Un recorrido por la T4 del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas
- Elena Mayoral, directora del aeropuerto, nos guía por la terminal
- Mejorar la experiencia del pasajero es uno de sus objetivos
- El arquitecto Carlos Lamela vio en la T4 una oportunidad "única"
- Hablamos de 2006 y de desiertos, con el geólogo Juan P. Rodríguez-López
Por lo que significa como lugar de paso y como espacio arquitectónico, por todas las historias que en él se entremezclan, por los sentimientos que conjuga, de ilusión, pero también de nostalgia… Memoria de delfín pasa su última madrugada recorriendo el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas; concretamente, la terminal T4, que registró su primer vuelo el 5 de febrero de 2006.
Arturo Martín y su equipo se pasean por sus diferentes áreas, incluida la sala VIP, la torre de control que dirige a los aviones ya en tierra, y la kilométrica zona de tratamiento de equipaje, puntos a los que nos acerca Patricia Costa.
Y lo hacen escoltados por Elena Mayoral, directora del aeropuerto desde 2013. “En estos momentos, trabajamos en la experiencia del pasajero. El mayor éxito será que un viajero pase por el control de seguridad y, prácticamente, no se dé cuenta”, explica la ingeniera aeronáutica.
Del papel que la arquitectura juega en todo ello se ha encargado Estudio Lamela, coautor de la T4. “Esta oportunidad se da una vez cada mil vidas”, apunta Carlos Lamela, curiosamente un hombre que soñaba con ser piloto y que siempre ha sentido una gran afición por la aviación.
Repasamos las trayectorias de ambos invitados, lo que la T4 y Barajas han significado en sus carreras, y hablamos de la futura ampliación de la terminal. “Cuando se hizo el proyecto, se proyectó ya la posibilidad de un segundo satélite”, subraya Lamela.
Con Elena Mayoral descubrimos el verdadero “cerebro” de estas instalaciones, “el centro de gestión aeroportuaria”, en el que trabajan “cerca de setenta personas”, explica.
En la segunda hora de programa, Antonio Vicente rescata el atentado que ETA perpetró, precisamente, en una de las torres de aparcamiento de la recién estrenada T4, en 2006, año en el que, por otro lado, asistimos al conflicto de las caricaturas de Mahoma.
Mientras tanto, la ONU conmemoraba, por primera vez, el Año Internacional de los Desiertos y la Desertificación, un tema que conoce muy bien el geólogo Juan Pedro Rodríguez-López. “Me apasionan porque, en algunos casos, conviven incluso con glaciares, y se producen interacciones muy interesantes entre el agua del deshielo y las dunas de las cuencas”, afirma desde Emiratos Árabes, previo repaso de Sonia Castelani a los desiertos más espectaculares del mundo.
Y para espectacular, la televisión de aquel 2006, cuando el loco de la colina, Jesús Quintero, inundó La 1 con sus interminables silencios.
El punto final lo escribe Juan Otero con las letras del inigualable Back to black de Amy Winehouse, su segundo y último disco, el álbum que la consagró, y el que la mantendrá para siempre en nuestra memoria.