'El misterio de la puerta del sol', primera película sonora del cine español
- Francisco Elías dirigió a Juan de Orduña en un fracaso comercial de 1929
- La única copia permaneció en casa de la hija del productor hasta 1994
- La Filmoteca Española realizó la restauración visual y sonora
FICHA COMPLETA
Productora: Hispano De Forest Fonofilms (esp España).
Productor: Vitores, Feliciano M.
Dirección: Elías, Francisco.
Guión / Argumento: Elías, Francisco.
Año de producción: 1929
Sonido directo: Vitores, Feliciano M.
Otros sistemas de sonido: Hispano De Forest Fonofilm.
Intérpretes: Orduña, Juan de: Pompeyo Pimpollo. Moreno, Nita: Lia de Golfi. Castello, Jack:Edward S. Carawa. Barbero, Antonio: Rodolfo Bambolino. Silva, Teresita: La Terele/La Tirana. Rufart, Carlos: el juez de instrucción. Kirkpatrick, Federico: el sacerdote. Cruz, Pablo de la: el abogado defensor. Baños, Jesús: El Niño del Mausoleo. Moreno, Diego: "El Personita", cantaor flamenco.
Música: Penella, Manuel.
Exteriores: Madrid: Ciudad Lineal. Imprenta de El Liberal y El Heraldo de Madrid.
“¡Maldito sea al gachó que inventó el celuloide!”. Así reza uno de los rótulos en el que el personaje de Pompeyo, interpretado por Juan de Orduña, clama tras ser rechazado como actor para ‘La moderna Salomé’, la película dentro de la película. Y maldito fue durante mucho tiempo el celuloide de El misterio de la Puerta del Sol, la primera película sonora del cine español.
Una enrevesada peripecia que comienza en los años 20 cuando Francisco Elías, cineasta y fabricante de rótulos, conoció en EE.UU al célebre Lee de Forest, creador del sistema Phonofil. Un invento de corta vida que fue pionero en el uso del sonido en las películas. De vuelta a España, Elías convenció al productor Feliciando Vitores para producir una película. El argumento: dos linotipistas de El Heraldo de Madrid se enteran del próximo rodaje en la capital de una producción de Hollywood. Su sueño de actuar se viene abajo pero, dispuestos a obtener popularidad a cualquier precio, planean un falso asesinato para llamar la atención.
La película fue un fracaso absoluto. Estrenada en Burgos, las salas no estaban preparadas para el sistema Phonofil. Vitores perdió una buena suma de dinero y abandonó para siempre el mundo del cine. En 1981, Ramón Rubio, restaurador de la Filmoteca Española, acude a una mesa redonda sobre conservación en el Ateneo de Madrid. Una mujer le revela una sorpresa: “Aquí mi amiga tiene la primera película sonora que se hizo en España”.
“Era la hija de Cristiano Vitores”, recuerda Rubio. “Cuando me dijo que se trataba de El misterio de la Puerta del Sol comencé a llamarña insistentemente. Le propuse hacer un documento ante notario para que al menos nosotros conserváramos la película aunque siguiera siendo de su propiedad. Pero su padre no había dejado un buen recuerdo de sus andanzas por el cine. Me decía que estaba guardada en un trastero de un pueblo de de Burgos. Y que cada año pasaba por ahí y la película estaba bien”.
Hasta 1994, cuando la hija de Vitores accedió a la venta. “Me contó que tenía problemas porque el Opus Dei le había timado y llegamos a un acuerdo económico. La película estaba bien, un poco contraída pero no tenía descomposiciones. Seis meses después me enteré que ella murió a causa de un cáncer”, explica Vitores.
La restauración del sonido
“Cuando se habla de restaurar material antiguo, hay dos procesos. Primero es la recuperación y después lo complejo que es restaurar una película, desgrana Vitores.
En el sistema que ideó Lee de Forest el sonido va por delante de la imagen, a diferencia de lo habitual: 22 fotogramas por detrás. “El sistema era altamente complejo. No valían las máquinas convencionales y había que hacerlo fotograma a fotograma, primero la imagen y después el sonido”. Un año después, se obtuvo el soporte de seguridad (el doble negativo) de El misterio de la puerta del Sol.
La película alterna diálogos con fragmentos mudos salpicados de rótulos. Rodada entre octubre y noviembre de 1929, la película muestra el sonido ambiente de lugares emblemáticos como la Puerta del Sol o la Gran Vía madrileña. Su descalabro comercial y posterior olvido no ensombrecen su importancia histórica y documental.