Jonze: "La tecnología es solo el 'trending topic' de 'Her', lo importante son las relaciones humanas"
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"Solo somos unos tontos humanos", eso dice uno de los personajes de la última película de Spike Jonze, y así es como uno se siente cuando intenta entrevistar al que es considerado uno de los grandes agitadores culturales de las dos últimas décadas.
Cuentan que en cierta ocasión este, como algunos le describen, gamberro vocacional, llegó a firmar un autógrafo en una rebanada de pan y quizá ese gesto sea el mejor resumen de su cine: original, sorprendente, tierno, a ratos crujiente... Si su cine fuera una tostada su última película, Her, sería "pan tumaca". Porque una vez más Spike Jonze consigue que el espectador se sienta afortunado, por momentos único, como poseedor de un tesoro creativo, como habitante de una inquietante realidad paralela. Lo logró con Cómo ser John Malkovich, Adaptation o Dónde habitan los monstruos y lo vuelve a hacer con Her, una cinta retrofuturista en la que un bohemio escritor encarnado por Joaquín Phoenix se enamora de un sistema operativo al que pone voz, que no cuerpo, la actriz Scarlett Johansson.
Una interpretación brillante, llena de matices, que no merecería ser víctima de los juegos del doblaje y que consigue aquello que anticipaba Alan Turing: "La inteligencia artificial existirá cuando en una conversación a ciegas seamos incapaces de distinguir entre la máquina y el ser humano". Quizá por eso, cuenta Spike Jonze, durante el rodaje "no estábamos pensando en ella como sistema operativo, sino como una persona de verdad con sus deseos, sus necesidades y sus miedos".
Un "ser humano de última generación", diremos entonces, capaz de leer miles de libros por segundo, hacer cálculos complejos, hablar con 8.316 personas o entender todos los idiomas. Y esa, la de entender todos los idiomas, sería la cualidad con la que se quedaría Spike Jonze para su vida diaria, aunque él ya parece dominar todos los idiomas de las emociones, porque "la tecnología es solo el trending topic de esta película, lo importante en esta cinta son las relaciones humanas, cómo conectamos los unos con los otros", y también la idea de soledad, o la sensación de vulnerabilidad cuando nos enamoramos. Una historia de amor futurista que nos recuerda a la que ya nos regaló este artista global en su corto I'm here, y eso es lo que le respondemos cuando nos pregunta "con qué sensación nos hemos quedado después de ver la película".
Un entrevistado convertido en entrevistador y en cazador de tendencias, porque la estética de Her amenaza con invadir escaparates y una firma de ropa ya ha lanzado una colección inspirada en los pantalones retro de talle alto que luce Theodore Twombly.
Lo que no sabemos es si el propio Spike Jonze se atreverá a lucirlos en la gala de los Óscar, a la que Her acude con cinco candidaturas, entre ellas la de mejor película, mejor guión original y mejor canción. Y no lo sabemos porque como buen gurú del cine independiente Spike Jonze parece más interesado en hablar de la luna que de la industria de Hollywood, aunque sonríe cuando el espectador descubre su cameo en El lobo de Wall Street o cuando detecta su guitarra en una versión de la preciosa "Moon song" compuesta para la película por él mismo y Karen O.
Porque la música es, para este director de videoclips que convirtió en imágenes las letras de Sonic Youth, Beastie Boys o Björk, una protagonista más en sus repartos, "imagen y melodía avanzaban al mismo tiempo" nos confiesa Spike Jonze mientras juega a colarse en nuestra mente, como si por unos segundos fuéramos los protagonistas de Cómo ser John Malkovich. Y quizá ese sea nuestro deseo futurista, viajar durante 15 minutos al cuerpo de Spike Jonze para tratar de entender cómo se ve el mundo desde sus ojos.