La cámara de fotos Leica cumple 100 años

• La primera Leica fue revolucionaria porque cambió el modo de mirar
• La Guerra Civil española fue su campo de pruebas

Hace 100 años surgieron las primeras cámaras compactas del mercado, las Leica.

Hasta ese momento los fotógrafos cargaban con 15 kilos de peso y miraban desde arriba para captar la imagen.

José Latova, profesor de la escuela de fotografía y centro de imagen LEFTI, ha hablado en el programa Esto me suena. Las tardes del Ciudadano García sobre la mítica cámara.

La primera Leica fue revolucionaria, ya que supuso un cambio radical en el modo de mirar los fotógrafos, además de aligerar la carga que llevaban al no sobrepasar el kilo.

Se puede decir que con ella nació el fotoperiodismo. De hecho se popularizaron en los años 30 y la Guerra Civil española fue su campo de pruebas. Todos recordamos la fotografía Muerte de un miliciano de Robert Capa.

Muchos periodistas pagaban su Leica a plazos, como Agustí Centelles, el primer reportero de guerra español. En aquel momento, en que un cadillac costaba 11.000 pesetas, su precio era de unas 3.500 pesetas.

A mediados de los 50 llegó su declive

La fabricación a pesar de ser industrial se realizaba a mano con unos ajustes muy delicados. De hecho, Latova ha reconocido que sigue utilizando una Leica que tiene 70 años.

A partir de mediados de los 50 la industria alemana y japonesa empiezan a fabricar sus cámaras réflex, que aumentan la capacidad de precisión del encuadre, y empieza su declive. Aunque los grandes maestros de la imagen siguieron utilizando esta cámara, que permitía trabajar en cualquier situación.

Actualmente la fiebre por las Laica ha vuelto con fuerza, ya que puede hacer fotografías con la misma calidad o superior que las réflex de coste superior.

El coleccionismo es uno de los puntos fuertes de la totémica marca, que ha llegado a hacer cámaras de oro y con piel de cocodrilo a precios millonarios. Se persiguen series completas, modelos, accesorios y catálogos.

A juicio de este profesor no se debe perder la fotografía tradicional porque supone un modo diferente de contruir la imagen muy poético.