El éxodo ucraniano, un avance a cuentagotas en su frontera: "Me impresiona el pánico a mi alrededor"
- Anna, Gliik o Patrick son ejemplos de la transversalidad del éxodo ucraniano mientras la miseria llueve en el país
- Rusia - Ucrania, la guerra en directo | Sigue la última hora
Las víctimas directas de las operaciones militares, tras los bombardeos y crueles enfrentamientos, no son las únicas que dejan bajas en un contexto bélico como es la guerra en Ucrania. La ONU cifra ya en más de 360.000 las personas que han salido del país desde que Putin ordenara la invasión la madrugada del pasado jueves. Unos números que no incluyen los desplazamientos internos, que ya cuentan con 160.000 personas que huyen de la guerra sin escapar del todo de ella.
El trasiego migratorio es agónico, ya que los intentos de cruzar las fronteras occidentales, sobre todo de Polonia, van más lentos de lo esperado. Lo han comprobado Aurora Moreno y Federico Lasauca, enviados especiales de Radio Nacional de España a Ucrania. El miedo a perder la vida es tan universal y diverso como las historias que hay detrás de las personas que han querido hablar al micrófono de RNE.
Escapar de los disparos con lo necesario: “Solo nos llevamos las cosas vivas”
Anna salió de Kiev escapando de los disparos con su familia y su perrita, siendo consciente de la relatividad que significa estar vivo: "Solo nos llevamos las cosas vivas", afirma insistentemente. Donde vivía se registraban batallas y los puentes los volaron, así que avanzaron por el campo. Huyeron porque vivían cerca de la fábrica que construían los Antónov, aviones punteros ucranianos de gran tamaño, por lo que temían que la fábrica fuera un imán para las bombas rusas.
La desolación es más cruda con los niños, como Gliik, de 11 años, que también insiste en arrimarse a la vida al acoger a su hámster en una caja de cartón, de la que no se separa: "Estoy impresionado por el pánico que siento a mi alrededor", lamenta.
Su familia vivía junto a una fábrica de productos químicos y han huido porque temían que pudiera ser bombardeada. Han pasado cuatro días en la carretera, durmiendo donde han podido. En la región de Ternópil, por ejemplo, tuvieron que pasar la noche en un refugio "por las bombas que sonaban y amenazaban”, asegura.
Cuando buscar un refugio se complica tras ocho años
Patrick pertenece a una familia de congoleños que vive en Ucrania desde hace ocho años y ahora huyen a pie. Su familia ha cogido un tren gratuito para refugiados, pero solo pueden subir mujeres y niños. Él tiene que ir a pie. No sabe dónde irá cuando haya cruzado a Polonia. “Estaré en cualquier sitio de Europa donde me dejen quedarme”, explica Patrick.
Anna, Gliik o Patrick son ejemplos de la transversalidad del éxodo ucraniano, un avance a cuentagotas mientras la miseria llueve en el país, creciente conforme pasen las horas y mientras no cesen las hostilidades del Ejército ruso.
El comisario Europeo de Gestión de Crisis, Janez Lenarciz, explica que Europa se enfrenta a "la mayor crisis humanitaria en muchos años", y calcula que este conflicto dejará siete millones de desplazados.