España en funciones: nuevas elecciones, misma 'precariedad' laboral en la cultura
- Iñaki Guevara (Unión de Actores y Actrices) lamenta el impacto del bloqueo político en el Estatuto del Artista
- El Museo del Prado y el INAEM, igualmente afectados por la repetición electoral
En el último Consejo de Ministros antes de las elecciones del 28A, el Gobierno entonces en plenos poderes aprobó una medida incluida en el Estatuto del Artista largamente demandada por autores como Forges y Javier Reverte: poder compatibilizar la pensión de jubilación y los ingresos por derechos de autor. El Estatuto del Artista salió adelante en el Congreso de los Diputados con unanimidad en enero, fruto del consenso que la Comisión de Cultura eligió y practicó como extraño método de trabajo en un parlamento bronco. Desde aquel Consejo de Ministros en vísperas electorales, el Estatuto del Artista no se ha desarrollado más.
Sin formación de Gobierno y con repetición electoral, los trabajadores de la cultura esperan a que la nueva legislatura sirva para que se vayan aplicando las medidas fiscales y laborales que faciliten el desempeño de una profesión a menudo intermitente por naturaleza. "Esto afecta a que no se solucione la precariedad de los trabajadores de la cultura", lamenta Iñaki Guevara, secretario general de la Unión de Actores y Actrices, en declaraciones a Radio Nacional.
La Unión de Actores y Actrices ha sido una de las organizaciones culturales más activas en defender la necesidad del estatuto del artista. Guevara va más allá de este texto consensuado en el Congreso de los Diputados y se fija en la prórroga de los presupuestos generales del estado: "No hay nuevas inversiones, con lo cual todo el tejido de los trabajadores del sector cultural se resiente".
A la espera de nuevos presupuestos generales está también el museo del prado. En julio, cuando Javier Solana fue nombrado presidente del Real Patronato del Museo Nacional, el exministro de Cultura señaló como prioridad la ampliación del Prado con el proyecto de Norman Foster para el Salón de Reinos. Sin la partida presupuestaria necesaria, las obras para expandir el campus prado deben esperar.
Paciencia o resignación también la de quienes quieren una ley de mecenazgo. Las intenciones de los partidos políticos indicaban que esta legislatura moribunda iba a ser la gran oportunidad para esta norma. Al fin. Pero no, habrá que confiar en el congreso que salga del 10N para ver qué incentivos fiscales son capaces de pactar para fomentar la implicación privada en la financiación de la cultura.
También quedan a la espera dos proyectos en los que trabajaba el ministro de Cultura, José Guirao, ahora en funciones. Por un lado, la ley del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM). Una ley de autonomía, como la que regula el prado o la biblioteca nacional, que un grupo de trabajo consideró la mejor opción para adaptar el funcionamiento del INAEM a las necesidades de las artes escénicas y no al revés, para mejorar el trabajo de la compañía nacional de danza o el centro dramático nacional.
La ley del INAEM no ha tenido tiempo de llegar al consejo de ministros, como tampoco lo ha tenido la reforma puntual que Guirao planeaba para la Ley de Patrimonio Histórico de 1985. En el tercer país con más patrimonio mundial de la Unesco y el primero con más premios Europa Nostra, no solo ha quedado en el cajón está actualización legislativa, sino que tampoco está regulada la profesión de conservador-restaurador. Las asociaciones que los representan, como ACRE, también esperan que haya una España más en funcionamiento que en funciones.