Javier Vargas: "La música profunda viene del dolor"
- El rey del blues español actúa en la sala Galileo Galilei de Madrid
- "El blues consigue crear una catarsis a través de la música", afirma
"No soy muy de mirar atrás, siempre vivo en el momento presente, en lo que hago. Eso sí, estoy muy orgulloso de la carrera que comencé en el año 1991", afirma Javier Vargas, líder de la Vargas Blues Band, que actúa este martes y miércoles en la sala Galileo Galilei de Madrid en el marco del ciclo de conciertos MadridMorena. Jazz y mucho mazz.
El rey del blues español ha repasado su trayectoria musical en Las mañanas de RNE, donde ha recordado, entre otras cosas, la primera vez que sintió la llamada de la guitarra. Fue en la Argentina de 1967, a donde se trasladó su familia desde su Madrid natal cuando él tenía tan solo seis años. Allí escuchó el Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band de los Beatles, llegó a sus manos un vinilo de Jimi Hendrix y "abrió los ojos" con Woodstock.
"Ese fue el momento en que sentí que quería tocar la guitarra. Convencí a mi padre para que me regalaran una guitarra española y trabajar con ella, y después lo que quería era empezar a escuchar mucho más blues, salió Deep Purple, Led Zeppelin, y entonces ya lo que quería era una guitarra eléctrica para hacer todo el ruido posible", cuenta Vargas, ataviado con sus gafas de sol y su inseparable pañuelo en la cabeza.
El talento sin esfuerzo no funciona
Tras sus primeras actuaciones en la escuela y en fiestas privadas de amigos con una garage band, se mudó a Venezuela, donde ya comenzó a cobrar por tocar, y después, en 1979, a Nashville, Estados Unidos, donde llegaba a tocar hasta 10 horas al día. El talento sin esfuerzo no funciona para Javier Vargas: "Cualquier cosa que hagas en la vida, aunque estés tocado por una varita mágica o tengas el talento, muchas veces depende del trabajo y la dedicación diaria".
Más tarde, en Los Ángeles, fue el guitarra de Canned Heat, uno de los grupos del mítico Woodstock que tanto le marcara en su infancia, durante ocho meses, hasta que se le acabó el visado y tuvo que volver a Caracas para, desde allí, regresar a España en plena Transición.
"En la vida se te abren caminos y se toman decisiones, y yo tomé la decisión de vivir en un sitio que me gustaba y hacer lo que quería", subraya tras admitir que lo "natural" hubiese sido que se afincara en Estados Unidos.
"Todo es blues"
En la década de los noventa, y ya con la Vargas Blues Band, comenzó a forjar una leyenda que, desde aquel All around blues y hasta su último trabajo, Hard times blues, no ha hecho más que agrandarse. Además, ha ayudado a consolidar la presencia en España de un género musical que, aunque minoritario, es imprescindible.
"Cuando eres pequeño -explica- y tu madre te deja y empiezas a llorar, ahí sientes el blues por primera vez. Cuando no te dan lo que quieres y lloras, sientes el blues, cuando te deja alguien a quien has dado tu corazón, ahí sientes el blues, y cuando alguien no reconoce tu trabajo o alquien no te da lo que necesitas para vivir o sufres por llegar a un sitio donde crees que vas a tener mejor vida es blues. Todo es blues. El blues consigue crear una catarsis a través de la música, saca el buen sentimiento y el buen feeling y crea una música y un sentimiento. La música profunda viene del dolor".
Pero no todo es espiritualidad en el blues. Javier Vargas también se muestra preocupado por el mundo en que vivimos y la incapacidad de los que lo dirigen para mejorarlo: "Los músicos hemos venido al mundo para suavizar los cerebros de cemento, ponerles un poco de agua y que empiecen a pensar más fluidamente. Creo que hay que ablandarse y tratar de tener más sentimientos con el prójimo".
Larga vida al blues, oh yeah.