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La mayoría de las personas morosas son hombres

  • Los mejores pagadores son las personas con menos recursos económicos
  • El moroso profesional tiene la voluntad de no pagar

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Pere Brachfield ha escrito un libro llamado Análisis del moroso profesional. En el texto repasa la figura de aquellos deudores a los que considera expertos en no pagar aquello que consumen.

La diferencia entre el mal pagador y los morosos sobrevenidos es que el primero no tiene intención de pagar desde el momento de la compra, como el protagonista de su obra.

Según este experto, estas personas suelen dar imagen de solvencia y poseen una gran inteligencia emocional, con la que se ganan a los demás. Por géneros, considera que mayoritariamente son hombres aquellos que dejan sus deudas sin pagar. "Las mujeres morosas se suelen haber corrompido por culpa de su pareja", explica Brachfield.

El fundador de Morosología y único morosólogo existente en España explica también que en España se inventó "la chapuza y el moroso profesional". El autor ha encontrado al ancestro del mal pagador, en uno de los personajes de la obra El lazarillo de Tormes. "Antes iban con espada y ahora van con tablet", afirma este especialista en la prevención de impagos.

Se remonta al siglo XIX para encontrar al primer moroso institucional. Rius y Taulet, alcalde de Barcelona, quien ordenó terminar las obras de la exposición universal sin disponer de liquidez. El primer edil catalán, al ser preguntado por sus concejales, afirmó: "Hagasé lo que se deba y débase lo que se haga".

Su dilatada experiencia en este terreno le sirve para concluir que "los mejores pagadores son las personas de clase trabajadora que pagan, siempre que pueden, hasta el último céntimo". Este experto con experiencia en cobro de impagados afirma que mayoritariamente ha tenido que ir a reclamar el pago de deudas a zonas residenciales.

El autor recomienda ser cerebral y decir que no a aquellos amigos morosos. Si no se es capaz de negarse, la alternativa es pensar que el dinero prestado se está regalando.

Por último, Brachfield ha recordado que no se puede retirar un objeto de una persona que debe su importe. Cuando se entrega un bien y se factura es de la propiedad del comprador. La otra persona está obligada a pagar en el plazo estipulado y solo un juez puede decretar un embargo.