Caza de brujas en 'El ojo crítico'
- Eugenia Rico recorre El camino del diablo de Llanes a Cádiz
- Esta persecución de brujas consiguió el último Premio Llanes de Viajes
Dos millones de mujeres fueron asesinadas entre el siglo XVI y el siglo XVII acusadas de brujería. Se decía de ellas que podían transformarse en cualquier cosa, ocasionar desastres naturales o volar. Y se desató una fiebre que llevó a muchos hombres a beneficiarse de un oficio muy lucrativo, el de los cazadores de brujas que "exigían dinero o favores sexuales a cambio de no acusarlas". Cualquier acusación, incluso la de un niño valía para señalarlas. Y entre las pruebas que les hacían para descubrir si eran brujas estaba picharlas por todo el cuerpo con punzones y si no sangraban en algún punto es que eran brujas o tirarlas al agua, si flotan eran brujas y si no, se ahogaban.
Además, la peste negra se extendió por esta fiebre de la caza de brujas. "Mataron a todos los gatos puesto que se decía que las brujas acudían al aquelarre transformaban en gatos. Las ratas proliferaron y la peste asoló Europa". Así lo asegura Eugenia Rico, autora del libro El camino del diablo que ha presentado en El ojo crítico.
De Llanes a Cádiz pasando por Zugarramurdi
El camino del diablo ofrece un ruta que sigue los pasos de las diferentes cazas de brujas que tuvieron lugar en nuestro país. Arranca en Llanes, de donde procede la autora y también la bruja asturiana La Llobera, la bruja más famosa de Asturias. De allí también procede el tratado más importante de brujería y de la caza de brujas en el siglo XV, Malleus Malleficarum, el martillo de las brujas, el libro más leído y vendido de la época después de la Biblia, que dice cosas como Cuando las mujeres piensan por sí solas, piensan en el mal.
Su principal detractor fue Alonso de Salazar, que salvó a cientos de miles de mujeres de la hoguera y acabó con la persecución de la brujería. Dijo: "El Malleus Malleficarum no es más cierto que otro libro". También Salazar intervino en el proceso más famoso contra la brujería, el proceso contra las brujas de Zugarramurdi.
Este hombre se dedicaba a examinar mediante la razón cada prueba en la que se basaban las acusaciones de brujería y desmontarlas. Y "gracias a Salazar, España se adelanta 100 años a Europa acabando con la persecución de las brujas", cuenta Rico.
El libro termina en Cádiz, donde fue quemada la última bruja. Una ejecución que tuvo lugar un siglo después de que los demás países europeos dejaran de perseguir a las brujas. La autora lo explica así: "Son las dos Españas. En un momento somos pioneros de la razón y en otro momento, tenemos Inquisición cuando todo el mundo la ha abolido hace 100 años".