Miguel Ríos: bienvenidos a la historia del Rey del Rock
- Soplamos las velas de su 76 cumpleaños entre anécdotas y recuerdos
- En 1962 inaugura una discografía que llega hasta Symphonic Ríos (2018)
- En ese año, el padre Ángel funda la ong Mensajeros de la Paz
Le damos la bienvenida, cómo no, aprovechando la letra de su éxito incluido en Rock & Ríos (1982), como buenos hijos del rock and roll y aliados de la noche que somos en este programa. Un tema, “Bienvenidos”, compuesto junto a Tato Gómez, “cuatro acordes, que me parecieron mágicos”, y que hicieron posible “uno de los momentos más luminosos de mi carrera”, con el que quería dar las gracias a los seguidores que lo han sostenido a lo largo de casi sesenta años de carrera.
El primer público: el formado por sus compañeros de coro en los Salesianos, donde ya cantaba, y donde estudió hasta los 14 años; y los vecinos del barrio granadino donde se crió, Cartuja, “el más crítico”. “Más que afición, era una emoción lo que yo sentía”, confiesa Miguel Ríos a Arturo Martín.
Y de ahí al trampolín que supuso su primer trabajo en una tienda de discos, “porque recibíamos a los representantes de las compañías discográficas. Uno de ellos me había oído cantar en Radio Granada, y se llevó una demo a Madrid”, continúa.
Así es como aterriza en la capital, en los años 60, y como empiezan a fluir grandes títulos como “El Río”, “Vuelvo a Granada”, y el mayor hito de su trayectoria, “Himno a la alegría”, del que vendió siete millones de copias. “No puedo atribuirme el éxito de la canción como creador de la idea, sólo asumo la forma en la que la canté y el grado de emoción, que era muy transmisible”, reconoce con humildad.
Poco a poco llegamos a los 70, a giras como La Noche Roja, que él mismo produjo y dirigió; y a sus años dorados, los 80, con álbumes como Rocanrol Bumerang, y proyectos televisivos paralelos en TVE, al frente del programa Qué noche la de aquel año, que permaneció 27 semanas en antena. “Me di cuenta de que había formas de reciclarse para dejar descansar al propio mercado. Las giras eran muy seguidas, y temía que la gente pudiese hartarse de mí”, apunta.
Pero nadie se cansó, y llegaron los 90, la gira El gusto es nuestro –con Ana Belén, Víctor Manuel y Serrat-, una de las más multitudinarias de nuestro país, que repitieron dos décadas después, y en la que “demostramos que los cuatro podíamos meternos en el mundo del otro”.
Dijo eso de Vuelvo a Granada, en 2003; y seis años más tarde comenzó una anunciada paulatina despedida con Memorias de la carretera, seguida de Bye Bye Ríos (2010), de Symphonic Ríos (2018), y ahora con nuevos proyectos en marcha. Porque sí, Los viejos roqueros nunca mueren, como ya advertía en su álbum de 1979.
Concluida esta entrañable hora de radio junto al padre del rock en español, regresamos a 1962 con Mara Peterssen para asistir a las primeras campanadas retransmitidas en TVE.
Un ambiente que también recrea Alberto Maeso en su repaso a la televisión del momento, para recordarnos que, salvo en 1973, cuando se trasladaron a la Plaça Sant Jaume de Barcelona, las uvas siempre mantuvieron un mismo escenario: la Puerta del Sol.
1962: nace Mensajeros de la Paz
Al ambiente festivo de aquella Nochevieja, le seguirían, sin embargo, unos meses nada fáciles para organizaciones recién creadas como Mensajeros de la Paz, a la que nos aproximan Sonia Castelani y su propio fundador, el padre Ángel García. “Entonces había muchos niños huérfanos, hambre, tristeza… Habíamos salido recién ordenados sacerdotes, y teníamos el privilegio de trabajar con los más desfavorecidos: los portugueses que venían a hacer las carreteras, los gitanos, pequeños que habían perdido a los padres en las minas o en el monte por causas políticas… Quisimos poner ese grano de servidumbre”, recuerda en Memoria de delfín.
En la cara amable, en lo musical, Juan Otero nos invita a conocer un poco mejor a artistas como Sam Cooke, el Rey del Soul, autor de temas como "A change is gonna come", "Wonderful world", "Chain gang" o "Twisting' the night away".