Beach Beach
La costa en invierno tiene algo que mueve a la melancolía, igual que un parque de
atracciones abandonado o una bicicleta a la que le falta una rueda. Así todo, siempre
estaremos en deuda con los inviernos de Mallorca, porque fue el aburrimiento inherente
de esa estación del año la que impulsó a Beach Beach a juntarse en un local y dar
forma al grupazo en el que se han convertido. Poco tiempo después, cogieron los
trastos y se vinieron a vivir a Barcelona, de hecho algunos de los miembros de Beach
Beach forman parte de otras bandas locales como Extraperlo, Capitán o Kana Kapila.
A mediados del año 2011 empezaron a dejarse ver en los escenarios de la ciudad
condal y se afianzaron como una de las más prometedoras bandas noveles de los
últimos tiempos. Sus canciones sorprendían por su frescura, su empuje melódico y su
impecable ejecución. Mostraban un contemporáneo flavour tropicalista que los acercaba
a formaciones como Abe VigodaAbe Vigoda al tiempo que desplegaban un cuidado juego de
voces en los que los más veteranos y sabios identificábamos a Teenage FanclubTeenage Fanclub. La
primera vez que los vi pensé que eran un grupo perfecto: jóvenes, guapos, elegantes y
modernos, me hacían bailar y pensar en mi novia al mismo tiempo.
En Tasteless Peace Beach Beach dejan de lado el tropicalismo a la Vampire WeekendVampire Weekend
que marcaba algunas canciones de sus inicios ("Leeuwenhoek") para abrazar un
sonido menos contemporáneo (a no ser que consideremos contemporáneo recuperar
referentes de finales de la década de los 80 y mediados de los 90). La luminosidad
y el trotar despendolado de bandas ochenteras como los ReplacementsReplacements o BuzzcocksBuzzcocks
se dan la mano con la efervescencia del mejor indie rock de los 90 (Lemonheads,
Superchunk o Teenage Fanclub), mientras que otros momentos del disco se sitúan
en un punto geográfico muy concreto: Gran Bretaña. Nosotros escuchamos a los My
Bloody Valentine de los primeros EPs (sobretodo en Desired) o a Orange Juice, a lo
que los miembros del grupo añaden referencias como The Keys o Any Trouble (¡una
verdadera joya oculta en el catálogo de Stiff Records!). En cualquier caso el grupo se
muestra capaz de desarrollar un sonido cuidado y sofisticado donde abunda los arreglos
instrumentales (teclados, palmadas, panderetas, cascabeles, texturas de guitarra, juegos de voces) y que refleja perfectamente la claridad de ideas del dúo creativo: Pau Riutort y Tomeu Mulet. Ellos mismos estuvieron al mando de la grabación del disco, que se
desarrolló de manera pausada en sesiones distribuidas a lo largo de un espacio de casi
tres meses.
Mientras las canciones de su primera referencia, el autoeditado Leeuwenhoek EP
(2010), se caracterizaban por su contundencia melódica y su espontaneidad, las de
Tasteless Peace –su primer LP para La Castanya– muestran una evolución hacia un
sonido más elaborado y con mayor recorrido expresivo. Algunas composiciones te hacen
pensar en el verano, mientras que otras son más melancólicas, reflexivas y de cuello alto.
El nexo en común entre todas ellas, y que les emparenta a los grandes grupos de indie
rock americano de los 90, es que te imaginas al grupo tocándolas en directo.
Las flores salen en primavera, aunque hay que plantar las semillas en invierno, y los
rayos de sol que proyectan las canciones de Beach Beach hay que saber aprovecharlos
en cualquier época del año. ¡Esos flequillos al sol!