"Carlos III, un reformista ilustrado en el trono de España", en 'Documentos RNE'
- Sin grandes atributos intelectuales, supo rodearse de buenos colaboradores
- El clero y la nobleza, los principales opositores a su política de cambios
La figura del rey ilustrado Carlos III fue un caso único en la historia de nuestro país: cuando llegó al trono español ya contaba con amplia experiencia de gobierno. Durante casi 25 años fue rey de Nápoles y Sicilia, antes de que la muerte de su padre, Felipe V, y sus hermanastros, Luis I y Fernando VI, le trajeran de vuelta a la corte española que había dejado siendo apenas un adolescente.
Hijo de Felipe V y de su segunda esposa, Isabel de Farnesio, Carlos III contó siempre con el apoyo de su enérgica madre, que trabajó para que su hijo primogénito ocupase un puesto destacado.
Hombre sin grandes atributos físicos, ni intelectuales, Carlos III contaba, sin embargo, con un carácter afable y un gran sentido común que puso al servicio de la monarquía. Fue especialmente hábil en la elección de sus colaboradores, a los que mantuvo en el cargo el tiempo suficiente para que pudieran desarrollar sus políticas reformistas.
El clero y la nobleza, principales opositores
La época de Carlos III es la época de la Ilustración, de cuyo espíritu se vio imbuido. Existía una clase intelectual y progresista que quería modernizar el país y el rey se apoyó en ellos respaldando las reformas y buscando el refuerzo del poder real, objetivo básico de las monarquías ilustradas. El clero y la nobleza tradicional fueron los principales opositores a su política de cambios y al refuerzo de su figura. Todo se sometió a estudio y se hicieron numerosos proyectos, aunque algunos no se pudieron llevar a término. Se hicieron reformas en la administración americana, un territorio vital por su aportación a las arcas de la corona y que vivía en permanente amenaza por el expansionismo comercial británico; se impulsó el libre comercio entre España y las Indias; se emprendieron reformas en el fisco y en la propiedad y estructura agraria buscando la mejora de la productividad; se lograron grandes éxitos en el terreno científico y mejoraron las comunicaciones en todo el país. Asimismo, Carlos III desarrolló una importante actividad constructiva en Madrid para convertirla en una gran corte europea, lo que le valió el popular calificativo de mejor alcalde de Madrid.
Su peor momento fue el debido al Motín de Esquilache, causado por la carestía de grano y por la rapidez con la que se llevaban a cabo las reformas. La situación fue aprovechada por los grupos de poder más conservadores y la tensión se elevó hasta el punto de que el rey tuvo que prescindir del propio marqués de Esquilache, uno de sus más fieles colaboradores que había traído de Nápoles. Este episodio también sería determinante en la expulsión de la Compañía de Jesús de los dominios hispanos y su posterior supresión, decretada por el papa Clemente XIV.
Documentos RNE, con guión de Modesta Cruz, recorre la vida y la obra política del rey ilustrado con los testimonios de Roberto Fernández, rector de la Universidad de Lleida y autor de la biografía, Carlos III. Un monarca reformista, y de los catedráticos de Historia Luis Ribot, Carlos Martínez Shaw, Carmen Sanz y Francisco Javier Puerto.
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