La cárcel de Carabanchel, símbolo del franquismo
- La cárcel de Carabanchel, demolida en 2008
- Un monumento recordará a los presos políticos de Franco
Tras la Guerra Civil, el régimen de Franco decidió construir un nuevo penal en el que recluir a los represaliados. Las obras comenzaron el 20 de abril de 1940 y hasta su inauguración, cuatro años después, un millar de presos políticos trabajaron forzosamente levantando las paredes.
El edificio, que se cerró en 1998, albergó cerca de dos mil reclusos, la mayoría por causas políticas hasta 1977; y por delitos comunes, después.
Una prisión para represaliados políticos
Los primeros en habitarla fueron los represaliados republicanos; después, los instigadores de las huelgas (como las de las cuencas mineras de Asturias) y simpatizantes de la causa perdida, que pedían donativos entre los compañeros de las fábricas para el Socorro Rojo.
También fueron encerrados los líderes de los incipientes movimientos estudiantiles de los años 50, los primeros sindicalistas, comunistas, anarquistas y socialistas. En los sesenta se llenaron las celdas, sobre todo con el nacimiento de Comisiones Obreras.
Entre los muros de la desolación y la barbarie, vivieron muchos presos, algunos de ellos ilustres como Enrique Curiel, Julián Grimau, Enrique Múgica, Marcelino Camacho, Nicolás Sartorius, Fernando Sánchez Dragó, y tantos otros que dieron su vida por la libertad.
Se ejecutaba a garrote vil
En Carabanchel se ha escrito una de la más triste historia de nuestro país. Entre sus muros, se ejecutaba a garrote vil a los condenados a muerte. También había otra forma de ejecución, el pelotón de fusilamiento. En este caso, se hacía fuera de los muros del recinto, en la tapia de un camposanto próximo a la prisión, cuyos disparos podían oirse desde el penal.
La última vez que se aplicó el garrote vil en la prisión fue en la madrugada del 17 de agosto de 1963 a Joaquín Delgado y Francisco Granados, miembros de la organización anarquista Juventudes Libertarias.
No hacía un año que el dirigente comunista Julián Grimau había salido de su celda de Carabanchel con destino al campo de tiro de Campamento para ser fusilado, el 20 de abril de 1962.
Franco aplicó la pena de muerte hasta el final de sus días
Pero Franco aplicó la pena de muerte hasta el final de sus días: el 27 de septiembre de 1975 fueron fusilados Jose Humberto Baena, Ramón García Sanz, y Jose Gabriel Sánchez Bravol, miembros del FRAP (acusados del asesinato de dos policías).
Con la llegada de la democracia, los presos políticos abandonaron Carabanchel, pero a esta prisión le quedaba aún momentos muy duros que recorrer, como los motines protagonizados por la Coordinadora de los Presos en Lucha, que canalizó la rabia marginal de los barrios. Hubo muertos, pero también llegó la reforma penitenciaria, y Carabanchel fue la primera cárcel en aplicarla.
En 2008 comenzó su demolición
En 1998 se cerró, y en 2008 se inició su demolición, una muerte anunciada. Mientras en las 20.000 hectáreas del recinto unos pensaban en construir viviendas y zonas verdes y otros reclamaban equipamientos públicos, unos terceros, la Plataforma para el centro de la Paz y la Memoria se empeñaba en salvar la cúpula central, como sede de ese centro para la Memoria y la paz que reivindicaban.
En el lugar de la antigua cárcel se proyectan 650 viviendas, un hospital público y un monumento en recuerdo de los presos, que dieron su vida por la democracia.