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Reportajes RNE

Frío, Calle y COVID-19: El "quédate en casa" de las personas sin hogar

  • Las ventanillas cerradas y la atención telemática complican aún más la situación de los excluidos durante la pandemia
  • El sinhogarismo es el mayor indicador visible de pobreza de nuestra sociedad

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Reportajes RNE - Frío, calle y covid: el "quédate en casa" de las personas sin hogar

Más de 30.000 personas viven en la calle en España, según la fundación HOGAR SÍ. Datos que pueden quedarse cortos por culpa del avance y, por el momento, no freno de la pandemia.

Jesús, residente temporal en un centro de acogida del SAMUR Social, lamenta que cuando estás en la calle "no tienes nada, no tienes una cama, una ducha, amigos y estás vacío”. Paqui, en el mismo centro, dice estar “cansada de dar tumbos” y de que sea mirada como si fuera "leprosa". Es la aporofobia, palabra del año 2017 para la FundéuRAE de la que seguimos teniendo gran constancia puesto que, aunque hayan transcurrido tres vueltas al sol desde entonces, fuera sigue haciendo mucho frío. En definitiva, es el miedo al pobre, algo de lo que sabe mucho Esther, con 15 años de calle a sus espaldas. Con ella ha hablado Luisa Pérez.

Un hogar es "la base para construir nuestra vida", señala Maribel Ramos, subdirectora de HOGAR SÍ que hace años puso en práctica el programa Housing First, "el hogar, primero". Ella reclama arreglar la problemática desde un punto de vista estructural y pide “soluciones permanentes”. “Un cambio de paradigma en el que ya están los servicios sociales”, asegura Alejandro López, director general de Emergencia Social del Ayuntamiento de Madrid.

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Maribel Ramos añade que al declararse el estado de alarma en marzo, todos asumimos el "quédate en casa" como propio. Todos salvo el universo que compone el sinhogarismo: "Nosotros nos preguntamos, ¿Qué casa?". La brecha asistencial queda revelada por las 8.000 plazas ofrecidas este año por administraciones con motivo de la pandemia.

El primer peldaño de la recuperación para el sinhogarismo es un centro de acogida

Entrar en el sistema de acogida es un primer paso que a veces no resulta fácil, denuncia Orlando, venezolano que recaló en España en pleno confinamiento. Los migrantes son uno de los principales colectivos azotados por la crudeza de la pandemia: “A ellos se les exige agradecimiento y sumisión”, critica Javier Baeza, párroco del centro pastoral San Carlos Borromeo. "Las ventanillas cerradas y la atención telemática han complicado aún más las cosas a los excluidos durante la pandemia", explica Rebeca Martínez de Diego, responsable de un centro de información y acogida de Cáritas.

En esta situación existe un obstáculo más al margen de la dificultad que tienen los migrantes para acceder a centros de acogida, puesto que no hay papeles, tampoco trabajo y miles de personas, muchas de ellas mujeres cuidadoras o asistentas, se han visto en la calle de un día para otro. Son los nuevos pobres, como Toni, que hasta ahora encadenaba empleos precarios, o Ana, víctima de violencia de género que ha acabado en un centro de Cáritas. Son un 17% más que hace un año y a todos les une el miedo, la desesperanza y la soledad.