Josep Coll, el genio del 'TBO'
- El libro Josep Coll: El observador perplejo reivindica al dibujante
- El volumen incluye numeroso material inédito y entrevistas con el autor
Josep Coll i Coll (1923-1984) es uno de los mejores autores de la historia del cómic español. Un genio del humor absurdo que sabía dotar a sus creaciones de un dinamismo y una expresividad increíbles. Además, lo hacía con una sencillez pasmosa. En sus dibujos no había nada que sobrara ni que estorbase a sus gags; y todo fluía con una naturalidad que muy pocos dibujantes han igualado. Él fue uno de los artífices del gran éxito del TBO desde 1949 hasta 1964.
Lamentablemente, durante casi 20 años abandonó los tebeos para trabajar como albañil, porque ganaba más dinero. Aunque sus historietas se siguieron publicando en la revista sin que el viese un duro. Recuperado y homenajeado en los años 80, terminó por suicidarse, en 1984, a causa de una fuerte depresión.
Ahora, por fin, le llega el homenaje que merece con el libro Josep Coll: El observador perplejo (Diminuta Editorial –Trilita Ediciones). Uno de los responsables del libro, Joan Manuel Soldevilla, destaca la importancia de este autor y nos adelanta lo que nos espera en este volumen: “Josep Coll i Coll es uno de los más grandes autores de la historieta española. En este libro no vamos a descubrir al lector su prodigiosa narrativa gráfica, ya conocida y reivindicada, sino a proponer una aproximación global que intente dar una visión cohesionada a una obra que, con frecuencia, ha sido analizada desde perspectivas dispersa e incompletas”.
Lo mejor es que este libro sólo es el primero de una serie de volúmenes en el que se repasará su fabulosa obra. “Tenemos la intención –asegura Joan Manuel- de que a esta primera publicación, que quiere ser un homenaje al tiempo que una reivindicación de la figura de Coll, le sigan otras donde aparezcan agrupadas de forma temática algunas de sus mejores creaciones, como los náufragos, los deportes, los coches…”.
Numeroso material inédito
Una de las cosas más importantes del libro es que incluye numeroso material inédito. “Todas las imágenes son originales de colecciones particulares –comenta Joan Manuel-. Hay algunas que no han sido editadas. También hay originales de portadas e historietas muy poco vistas. Sobre todo las que dibujó para otras publicaciones distintas del TBO”.
“En la reproducción de los originales, se han respetado las anotaciones de la editorial y algunas correcciones del propio autor. En este sentido son inéditas porque nunca se han podido ver con todas las ‘imperfecciones’ que conserva el original”.
El libro cuenta con algunos de los mayores expertos en el TBO, que se han encargado de escribir los distintos apartados, como Joan Manuel Soldevilla, Victoria Bemejo, Jaume Capdevila “Kap”, Ramón de España, Antoni Guiral, Jordi Manzanares, Antonio Martín, Joan Navarro, Jordi Riera y Jaume Vidal.
Un maestro del humor “blanco”
Josep Coll: El observador perplejo también incluye dos entrevistas con Coll en las que habla sobre su estilo de humor: “Mi humor era ingenuo, como no se podía hacer nada, me fui acostumbrando por inercia a hacer humor blanco. Ahora están acostumbrados a ver cosas tan obscenas y fuertes que estas cosas no gustan, se tienen que hacer animaladas muy grandes. Nunca he ido a buscar la carcajada, voy a buscar la sonrisa; lo que hacía era que con el mismo tono matizaba de diferentes maneras y no me repetía”.
“En cuanto a los personajes –aseguraba el dibujante- uno era trabajador, otro era náufrago… los iba cambiando pero en el fondo todos eran el mismo tipo, a uno le ponía más pelo, a otro le alargaba más la nariz. Me gustaban mucho los gags de explosiones en los que todos acababan negros y las películas de Walt Disney en las que salían gatos, a mí me gustan mucho los animales”.
“Yo buscaba la perfección, dentro de lo que cabía, claro –comentaba Coll-. Miraba de no recargar mucho las historietas, hay quien las recarga de detalles, yo buscaba la simplicidad, lo más preciso y práctico, los elementos fundamentales y fin. Y que hubiera una armonía total, o sea, que todo guardara una relación”
“Blanco, del TBO, tenía un humor muy parecido al mío –añadía el dibujante-; sus personajes eran más acartonados, los míos más ágiles, pero sus fondos eran fantásticos. Una vez él entregó una historieta que yo la tenía como si dijéramos en el horno y la tuve que romper, era muy buena, pero me la pisó. No me sé integrar en el mundo del cómic actual, puede que sean los tebeos de ahora y yo estoy acostumbrado a los antiguos, no tocan el humor y por eso estoy un poco desentrenado”.
Un único personaje
Lo curioso es que Coll triunfase sin un personaje fijo, como hacen la gran mayoría de dibujantes. “Es innegable que no podemos hablar de un héroe de Coll con nombre y apellidos –añade Joan Manuel- pero lo que es incuestionable, y ese es uno de los elementos que da unidad a su obra, es que Coll adjudicó el papel principal de sus creaciones a un único personaje: un tipo alto y estilizado, solitario, ensimismado, un individuo que, perseguido por un león o acosado por un tiburón en un arrecife, conduciendo un utilitario por la ciudad, cazando una liebre juguetona o practicando el lanzamiento de jabalina se enfrentaba con perplejidad a la realidad llevando con estoicismo su condición de hombre sin atributos, perplejo, que vive con estupor, y sin dramatismo, las situaciones en las que se encuentra y que pueden ir de lo ridículo y cotidiano a lo fantástico y absurdo”.
“¿Alter ego del propio autor? ¿Metáfora del mundo autárquico e incomunicativo en que vivían sumidos los individuos de la sociedad española en años oscuros? Más allá de lecturas sugerentes que exigirían un estudio más detallado, nuestro autor supo crear un personaje que se metamorfoseaba en cada una de las historias, pero que era siempre, en sus rasgos básicos e identificativos, el mismo” –concluye Joan Manuel-.
Buster Keaton y Jacques Tati
Pero… ¿De dónde viene ese estilo de humor tan peculiar de Coll? “A su alrededor –nos comenta Joan Manuel- han surgido comentarios que establecían analogías con la narrativa de Pere Calders, con el cine de Jacques Tati –ambos contemporáneos de Coll- o con la impasibilidad gestual y narrativa de Buster Keaton, acertadas propuestas que enriquecen la lectura de nuestro autor. Ahora bien, en el terreno específico de la historieta y la ilustración, Coll no es tampoco un individuo aislado, ya que no solo hay lazos que le vinculan con autores anteriores, sino que se pueden establecer concordancias con autores coetáneos de diversos ámbitos culturales”.
“Coll no sale de la nada –puntualiza Joan Manuel- sino que, integrado en la factoría TBO, mantiene lazos con la generación de dibujantes catalanes de antes de la Guerra, aquella que forjó una auténtica edad dorada de la ilustración alrededor de revistas como Cu-cut!, Papitu o En Patufet. Sin querer entrar en un análisis detallado de estos lazos, es oportuno señalar las analogías de Coll con uno de los grandes, Gaietà Cornet (1878-1945)”.
Un genio del “asombro”
El libro -según nos cuenta Joan Manuel- está dividido en cuatro grandes bloques de artículos: El gran Coll, El Coll del TBO, Coll en la revista Cairo y 2 entrevistas, 2, donde se reproducen las dos entrevistas con el dibujante que se publicaron en la revista Cairo”.
“Además -asegura el autor- los dibujos los hemos agrupado, también, en otros cuatro grandes bloques según sus temáticas. Estos bloques los hemos titulado a la manera de los títulos de las historietas de Coll: Perplejidades lejanas; El pasmo, tan cerca; El ciudadano estupefacto; y Sobre arte y asombro”.
“Y es que -continúa Joan Manuel- a la hora de organizar el material que integra esta antología nos ha parecido oportuno buscar un elemento que ordenase todo el variopinto material recogido. Rehuyendo las colecciones misceláneas caracterizadas por su dispersión, cuando no desorden, hemos optado por vertebrar nuestra propuesta a partir del concepto del asombro. El asombro, el pasmo, la sorpresa, el estupor constituyen la base del gag de Coll, asombro que viven los personajes al final de cada historieta, asombro que encajan con flema y asombro que viven los lectores y encajan con flema al acabar la lectura de la tira o de la página”.
“Este asombro se manifiesta de muchas y muy diversas maneras y siempre se convierte en el elemento que articula la clave del humor de Coll y de su mirada irónica e intelectual, nada emotiva, sobre la realidad” –concluye Joan manuel-.
Reivindicando el 'TBO'
Un libro necesario para reivindicar a uno de los grandes genios del cómic y a la revista en la que asombró a varias generaciones de lectores, el TBO, que actualmente no goza de la popularidad que debería. Así opina el editor de Diminuta, Joan A. Sánchez: “Los dibujantes y los personajes de TBO están vigentes y son referencia para la gran mayoría de dibujantes españoles. También para el público en general, sobre todo el que supera los 40 años de edad. La publicación dejó de aparecer en su formato original en 1983 y es normal que no sea una referencia para menores de 40 años”.
“Tanto el TBO como Coll forman parte de la historia de la cultura en España y, de una forma u otra, continúan vigentes –añade Joan A. Sánchez-. Como continúan vigentes los referentes culturales llamados ‘clásicos’. De todas formas, no olvidemos que el nombre de la publicación dio nombre a un género: el “tebeo”; que es como se denomina en España a los cómics”.