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En 1966

Fraga, en Palomares

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El 17 de enero de 1966, un avión norteamericano cargado con armas nucleares chocó, mientras repostaba en el aire, con el avión nodriza que le suministraba el combustible. En el momento del accidente sobrevolaban la localidad almeriense de Palomares. Varias bombas cayeron al mar sin estallar, contaminando una amplia zona coin los restos de materiales radiactivos.

Tras el accidente, el por entonces Ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, junto al embajador norteamericano, se bañaron en aquellas aguas para demostrar al mundo -y a la población local- que no había peligro alguno para la salud.

En el accidente de Almería se vieron implicados un bombardero estratégico estadounidense B-52 y un KC-135 de reaprovisionamiento en vuelo (cargado con 110.000 litros de combustible) que colisionaron a 10.000 metros sobre la costa del Mediterráneo mientras intentaban practicar esta operación en el transcurso de unas maniobras de la Fuerza Aérea estadounidense.

El B-52 transportaba cinco bombas termonucleares B28 de 1,5 megatones. Dos de ellas quedaron intactas, una en tierra y otra en el mar. Otras dos bombas restantes cayeron cerca del pueblo y explotó el detonante convencional que portan para conseguir la primera reacción nuclear. Estas explosiones convencionales esparcieron unos 20 kilogramos de plutonio altamente radiactivo por los alrededores. La última bomba se perdió en el Mar Mediterráneo, no habiendo sido recuperada.

La dictadura, bajo presión del Gobierno estadounidense, mantuvo secretos los informes de monitorización médica hasta que el gobierno socialista finalmente los desclasificó en 1986. Aproximadamente el 29% de la población de Palomares presentaba trazas de plutonio radiactivo en su organismo. 

RTVE

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