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Alfonso Zapico: "Las huelgas mineras tienen mucho de poéticas e inspiradoras"

  • El Premio Nacional de Cómic presenta La Balada del Norte
  • Una novela gráfica sobre la Comuna de Asturias de 1934

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Fragmento de la portada de 'La Balada del Norte'
Fragmento de la portada de 'La Balada del Norte'

Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981) pasó de conseguir el premio al Mejor autor revelación en el Salón del Cómic de Barcelona de 2010 (por La guerra del profesor Bertenev), a ganar el Premio Nacional de Cómic por Dublinés (2012). Una carrera meteórica marcada por el compromiso social, histórico y cultural que ahora alcanza su máxima expresión con su nueva y esperadísima obra: La balada del norte (Astiberri), una ambiciosa recreación, en dos tomos, de la Comuna de Asturias (1934), la última gran revolución obrera en territorio europeo.

Una obra cuyo argumento resume así: “España, 1933. Tristán Valdivia es un señorito en Madrid, hijo del dueño de una Compañía Minera, que vuelve al norte, a Asturias, aquejado de una grave enfermedad. Allí se mezcla con aristócratas, periodistas y mineros, la trama discurre por estos cauces. A través de él vemos el choque inevitable de dos mundos: el de la clase dominante y el de los movimientos obreros en plena ebullición. La historia de los personajes de este libro es la puerta de entrada a un conflicto mucho mayor que llegará después”.

Ese conflicto sería la revolución (o Comuna) de Asturias de 1934, que hizo levantarse a los obreros contra sus patronos (y a la que asistiremos en el segundo tomo). Lo curioso es que la idea para esta historia surgió a raíz de las huelgas mineras de 2013, según nos comenta el propio Zapico: “Esa revolución de 1934, tuvo mucho de romántica, empezando porque la comuna de Asturias estaba destinada al fracaso. Fue la última revolución obrera, el último intento por cambiar la realidad de una forma drástica y brutal. Las huelgas mineras de 2013 –continúa el autor- también fueron muy poéticas e inspiradoras a su modo, porque fueron la última expresión colectiva de una sociedad que ha estado siempre en vanguardia y que no se resigna a desaparecer, a pesar de todo”.

Un homenaje a los mineros

Zapico también se plantea el cómic como un homenaje a los mineros: “Por una parte es un homenaje –asegura-, y por otra, una forma de preservar la identidad de miles de personas que han perdido sus referentes con el cambio de modelo industrial. Los jóvenes de mi generación, que hemos nacido en los valles mineros, debemos mucho a la gente que ha trabajado en esas minas durante siglo y medio”.

“Cuando yo era niño y aquellos hombres y mujeres cortaban carreteras y se concentraban ante los pozos, lo hacían para que yo pudiera estudiar y trabajar con calefacción en invierno y aire acondicionado en verano. Ahora he crecido, es el momento de devolverles el favor en la medida de lo posible” -concluye el autor-.

Pero… ¿Cómo ha cambiando el trabajo en esas minas asturianas? “Hay cosas que han cambiado mucho –asegura Zapico-: las técnicas de entibado, los nuevos sistemas hidráulicos, la maquinaria pesada… La organización, las medidas de seguridad y la cobertura médica también han evolucionado”.

“Pero al final, la mina tiene sus riesgos, es primitiva e implacable: los trabajadores del carbón pagan un precio muy alto tras años de actividad, con graves enfermedades pulmonares, rodillas destrozadas o vértebras hundidas. La parte humana es insustituible aquí, y también la más frágil”.

Para documentarse el autor ha hablado con mineros. “Sí, ha sido obligado –confiesa-, sobre todo para comprender y dibujar las escenas del interior de las minas. Mi tío Gilberto es minero y ha sido mi asesor técnico, de él y muchos otros he cogido también el lenguaje, las anécdotas, la forma de relacionarse…Ya no existe gente así en ninguna parte, son un gremio muy particular. Esta parte del proceso ha sido muy interesante, ha sido como hacer una introspección vital de mí mismo a través del trabajo de otros. Nunca pensé que ambas cosas pudieran estar tan ligadas”.

Un retrato de la sociedad de la época

La obra también es un retrato de la sociedad de la época, con señoritos y criados. “Sí –afirma Zapico- pero no he querido pecar de maniqueísmo. Pienso que aquella era una sociedad salvaje, de conflictos constantes. Cada uno defendía sus propios intereses: los patrones aspiraban a obtener el máximo beneficio y al control de las masas, y las masas a sacudirse el yugo del patrón y derribarlo. ¿Quién no hubiera visto aquí la sombra de la tragedia?”

Los protagonistas con Tristán (el hijo del dueño de las minas) Apolonio (el encargado de las minas) y su hija Isolina (que trabaja de criada con el dueño de las minas). “No son personajes históricos –asegura el autor-, son una mezcla de muchas cosas: un poco estereotipados, un poco inspirados en personajes reales. Me sirven bien para construir la trama, para conducirla, para mostrar las diferentes caras del conflicto. Cada uno tiene su propio universo, su forma de ver las cosas y su forma de afrontar la realidad”.

El Premio Nacional de Cómic

Zapico asegura que el Premio Nacional de Cómic, que consiguió en 2012 por Dublinés, “Me ha dado más visibilidad, me ha ayudado a dibujar esta historia, que tenía un poco aparcada y no estaba seguro de sacar adelante. Me ha dado confianza en las historias que están por hacer, y una voz propia en un mercado donde no faltan los buenos autores con grandes historias. Aparte de eso, mi vida profesional sigue donde estaba: hay que trabajar mucho en cada proyecto, intentar mejorar como ilustrador, y ser fiel a uno mismo como autor”.

Un proyecto de casi 500 páginas y para el que su estilo ha seguido evolucionando. “Todos los proyectos son ambiciosos –nos comenta Zapico-, todos tienen un sentido y un porqué. Me adapto a cada historia, si me pide más espacio le dedico más tiempo y energía. Para La balada del norte el dibujo tiende menos a naïf que en otros libros que he hecho, creo que encaja mejor así. Pero dibujo cada viñeta con la misma dedicación con la que lo hacía en Dublinés o Café Budapest, aunque han pasado algunos años y mi estilo ha evolucionado”.

El año que viene llegará la segunda parte que Zapico define como “el gran conflicto y sus consecuencias. No puedo decir más, habrá que esperar y leerlo”.