'El pequeño poni': todos somos responsables del acoso escolar
- María Adánez y Roberto Enríquez protagonizan una obra sobre el bullying
- Escrita por Paco Bezerra, se representa en el Teatro Bellas Artes de Madrid
El caso real de dos niños estadounidenses cuyos colegios se negaron a permitirles la entrada por llevar una mochila de My little pony sirvió de inspiración al dramaturgo almeriense Paco Bezerra para escribir una obra que ahora, cuatro años después, pone sobre los escenarios españoles una realidad mucho más frecuente de lo que parece: el acoso escolar.
"Lo que suele ocurrir con estos niños es un poco el mismo perfil que las mujeres maltratadas: silencian sus circunstancias, se avergüenzan, no les dicen a sus padres que todos les insultan y les pegan, suelen callar", subraya el actor Roberto Enríquez que, junto con María Adánez, representa El pequeño poni en el Teatro Bellas Artes de Madrid hasta el 16 de octubre.
Ambos artistas han hablado en Las mañanas de RNE de los papeles que interpretan en la función, los de un matrimonio con diferentes pareceres a la hora de defender a su hijo, víctima de bullying, un niño al que el espectador nunca ve. "La madre -explica María Adánez- se sitúa en una postura protectora, de que no le pase nada a su hijo y protegerlo, y el padre dice que ni hablar, que su hijo sea como quiera".
La lucha entre ellos por imponer su punto de vista pone de relieve que el problema no solo está en la escuela, sino también en la familia, tal como señala Roberto Enríquez: "Ellos han visto que el niño era diferente, que se ponía a veces la camiseta de su prima, que tenía un comportamiento diferente, entre comillas, porque 'diferente' es un eufemismo, todos somos diferentes, pero nunca han hablado del tema, es un asunto tabú. Hasta que estalla el conflicto".
La propuesta teatral, finalmente, incide en la idea de que todos somos responsables del acoso escolar, de que la violencia está también en los consentidores. "Todos los seres humanos somos responsables del mundo que hemos fabricado, y aquí no hay ideología ni religión ni políticos, es una cuestión de seres humanos, porque al final los niños ejercen unas conductas que han aprendido en algún lado, en la TV, en su compañero de al lado o en casa", apunta María Adánez.
Roberto Enríquez prefiere pensar en positivo y destaca que hoy en día al menos existe el debate: "Antaño se decía 'esto son cosas de niños', y ahora se le empieza a dar importancia y empieza a hacerse visible. Yo creo que eso es un paso de gigante", concluye.