Cuando el cuerpo de la mujer se usa como un arma más en las guerras
- Este viernes se celebra el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos
- Un método de guerra deliberado y planificado dirigido contra la mujer principalmente
Este viernes 19 de junio se celebra el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos, un tipo de crimen que se denuncia poco y que la pandemia de la COVID-19 ha situado aún más en la sombra, tal como ha alertado Naciones Unidas.
"La COVID-19 obstaculiza la posibilidad de que las víctimas denuncien la violencia sexual y exacerba aún más las barreras estructurales, institucionales y socioculturales existentes para denunciar tales delitos".
Atacar a la mujer para dañar los valores de su comunidad
Tal y como lo define la ONG Manos Unidas, la violencia sexual relacionada con los conflictos abarca las violaciones, la esclavitud sexual, la prostitución forzada, los embarazos forzados, la esterilización forzada y cualquier otro acto de grave violencia sexual contra personas que tienen una vinculación directa o indirecta con un conflicto.
Es un método de guerra deliberado y planificado que puede afectar a mujeres, hombres, niñas y niños, aunque se dirige mayoritariamente contra las mujeres: violarlas, prostituirlas o casarlas forzadamente significa atacar la cultura y a los valores de toda la comunidad a la que pertenecen. Las congoleñas son las más afectadas, también es una práctica habitual en Sudán del Sur, Yemen o Siria.Y apenas se castiga.
Según datos publicados por la Organización Mundial de la Salud a finales de 2018, una de cada tres mujeres en el mundo ha sido violada, golpeada o sometida a cualquier otro tipo de abuso. La violencia sexual sigue siendo, además, utilizada como una táctica de guerra y como herramienta de represión política por grupos armados y agentes estatales.
Alejandro Olivares, vocal del Tribunal Militar Territorial Tercero, aclara en esta entrevista cómo están tipificados estos delitos y cómo se puede denunciar, por ejemplo, una violación cometida en un contexto de guerra.
Cuando los conflictos se alargan, la violencia sexual deja de ser un arma para formar parte de la normalidad. Y eso es lo que pasa según la ONU en países donde se superaron guerras como en Costa de Marfil, Bosnia o Nepal; o en los que todavía viven bajo la violencia como Yemen, Siria, Colombia, Sudán del Sur o la República Democrática del Congo.
En 2018 la activista yazidí Nadia Murad y el doctor congoleño Denis Mukwege recibieron el Premio Nobel de la Paz por su labor destinada a la protección de las personas que sufren violencia sexual en conflictos armados. En esta entrevista Mukwege explica el fondo que ha puesto en marcha, destinado a indemnizar a estas víctimas.