Por qué cuesta tanto leer y escribir durante el confinamiento
- La psicóloga Pilar Varela explica que "la atención es vulnerable a las influencias de las emociones"
- El escritor Manuel Vilas cree que la literatura plasma la vida y "al no existir la vida lo que se dice en los libros cae en un vacío"
La dificultad para concentrarse en un libro durante el confinamiento parece que está siendo algo habitual y extendido entre los españoles, ¿por qué?.
Sucede de manera muy habitual que la realidad nos absorve y nos dificulta fijar la atención en algo que requiera un esfuerzo intelectual.
Esto es así porque "el pensamiento tiene que estar despejado para poder concentrarse en ciertas actividades como la lectura", según ha explicado en Las mañanas de RNE con Pepa Fernández la psicóloga Pilar Varela, quien también recuerda que "la atención es vulnerable a influencias provocadas por las emociones, buenas o malas, una alegría grande o una preocupación profunda como la que estamos viviendo ahora: zozobra, ansiedad, tristeza...".
Y Varela continúa: "todo esto es más que una distracción, es una interferencia emocional. La voluntad quiere leer pero la emoción no quiere. Uno lee pero no se entera de lo que está leyendo".
Y si no se puede leer en el confinamiento, aún parece más difícil concentrarse para escribir.
El escritor Manuel Vilas lo manifestó en Twitter a finales de marzo, cuando a penas contábamos dos semanas de aislamiento en casa.
El autor de Ordesa y finalista del Premio Planeta 2019 por Alegría afirma que ha notado que su capacidad de trabajo como escritor "ha disminuído considerablemente" y cree que es debido "a una angustia o a un nerviosismo medioambiental que hace que cualquier labor intelectual resulte dificultosa".
Este argumento estaría en la línea de la respuesta psicológica que apuntaba Varela, pero ¿cuál sería la explicación desde el punto de vista literario?
Vilas responde: "Al no existir la vida social, todo aquello que se hace con miras a que tenga una plasmación social, pierde motivación", continúa el escritor, "la literatura es una plasmación de la vida, al no existir la vida todo lo que podamos decir en los libros cae como en un vacío, en un abismo".
Y sentencia el autor de poemarios como Resurrección, Calor o El hundimiento: "La vida no está entera y al no estar entera la vida, la literatura tiene ese agujero en su corazón".