Mari Pau Domínguez retrata a Felipe V en 'La corona maldita'
- El primer rey Borbón de España tras la Casa de los Austria
- Obsesionado con la muerte, el paso del tiempo y el sexo
Con una cita sobre el tiempo y la melancolía de San Juan de la Cruz comienza La corona maldita, la última novela de Mari Pau Domínguez, en la que nos cuenta la historia de Felipe V, el primer rey Borbón de España.
La periodista y escritora catalana ha confesado en Las mañanas de RNE que ha pasado "horas y horas y horas en las bibliotecas y en los archivos" para documentarse sobre este monarca melancólico y oscuro. "Tuvo mala suerte, le tocó ser un enfermo mental en una época en la que aún no se estudiaba la mente, aunque el balance de su reinado fue muy positivo".
Un hombre que no tenía previsto reinar pero que se convirtió en rey por imposición de su abuelo Luis XVI, el Rey Sol. Un rey que modernizó el ejército, que tenía una concepción del Estado bastante moderno y que modernizó la cultura, "todas las Reales Academias se le deben a él y todas nacieron de algo a lo que era muy dado, las reuniones sociales".
Un monarca que vivía rodeado de relojes porque temía la muerte y, por tanto, el paso del tiempo. "Y por eso uno de los protagonistas de la novela es un reloj, el reloj de las cuatro fachadas, que existe, y que es tan espectacular que Juan Carlos I lo tuvo durante muchos años en su despacho", ha contado Mari Pau Domínguez.
Un rey que llegó de fuera, "que se sintió extranjero hasta el final de los días" y que se encontró al llegar a España con un país que, gobernado por los Austrias durante mucho tiempo, "era muy oscura, muy austera, con unas constumbres y una moral muy rígida". Y con él desembarcó en nuestro país la corriente libertina de Versalles, "una cultura muy hedonista, por lo que fue un choque absolutamente brutal".
"Tenía un punto muy místico, fue educado en el amor y en el temor a Dios a partes iguales y eso no podía funcionar"; ha asegurado. "Era un obseso sexual en toda regla, era patológico, también practicaba el onanismo y luego acudía rápidamente al confesor, aunque la culpa le duraba muy poco". Y con él también se vivió una auténtica revolución sexual en la sociedad, "por ejemplo, con él llegaron los dildos".
La novela arranca en el momento en el que Felipe V está escribiendo el documento de abdicación solo en presencia de Isabel de Farnesio, su esposa. Y termina preguntándose si algún día esta dinastía borbónica impuesta se continuaría y habría un Felipe VI. "Y se dice a sí mismo: en el caso de que eso ocurra nunca podrá renunciar a las fuentes de las que ha bebido que es la familia Borbón".