Ahmet Altan | Nunca volveré a ver el mundo
- ¿Es posible viajar lejos encerrado en una celda de máxima seguridad?
- El escritor turco, condenado a cadena perpetua, puede traspasar muros y rejas
Sin salir de su mazmorra, el autor puede despertarse cada mañana en el jardín de su infancia, o en las orillas del Danubio, o en el París de Irma la Dulce, o en el Moscú de Doctor Zhivago. Ahmet Altan se descubre perfectamente capaz de recorrer todos los mundos a pesar de saberse encerrado hasta la muerte en la crueldad animal de una cárcel turca.
Permitir que se desate esa esquizofrenia controlada tal vez sea la única terapia posible de supervivencia ante la pena de cadena perpetua impuesta contra él por el imperdonable delito de escribir; la única forma de mantenerse con vida, aun consciente de que nunca volverá a contemplar el mar o el amanecer, ni a abrazar o besar a nadie, ni siquiera a abrir una simple puerta por sí mismo.
“«Pasaremos el resto de nuestras vida aislados en un cubículo de tres metros de largo por tres de ancho. Solo nos sacarán a ver la luz del sol una hora al día. Nunca nos indultarán y moriremos en una celda. Esa es la sentencia. Me condenan como al héroe de mi novela. Yo escribí mi propio futuro. Extiendo las manos. Me ponen las esposas. Jamás volveré a ver el mundo; jamás volveré a ver un cielo que no esté enmarcado por los muros de un patio. Me voy al Hades». “
Qué ingenuos. No se puede encerrar a un escritor.