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Ópera en Radio Clásica

'La flauta mágica' en una producción del Festival de Glyndebourne

  • Radio Clásica ofrece esta ópera de Mozart, este sábado 14 a partir de las 19 h (CET)
  • Se trata de una producción del Festival de Glyndebourne que contó con David Portillo, Sofia Fomina, Björn Bürger y Brindley Sherratt y Caroline Wettergreen

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'La flauta mágica' de Mozart, en una producción del Festival de Glyndebourne
'La flauta mágica' de Mozart, en una producción del Festival de Glyndebourne

Este sábado 14, Radio Clásica ofrecerá La flauta mágica de Mozart, en una producción del Festival de Glyndebourne, a partir de las 19 h (CET) en Maestro cantores.

Desde luego, existen pocas óperas tan conocidas, revisadas, interpretadas, puestas al día, vueltas del revés como La flauta mágica. Considerada, a veces, de manera errónea, como una obra para los niños, cargada en otras ocasiones de interpretaciones que hipertrofian su simbología, se olvida muy a menudo que el Singspiel de Mozart es, por encima de todo, una historia de amor que, además, distingue muy bien a sus protagonistas, los nobles (la pareja formada por Tamino y Pamina) y los rústicos (como contraste, la de Papageno y Papagena), aunque unos y otros vayan en pos de la misma meta y deban superar las pruebas que hacen que el dueño de sus vidas sea al final quien decida su destino desde el trono. Se trata de certificar el amor humano de una manera que corresponde a las normas de un amor universal.

'La flauta mágica' de Mozart, en una producción del Festival de Glyndebourne

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La flauta mágica es –por utilizar un término caro a la literatura- una ópera de formación que se salta etapas previas para centrarse en las pruebas superadas como elemento diferenciador. Como en toda prueba convenientemente codificada, hay un árbitro, el sabio Sarastro, que es quien decide el cómo y su resultado. Y todo ello en sintonía con el lenguaje de la época, con las ideas del Siglo de las Luces y, desde luego, con la concreción de la armonía universal que propugna la masonería a la que el músico y su libretista, Emanuel Schikaneder (el primer Papageno) -compañeros de logia, además-, pertenecían.

'La flauta mágica' de Mozart, en una producción del Festival de Glyndebourne

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El compositor salzburgués empieza a trabajar en su ópera en la primavera de 1791. A esas alturas ya no parece haber demasiado interés por su figura y, de hecho, La flauta mágica estará destinada a un teatro de barrio, el Freihaustheater, en el arrabal vienés de Wieden, donde será estrenada el 30 de septiembre de 1791. Mientras compone esta ópera –solo en Viena, y después de haber empeñado hasta los muebles de su casa- irá tirando para pagar las deudas con algunos encarguitos, como las obras para reloj mecánico o para armónica de cristal. Aunque también, en esos mismos días en los que emplea casi todos los esfuerzos en la nueva ópera, escribirá para el editor Johann Tost páginas como el Quinteto de cuerdas, K. 614, y, seguramente para la catedral de San Esteban, el motete Ave verum corpus. Es decir, junto a trabajos puramente alimenticios, algunas piezas maestras.

El asunto está emparentado con el de otra obra de Mozart: la música incidental para Thamos, rey de Egipto, estrenada en 1773 y retocada seis años más tarde. También hay rasgos en el texto del Oberón de Wieland y de Lulu o la flauta mágica del mismo autor, otras dos muestras de la posible confluencia entre la fantasía y la razón de cara a un desenlace moral. La obra contiene numerosos momentos que revelan una genialidad sin paliativos. Por ejemplo, la escena de la prueba definitiva para Tamino y Pamina anunciada por los dos hombres armados o guardianes; uno de los momentos culminantes de toda la ópera, donde la sombra de Bach (un autor al que Mozart se estaba dedicando con ahínco en aquellos años, como prueban sus composiciones de esta época) asoma con algo más que timidez por esta obra mayor de la creación universal.

'La flauta mágica' de Mozart, en una producción del Festival de Glyndebourne

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La versión que podremos escuchar fue recogida por los micrófonos de la BBC el 27 de agosto del pasado año en los Proms londinenses. Se trata de una producción del Festival de Glyndebourne que contó con el tenor norteamericano David Portillo y la soprano rusa Sofia Fomina en la pareja protagonista, con el barítono alemán Björn Bürger como el simpático Papageno y el bajo inglés Brindley Sherratt como el buen Sarastro. La soprano noruega Caroline Wettergreen dará vida a la terrorífica (en todos los aspectos) Reina de la Noche.

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