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El Teatro Real estrena este sábado la versión "esencial" de "Los cuentos de Hoffman"

  • Con Cambrelling, como director musical, y Marthaler, de escena
  • Este montaje puede considerarse el testamento artístico de Mortier

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Antonio Jiménez y Joaquín Abella en el centro (bailarines), Verónica Garzón  (bailarina), a la izquierda, Haizam Fathy (bailarín), sentado a la izquierda.
Antonio Jiménez y Joaquín Abella en el centro (bailarines), Verónica Garzón (bailarina), a la izquierda, Haizam Fathy (bailarín), sentado a la izquierda.

Offenbach no acabó la que es su última y más ambiciosa obra, Los cuentos de Hoffman, que ha sido pasto de interpretaciones. Ahora, el Real, gracias al que fue su intendente, Gerard Mortier, estrena mundialmente la que sus creadores consideran "la versión esencial" de este "'collage' surrealista de pasiones".

El director musical,  Sylvain Cambreling, el de escena, Christoph Marthaler, la escenógrafa, Anna Viebrock, y el dramaturgo, Malte Ubenauf, explicaron este martes, en rueda de prensa algunos pormenores de una producción que es el último montaje escénico de la temporada y el testamento artístico de  Gerard Mortier, fallecido el pasado 8 de marzo, que se estrenará el  sábado día 17.

Acompañados del nuevo intendente, Joan Matabosch, y del director general del teatro, Ignacio García-Belenguer, el equipo artístico, que colabora desde hace más de diez años, han contado que, en 2012, Mortier les citó en el Círculo de Bellas Artes de Madrid con la intuición de que la estructura "colosal y laberíntica" del edificio que erigió Antonio Palacios en 1926 iba a "inspirarles"

 La simultaneidad "incontrolable" de actividad intelectual y artística que allí se desarrolla, en sus salas de dibujo, el teatro, el salón de billar o el café, tenía su correspondiente en "el exceso de pasiones humanas incontrolables", en palabras de Ubenauf.

Una obra "absolutamente única"

 Marthaler, uno de los más destacados creadores escénicos de las últimas décadas, ha subrayado emocionado que este era un gran proyecto para todos ellos y "lo maravillosa y absolutamente única" que es esta obra "llena de posibilidades y misterio".

 "La historia de la madre y la hija es un poco como Amy Winehouse Withney Houston, y el doctor parece su mánager", ha comparado bromeando Marthaler, que ha precisado que el Círculo de Bellas Artes ha sido una "fuente de inspiración" en todos los sentidos y que le da a la obra una "altura" muy diferente del "café lleno de estudiantes que vocean y hacen bromas" del original.

 Para Ubenauf, lo más importante de Los cuentos de Hoffman es el "choque de emociones, de pasiones", que retrata, una historia de amor "con muchas variaciones" y posibilidades "fuera de control", que a veces llevan "a la indecisión y al bloqueo".

 Cambreling ha lamentado que, tras veinte minutos de oír hablar a sus colegas, nadie hubiera mencionado a Offenbach (1819-1880), algo "impensable" si se hubiera tratado de una obra de Wagner o Mozart: "Cuántos malentendidos con esta obra... ¡Como si Hoffman la hubiera compuesto!.  Sin la música, el texto no se sostendría", ha zanjado.

Complicaciones y versiones

 Offenbach finalizó solamente la versión para canto y piano de los cuatro primeros actos -sin la orquestación- y parte del epílogo, y eso ha derivado en "muchas complicaciones" y versiones.

 Se han editado, ha dicho, "al menos cuatro" traslaciones de la obra,  pero nunca se ha atendido a la música original, que, "desgraciadamente", fue "ignorada" mucho tiempo.

 El francés la ha llevado a escena cuatro veces, la primera en Bruselas con Mortier, basándose en la versión de Oeser, cuando aún no se conocían varios "descubrimientos" en torno a ella y, "por supuesto", sin que se hubiera encontrado todavía la partitura original, que custodia la Biblioteca Nacional en París.

Versión esencial

  Después de investigarlas todas, Cambreling ha decidido partir de la de Oeser pero modificando el acto de Giulietta, readaptando el libreto original y colocando las escenas en su orden inicial.

 Siguiendo el deseo de Mortier, a quien esta obra "tocaba el corazón", ha hecho, afirma,  una "versión esencial, no una mezcla, algo decididamente especial y emocionante" que espera que "sobreviva mucho tiempo".

 Es, ha detallado, una de las obras más difíciles del repertorio, una obra sin parangón, con una música muy ecléctica, con numerosos personajes que hay que caracterizar, recitativos y arias que se suceden sin cesar, porque Offenbach, "un gran compositor", utilizaba un lenguaje muy moderno y era un gran melodista.

La obra relata las aventuras y desventuras amorosas del polifacético escritor alemán E.T.A. Hoffmann (1776-1822), partiendo de algunos de sus cuentos fantásticos y recordando o imaginando a las tres mujeres de su vida encarnadas en una, Stella, entre la embriaguez y el delirio, mientras recorre el camino de la redención, sublimando el desamor y el desconcierto a través del arte.

En los dos repartos de esta producción, que coproduce la Ópera de Sttutgart, destacan los tenores Eric Cutler y Jean-Noël Briend, que se alternan en el papel titular; las "mezzosopranos" Anne Sophie von Otter y Hannah Esther Minutillo, que comparten los personajes de La Musa y Nicklausse; y las sopranos Measha Brueggergosman y Ana Durlovski.  

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