Sáenz de Oíza, tensión y pasión por la arquitectura
- Apasionado y singular, Sáenz de Oíza fue uno de los arquitectos más influyentes del siglo XX
- Proyectó desde barriadas sociales hasta edificios icónicos como Torres Blancas en Madrid
Se cumplen veinte años de la muerte de Francisco Javier Sáenz de Oíza, uno de los arquitectos más importantes del siglo xx. Fecha conmemorada por la exposición Sáenz de Oíza. Artes y oficios, del Museo ICO de Madrid, hasta el 23 de agosto.
Nacido en la localidad navarra de Cáseda en 1918 y criado en Sevilla, su familia se trasladó a Madrid en los años treinta para que él pudiera estudiar Arquitectura, una disciplina por la que mostraba una gran vocación. La muerte de su padre y la guerra civil retrasaron sus planes, pero logró terminar la carrera con premio especial y la concesión de una beca para pasar un año en Estados Unidos, de donde volvió cautivado por su nivel técnico de construcción.
Sus primeros trabajos se sitúan dentro de la estética racionalista abandonando el historicismo propio de la época. Junto a su amigo Luis Laorga, realiza la basílica de Aránzazu en Oñate, un proyecto en el que participaron artistas como Chillida, Luis Muñoz y Jorge Oteiza, con el que fraguó una gran amistad. En Oñate conocerá a María Felisa Guerra, con la que se casó en 1956. El matrimonio tuvo siete hijos, cuatro de ellos arquitectos.
En los años cincuenta, Oíza se dedica a la construcción de vivienda social en Madrid –Fuencarral, Entrevías, Batán…-, unos proyectos que tratan de combatir el chabolismo de la época y que están realizados con los mínimos medios.
Luego conoce a los Huarte, una familia de constructores navarros próximos al franquismo, que tendrán gran influencia en su carrera. Oíza trabajó para ellos en diferentes proyectos de marcado carácter elitista, entre los que destaca el de Torres Blancas; un proyecto de dos torres en Madrid, que finalmente se quedó en una, destinadas a viviendas de lujo para que Oíza diera rienda suelta a su talento. Será su obra más personal; una torre de formas redondeadas, que parece situarse fuera del tiempo, y que ha llegado a convertirse en uno de los edificios icónicos de la capital. Otro edificio simbólico es la Torre del Banco de Bilbao en el paseo de La Castellana. Un edificio de oficinas acristalado de treinta plantas, que ya buscaba las alturas de los rascacielos.
Oíza fue una personalidad polémica, pero su proyecto más controvertido será el edificio conocido como La cárcel o El ruedo en la M-30 de Madrid. Un bloque destinado al realojo de los chabolistas del Pozo del Huevo, donde hizo un diseño cerrado hacia el exterior –con diminutas ventanas- para evitar el ruido de la M-30, pero abierto hacia el interior. Despertó fuertes críticas de sus moradores que Oíza enfrentó en persona.
Oíza mostró siempre una gran vocación por la enseñanza. Daba clases en la Escuela de Arquitectura; temido y respetado a la vez, se convirtió en una leyenda para varias generaciones de arquitectos. Su vehemencia y su pasión contagiaban a todos, que buscaban cómo colarse en sus clases siempre abarrotadas.
Con guión de Modesta Cruz, Documentos RNE recorre su obra y su vida a través de sus propios testimonios. Para conocerle mejor intervienen sus discípulos Antón Capitel, Eduardo Mangada y Rafael Moneo. Con su hijo, Javier Sáenz Guerra, profundizamos en sus aspectos personales.
Documentos RNE se emite los viernes, de 23 a 24 horas, por Radio Nacional.