital vizcaína tras 17 años y no ha dejado indiferente a nadie. Más de 7.000 personas han disfrutado, en la explanada del Museo Guggenheim Bilbao, de una de las leyendas vivas de la música contemporánea en un concierto único y, cuanto menos, cautivador para todos los presentes.
La actuación que ha tenido lugar en la jornada previa al inicio de la séptima edición del festival BBK Live ha dado el pistoletazo de salida a la "semana rock de Bilbao". Ésta ha sido, además, la primera cita de la gira de Dylan por España, tras la que visitará el Festival Internacional de Benicàssim (FIB) y el Cap Roig Festival.
Pocos minutos después de las nueve, el público ya estaba impaciente por ver al icono del folk rock. Entre miradas al cielo y caras de preocupación por la posibilidad de que la lluvia aguara la velada, Bob Dylan y su banda han salido a escena.
El cantautor de Minnesota, ataviado con su tan característico sombrero de ala corta y una chaqueta blanca con pantalón negro, se ha colocado directamente en el teclado, haciendo suya la noche desde el mismo instante en que han sonado los primeros acordes de "Leopard Skin Pill Box Hat", tema de su séptimo álbum Blonde on Blonde, del 66.
Se nota que al poeta del rock n'roll también le pesan los años y como él mismo dice "los tiempos están cambiando". Aunque su actitud crítica y sus canciones protesta perduren, su voz ya no es la que era. Una voz cascada, más áspera y quizás demasiado rota para algunos, pero que encaja a la perfección con el sonido de su banda, compuesta por cinco músicos con los que parece existir una conexión mágica.
Temas como "Things have changed", "Tangled up in blue" o "Rollin' and Tumblin'" han hecho alarde de esta precisión y compenetración entre los artistas, pues tanto mérito tiene la propia adaptación de Bod Dylan como el trabajo tan soberbio de su banda.
Reinterpretación de sus canciones
Aún así, por todos es bien sabido que al "profeta del rock" le gusta reinterpretar sus canciones. Esta noche, Dylan ha alargado y modificado los temas a su antojo, reinventándolos por completo, como en cada concierto, hasta sonar casi irreconocibles.
Un repertorio escogido con gusto y mucho cuidado, en el que han sonado, entre aplausos y ovaciones, hits como "Highway 61 Revisited", con un sensacional solo de piano, "Spirit on the water", en el que no ha soltado la armónica, o "A hard rain's a-gonna fall".
Una combinación continuada de solos de piano, armónica y guitarras para el deleite de todos los asistentes, que cada vez han estado más entregados y eufóricos con clásicos como "Ballad of a thin man" y "Thunder on the mountain".
Con todo ello, ha sido un concierto algo más lejano al folk y mucho más próximo al blues, con pinceladas de country, en temas como "High water" y "Simple twist of fate" y de rockabilly en "Summer days", entre otros.
Dylan, a sus 71 años y contra todo pronóstico, se ha mostrado más activo y enérgico de lo habitual y hasta ha dedicado sonrisas y gestos de afecto al público, a pesar de la introversión a la que le suele tener acostumbrado.
Como broche final del espectáculo, más familiar y cercano que los de hace unos años, dos de los temas más míticos del artista "Like a Rolling Stone" y "All along the watchower", y en el bis, su hit "Blowin' in the wind". Un final perfecto para una noche magnifica. Bob Dylan llegó, vio y venció.