Chucho Valdés: "El jazz sirve para medir hasta donde llega tu propia imaginación"
- "Decía Bebo, mi padre, que el mejor no existe pero sí el más completo"
- El pianista cubano Chucho Valdés charla con el programa El ojo crítico
"Tocar bien el piano es interpretar con buen gusto y simplemente usar los elementos dinámicos en el momento preciso. Se puede tocar lento, se puede tocar muy expresivo, en algún momento se puede tocar rápido… es como la vida, precisamente". Así como lo cuenta Chucho Valdés, parece hasta sencillo tocar el piano.
Con su naturalidad habitual, el músico y compositor cubano, de los más internacionales y reconocidos con ocho premios Grammy, Chucho Valdés ha concedido una entrevista al programa El ojo crítico en el Día Internacional del Jazz.
Jazz sinónimo de libertad
Recuerda la primera vez que escuchó jazz: "El nombre me lo dio Bebo, mi padre -considerado como una de las figuras centrales de la época dorada de la música cubana- escuchando los programas de radio de las orquestas de Glen Miller, Bud Powell... Yo tenía cinco o seis años y me decía esto es jazz y es música para improvisar". Pero tuvo la suerte, no solo de escucharlos por radio, sino en el lugar donde tocaba su padre: el cabaret Tropicana. "Yo vi a todas las estrellas norteamericanas en vivo", cuenta Chucho.
Nat King Cole, Erroll Garner y Sarah Vaughan eran algunas de las leyendas que pasaban por el Tropicana en los 50. "No es lo mismo escuchar los discos, que es importantísimo, pero cuando tienes la suerte de escucharlo en vivo y ver cómo tocan pegado a esta gente... Eso te marca de una forma definitiva".
"El jazz te abre todos los caminos y todas las fronteras. Además, sirve para medir hasta donde llega tu propia imaginación". Un género que es un mestizaje. "La música cubana es una mezcla de raíces africanas y españolas y algo de las raíces indígenas que quedaron. Son pocos los géneros puros, que no tengan raíces de otros".
El mejor no existe
Chucho Valdés ha recordado en la entrevista en El ojo crítico momentos clave de su carrera, como su debut en el Carnegie Hall de Nueva York en un festival junto a sus ídolos McCoy Tyner y Bill Evans, "¡yo me me pellizcaba y me decía será verdad, me despertaré en la cama!", cuenta. También habla de su infancia junto a su padre y su madre Pilar Rodríguez: "Ella era el soldado de Bebo. Cuando mi padre no estaba, ella se ocupaba de que yo me mantuviera sentado al piano".
Chucho empezó a tocar con tres años y aprendió de su padre, que siempre le decía: "El mejor no existe, pero tampoco existen muchos músicos que sean capaces de caminar por encima de todos los géneros". A Bebo y Pilar les debe haber llegado hasta donde ha llegado: a convertirse en uno de los mejores pianistas del mundo.