The Prodigy, la electrónica con actitud del rock
- Keith Flint, vocalista de la banda, ha muerto a los 49 años de edad
- The Prodigy ha sido un torrente de energía, provocadora y audaz
Irrumpieron en la escena musical con toda la fuerza del rock sin ser una banda del genero. Lo suyo era la música electrónica a toda velocidad. Esa suerte de catarsis que son todos sus discos y que, desde luego, han sido todos sus conciertos; el puente perfecto entre ambos géneros.
Para cuando publicaron su impúdico y locuaz The fat of the land, iban camino de convertirse en nuevas estrellas globales. Aquel disco fue para muchos la evidencia de que había otra forma de hacer música. Y así fue. Tocados por la magia de la innovación, empezaron en la última década del siglo pasado poniendo los ordenadores a hacer música a toda pastilla.
Solo que en su caso, como con Underworld, fue como una epifanía. Una nueva manera de concebir la música camino del siglo XXI. Un torrente de energía, provocadora y audaz, para señalar el punto de encuentro entre el rock y la música electrónica.
Lo siguiente fue una nueva posición en la música y la cultura popular alumbrada a base de actitud punk, de bases rítmicas trepidantes y de poderosa, muy deslumbrante, imagen. Una imagen superlativa creada precisamente por el desaparecido Keith Flint, el cantante de la banda. Sus actuaciones eran una apisonadora de patrones rítmicos sobre los que flotaban fraseados de hip hop y el tecno rock más implacable.
Actuaron en repetidas ocasiones en nuestro país. Pasaron por festivales como el Festimad, FIB o el BIME de Bilbao hace dos años. Su discurso creativo siempre ha sido de toneladas de decibelios. Recuperando el tempo emocional de los grandes eventos del rock con la vigencia contemporánea de los sonidos digitales. Ya no volvieron a ser lo que habían sido.
El negocio cultural es así de salvaje y dinámico. Pero siempre mostraron la misma pasión. En algún momento decidieron rentabilizar como marca su sonido y dejaron de innovar nuevas propuestas. Y, claro, el mundo de la música había cambiado. Lo insólito se volvió común. La distopía del mundo pobló toda la creatividad joven y The Prodigy dejaron de ser la sorpresa de antaño. Aunque lo cierto es que no dejaron nunca de actuar ni de publicar discos. El último No tourist. Tan The Prodigy como siempre.