Bayreuth 98
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Götterdämmerung (El ocaso de los dioses)


ópera en un prólogo y 3 actos

3ª jornada de la tetralogía El anillo del nibelungo (Der Ring des Nibelungen)

Prólogo

Sobre la roca de Brunilda, en la noche silenciosa, las tres nornas trenzan el cable de oro del destino, cuando, de pronto, los hilos se enredan y el cable se rompe: la clarividencia de loas tres hermanas se extingue. Huyen, despavoridas, para reunirse con Erda en el seno de la tierra. Ya en pleno día, llega Sigfrido, armado, con su esposa. Ella le ha transmitido su ciencia sagrada y lo ha hecho invulnerable. Sigfrido le entrega, como prenda de fidelidad, el anillo conquistado a Fafner. A cambio, ella le da a Grane, su soberbio corcel.

Acto I

Cuadro 1º

Palacio de los guibichungos junto al Rin. Hagen, hijo de Alberich y Grimhilde, la antigua soberana de este reino, aconseja a sus medio hermanos, Gunther y Gutrune, herederos legítimos de aquella, la forma en que podrían aumentar su poder si se casasen con Brunhilde y Sigfrido, respectivamente, aunque sólo el joven héroe es capaz de atravesar las llamas, que separan a la hija de Wotan del resto de los humanos. Entonces sugiere, que Gutrune le ofrezca una bebida con un filtro amoroso para que olvide a Brunilda. De pronto se oye a lo lejos el cuerno del héroe. Los hombres lo reciben amistosamente. Hagen le pregunta si es cierto que posee el tesoro del nibelungo. Sigfrido le confía que sólo tomo la malla y el anillo. El primero no sabe para qué sirve, y el segundo se lo ha dado a una mujer maravillosa. Hagen le enseña cómo usar la malla. Aparece Gutrune y le ofrece de beber el filtro. Tan pronto como lo prueba, el héroe se siente atraído irresistiblemente por la joven. Entonces le pregunta a Gunther si tiene esposa. Al mencionar éste que sólo le interesa Brunilda, Sigfrido se ofrece a ayudarle a conseguirla si a cambio le deja casarse con su hermana. Los hombres juran un pacto de sangre bajo la mirada calculadora y astuta de Hagen, y se disponen a partir en busca de Brunilda, a la que Sigfrido, con la ayuda de la malla, hará creer que es el mismo Gunther el que la rapta. Al salir, Gunther ordena a Hagen que vigile el palacio, mientras Gutrune sueña con el amor del héroe. El hijo de Alberich piensa que él será el único vencedor cuando obtenga el anillo del nibelungo.

Cuadro 2º

El mismo decorado del prólogo. Brunilda, extasiada, contempla el anillo que le ha dado Sigfrido. De pronto escucha que alguien se acerca. Es su hermana Waltraute, la que, desobedeciendo la prohibición de Wotan de visitarla, le cuenta que ni las walkirias ni los héroes del Walhalla salen ya a luchar. Tras ordenar a estos últimos que talasen el fresno del mundo y rodeasen el palacio con su leña, Wotan envió a un par de cuervos a buscar noticias, reunió a los dioses, y se quedó callado. Entonces, en un momento de debilidad, le oyó decir que si devolviese el anillo a las hijas del Rin, los dioses y el mundo se verían liberados de la maldición. Luego le pide a su hermana que arroje el anillo al río, pero para Brunilda la joya es la prenda del amor de Sigfrido. El sacrificio es demasiado grande y prefiere que se hunda el Walhalla a desprenderse de ella. Waltraute se aleja diciéndole que también sufrirá. Empieza a caer la tarde cuando se escucha el cuerno de Sigfrido. Cuando Brunilda corre a recibirlo es otro hombre el que se encuentra. El hombre, bajo el encantamiento de la malla, ha adoptado la figura de Gunther, y afirma estar dispuesto a desposarla. Cuando la hija de Wotan invoca la protección del anillo, el hombre se lo arranca y la hace entrar en la cueva. Sigfrido invoca a Nothung para que los separe en el sueño y él no traicione el juramento filial.

Acto II

Espacio abierto entre el río y el palacio. Es de noche. Alberich despierta a su hijo y le recuerda que en sus manos tiene la oportunidad de vengarse de todos los enemigos y de acabar para siempre con los dioses, si sabe posesionarse del anillo. Hagen le promete cumplir sus órdenes. Amanece. Llega Sigfrido y cuenta a Gutrune y a Hagen el éxito de la aventura; luego avisa que Gunther y Brunilda están a punto de llegar. Cuando el héroe entra con la dama en el palacio para preparar la doble boda, Hagen convoca a todos los guibichungos a la fiesta y ordena que se hagan sacrificios a los dioses. Gunther y Brunilda son recibidos con cantos de alegría. Cuando la mujer oye el nombre de Sigfrido y le ve, luciendo el anillo del brazo de Gutrune, estalla llena de ira y afirma que el hombre que la ganó para Gunther le quitó la joya. Sigfrido contesta que la obtuvo del dragón. La hija de Wotan le acusa de traición, pero el héroe no recuerda nada. Entonces, éste jura por la lanza de Hagen, que lo que dice es verdad. Otro tanto hace Brunilda, que clama venganza. Creyendo que todo se debe a los nervios de Brunilda, el héroe le pide a Gunther que la haga descansar, mientras él invita a Gutrune y a los guibichungos a gozar de la fiesta nupcial. Brunilda, destrozada por los sentimientos encontrados que la embargan, llena de rabia confía a Hagen que el único punto vulnerable de Sigfrido es la espalda, ya que por su valentía nunca creyó necesario proteger esta parte del cuerpo con su magia. Gunther exige venganza y Hagen idea matar a Sigfrido en una cacería. Al salir la comitiva nupcial, Hagen obliga a Gunther y a Brunilda a unirse a ella.

Acto III

Cuadro 1º

Junto al río, las hijas del Rin echan de menos el oro, cuando de repente aparece Sigfrido, que persigue a un animal de la cacería. Las ninfas prometen darle la pieza si a cambio les regala el anillo, pero el héroe les contesta con una bravata. Luego, siguiendo el juego, se lo ofrece, pero entonces las hijas del río le dicen que se lo guarde, ya que pronto descubrirá la maldición que encierra, y vaticinan que hoy mismo una mujer lo heredará. Cuando se acercan los demás cazadores, el joven les cuenta lo sucedido. Mientras preparan la comida, Hagen le pregunta si es cierto que entiende a los pájaros. Sigfrido cuenta la forja de Nothung, la muerte de Fafner, la conversación con el pajarillo, la posesión de la malla y el anillo, y cómo se deshizo de Mime. Cuando Hagen le da a beber de una copa, donde ha echado unas hierbas que le hacen recordar todo su pasado, Sigfrido cuenta el momento en que conoció a Brunilda, ante el asombro de Gunther, que ahora empieza a comprender la conducta de la hija de Wotan cuando vio al héroe. En ese momento vuelan los cuervos, enviados por el dios, por encima de su cabeza, instante que aprovecha Hagen para herir a Sigfrido por la espalda. El héroe muere cantando a Brunilda. Gunther y los guibichungos, horrorizados, preparan una camilla para llevar el cadáver. Una densa niebla invade el lugar.

Cuadro 2º

Palacio de los guibichungos. Gutrune espera a Sigfrido. Llega Hagen y le dice que su esposo ha muerto por culpa de un jabalí que lo atacó. Al ver la procesión, la joven acusa a su hermano de haberlo asesinado. Éste le dice que fue Hagen. El hijo de Alberich exige el anillo, pero Gunther se opone. Luchan y éste cae muerto. Cuando Hagen va a quitarle la joya al cadáver de Sigfrido, uno de sus brazos se eleva desafiante. Aparece Brunilda y exige venganza, y aunque Gutrune la acusa de ser la causa de todo, pronto se da cuenta de que el verdadero culpable es Hagen. La hija de Wotan ordena preparar una gran pira y colocar el cadáver en su cima, evocando la nobleza y heroísmo de Sigfrido. Luego le quita el anillo y se lo pone ella. Antes de encender la pira, ordena a los cuervos de Wotan que le cuenten al dios lo sucedido, y maldice a su padre. Luego monta en su corcel y salta a la pira. El fuego lo invade todo. El Rin se desborda. Hagen, que de pronto ve a las hijas del río, se arroja a las aguas para rescatar el anillo, pero dos de las ninfas lo ahogan, mientras la tercera sostiene la joya. En lontananza crece el fuego que destruye el Walhalla con todos los dioses dentro. Ahora en el mundo sólo quedan seres mortales.