'Hoy es un buen día para morir', el fin del mundo según Colo
- Un tebeo apocalíptico que también explora qué papel jugamos cada uno en la sociedad
- Una historia en la que la música es mucho más que una simple banda sonora
En 2010, Colo (Jesús Colomina Orgaz) irrumpió en el cómic español con la brillante De perros y huesos, una historia negra sobre pequeños buscavidas con la que consiguió el premio Planeta de Cómic. Y después de ese sorprendente debut, seis años de silencio. Y es que el se gana la vida haciendo ilustraciones y storyboards publicitarios, habiendo planificado más de 1.500 anuncios, tanto nacionales como internacionales. Pero, como se confiesa un enamorado del cómic, nunca deja de dibujar y por fin publica Hoy es un buen día para morir (Dibbuks), una historia apocalíptica en la que un virus amenaza con acabar con la raza humana y que ha tardado más de seis años en completar. Una historia en la que la música es fundamental, ya que cuenta con su propia banda sonora grabada por el grupo Hielo Rojo, que se creó específicamente para este proyecto.
"Hoy es un buen día para morir -nos comenta Colo- Tiene distintas lecturas.Por un lado es una historia apocalíptica en la que un virus desencadena una epidemia terrible que hace estragos en el mundo. La Peste Negra acabó, dependiendo de la fuente que consultes, con una cuarta parte o con más de la mitad de la población de Europa, en tan solo cuatro años. ¡Imagina la que se debió liar! ¡El caos debió ser espectacular! Me interesaba mucho hasta qué punto puede una sociedad soportar bajas antes de colapsar. Así que esa es una lectura. Una historia sobre el fin del mundo".
"Otra lectura -continúa el dibujante- es qué le sucede a la gente común cuando se ven inmersos en circunstancias tan terribles. Si el mundo se viene abajo, creo que el individuo se queda sin máscaras y se muestra como es. Brota aquello que en una sociedad “ordenada” es eclipsado por las normas sociales habituales".
"También -añade- quería reflexionar sobre el papel que cada uno de nosotros jugamos en nuestra sociedad y hasta qué punto somos responsables de cómo van las cosas. ¿De verdad creemos que no tenemos nada que ver con cómo va el mundo? Tal vez no tengamos mucho que ver en todo el asunto. Somos muy pequeños, claro. Simples individuos que hacemos lo que podemos para vivir pero… ¿realmente no tenemos ninguna responsabilidad? Este, quizás, sea el aspecto más agrio de la historia, pero también me parece el más jugoso porque nos dice quiénes somos".
"Y, más profundamente, la historia también trata de aquellas cosas que a uno le dotan de un centro de gravedad y hacen que sienta que su vida tiene un sentido. No son cosas grandes sino pasiones que le conectan a uno con lo mejor de sí, con lo sagrado que todos llevamos dentro y que, desgraciadamente, las prisas y el ritmo en el que vivimos inmersos, hacen que muchas veces se nos olviden. Este es, en realidad, el corazón de la historia. Lo sagrado que hay en cada uno de nosotros y qué hacemos con ello".
"El mal de la tristeza"
El virus que Colo describe en el cómic se llama el mal de la tristeza, y puede ser mortal. Una bella idea que está basada en la experiencia vital del dibujante: " Yo pasé por ello -confiesa-. Me gano las lentejas como ilustrador publicitario aunque lo que me motivó a dibujar fue que me encantaban los cómics. Era mi sueño cuando era chaval. Durante algún tiempo intenté ganarme la vida haciendo cómic, pero no debía ser muy bueno y apenas conseguí algún trabajo que no me daba, ni de lejos, para vivir. En la publicidad encontré un medio que sí me permitía hacerlo. Eran trabajos muy rápidos en los que lo que cuenta no es un acabado perfecto, sino tener agilidad a la hora de resolver una campaña. Ser resolutivo".
"Lo que sucedió es que como funcionaba muy bien, las agencias empezaron a darme muchísimo trabajo y terminé montando un estudio con unos amigos. Nos pasamos muchos años trabajando a un ritmo vertiginoso, sin tiempo para nada y con un estrés tremendo. Entonces, de puro agotamiento, colapsé. Entré en una crisis tremenda que me vino muy bien, ya que me sirvió para recordar que lo que soñaba de niño, era con hacer cómics, y que me había olvidado de lo que para mí tenía un sentido en la vida. Mi fracaso como ser humano me dijo quién debería ser. Un dibujante de cómics que, consiguiera publicar o no, hacía las historias que le interesaban. Y eso es lo que hice, ponerme a dibujar".
"Recuperar los sueños"
"La idea para el cómic -confiesa Colo- se me ocurrió pensando si ese proceso en el que uno descubre que lleva mucho tiempo sin ocuparse de las cosas importantes, de aquello que le hace sentir que su vida está justificada, se podría aplicar a una sociedad. En la época de bonanza en España, a todos mis amigos les iba muy bien. Todos trabajaban y ganaban dinero a espuertas. Se habían comprado casas y coches y llevaban una vida que parecía sacada de una revista del corazón, pero si te tomabas un café con ellos, resultaba que todo el mundo estaba harto y cansado. Y yo era el primero, que conste. ¿Qué falla ahí? ¿Cómo es posible que cuando todo va bien, algo no encaje y te sientas vacío? ¿Qué faltaba? De ahí viene la idea. De la importancia de recuperar los sueños. Porque son los sueños que uno tiene lo que le conectan consigo mismo. Ortega, para definir la vida, decía que vivir es querer vivir más. Eso es lo que me pasó a mí".
"Llamarlo “el mal de la tristeza” viene de eso, precisamente. Si uno se olvida de sí mismo, por muy bien que le marchen las cosas, no podrá estar alegre. No podrá “ser”, solamente vivir una vida que, en el fondo, no le interesa, que no es la suya realmente. Es un sacrificio demasiado grande para tener solamente una vida que vivir, me parece a mí. Le he dado vueltas al asunto y he observado que las personas que dedican parte de sus energías a las cosas que realmente les gustan, que les pueden conectar consigo mismas, entran en un espacio en el que la creatividad y la imaginación campan a sus anchas y se disparan. Y aquí, me parece, la cosa se pone interesante".
"Si uno ve cómo va el mundo -continúa Colo-, se dará cuenta que estamos llenos de problemas que, generalmente, no conseguimos arreglar porque aplicamos respuestas antiguas a esos problemas. Asimov lo describía muy bien en un artículo que tenía sobre la violencia en el que decía que esta era una respuesta mecánica grabada durante siglos en nuestra memoria. Que antiguamente parecía ser la mejor respuesta ante cierto tipo de problemas. El lío es que los problemas han cambiado, se han sofisticado y nos exigen otro tipo de respuestas distintas".
"Por eso creo que el mundo necesita urgentemente de imaginación y creatividad -afirma-. Necesitamos respuestas nuevas, fórmulas nuevas, nuevos modelos en todo lo que hacemos. Esa es, a mi juicio, la cualidad que puede abrirnos nuevamente el futuro. La creatividad y la imaginación. Y solamente se me ocurren dos caminos para que una persona llegue a ese estado. O te toca la lotería y la energía que antes metías en currar como un burro la usas para otra cosa, o te conectas contigo mismo y descubres que tus energías se multiplican porque te sientes contento. No consiste en dar la espalda al mundo y hacer lo que te gusta por el propio placer de hacerlo sino todo lo contrario. Consiste en conectar con uno mismo y sacar lo mejor de uno porque el mundo lo necesita".
Los protagonistas del cómic
En cuanto a los protagonistas del cómic Colo nos comenta que: "Son personas comunes que tienen facetas extremas en sus vidas, como todos nosotros, o personas extremas que tienen facetas comunes, para ayudar a la narración. Por un lado hay un grupo de amigos, aficionados a la música, que sacan tiempo para tocar con su grupo y que pretenden grabar una maqueta. Vienen de distintos ámbitos y tienen distintos intereses, pero coinciden en el local de ensayo y ahí se produce su verdadero encuentro".
"Stewart es el batería. Es un tipo grande y contundente que trabaja construyendo rascacielos. Un tío muy noble pese a que sus formas no sean elegantes. Un hombre muy físico, muy de las tripas aunque no está pegado a sus deseos. Stewart hace lo que debe hacer, no lo que le pide el cuerpo".
"Víctor es el bajista. Trabaja para una multinacional farmacéutica aunque, de alguna manera, es un marginado. Es un hombre que no encuentra su lugar en el mundo y, por eso mismo, nadie parece saber quién es realmente. Es buen tipo pero no encuentra su sitio en ninguna parte".
"Luz -continúa Colo- es la guitarrista. Es hija de José Lucía, un escritor con un cierto renombre, así que disfruta de una vida cómoda en un barrio alto de Madrid. Es una mujer sensible aunque, por la vida que ha llevado, no experimenta la sensación de urgencia que la vida, en realidad, tiene".
"David es el cantante y el flautista. Un joven ciego que vive en una casa ocupa y que trata de conseguir un trabajo para ahorrar y comprarse el “Eyemagic 9000”, un aparato para poder ver nuevamente. Pese a su ceguera no se le pasa una y, paradójicamente, es el que mejor ve a los que le rodean".
"Yoyo toca el chelo y los teclados. Es la única del grupo que desea ser músico. Es aérea y divertida y siempre hace apuestas con el Sr. Bona, dueño de un puesto de comida callejera, en un juego que ellos llaman “el mentiroso”. Yoyo es la dulzura personificada. Me encanta ese personaje".
"José Lucía, padre de luz, sufre un bloqueo de escritor desde que enviudó y trata de escribir otro libro. El tipo es un artista que se rompió y trata de recomponerse. El hombre está en el mundo de las ideas, pero no consigue bajar al suelo y ponerse a escribir" -concluye el autor-.
Los villanos y los medios de comunicación
En cuanto a los villanos de la historia: "Tenemos a Novoa, director de Rex Lab, la única multinacional farmacéutica que queda. Es el malo, vamos. Un hombre sin escrúpulos que sufre agorafobia y nunca sale de la oficina, en la que, también, vive. La grandeza del puesto que ocupa es proporcional a su pequeñez como ser humano".
"Waits es un asesino que hace trabajitos sucios para Novoa. El tipo es un psicópata pero sus pensamientos son perfectamente ordenados. El personaje es espantoso ya que uno puede llegar a empatizar con lo que piensa, pero no con lo que hace. Es una especie de visionario que está totalmente aislado del mundo y, si estás aislado, ¿dónde está la redención?"
"Y Levin es el secretario de Novoa. Es un pobre hombre que no termina de entender que trabaja para una empresa monstruosa. Un ingenuo que, de alguna manera, se ha creído su propia mentira. Es un personaje muy tierno, muy triste".
Los medios de comunicación también tiene mucho protagonismo en la historia: "En dos sentidos -nos comenta Colo-. Por un lado me venía muy bien que ilustraran que la cosa se iba poniendo fea en distintas partes del mundo, que la epidemia empezaba a hacer estragos aquí y allá. En una sola página de emisiones de la T.V.Net, la cadena principal, podía dar información de lo que estaba pasando en Australia, en México, en India… esto ayudó mucho a dar sensación de caos".
"Y por otro, como el lector sabe lo que está pasando en la historia, lo puede comparar con lo que la T.V.Net dice y darse cuenta que las cosas no concuerdan, así que también refleja la manipulación informativa de un Gobierno terrible al que las cosas se le van de las manos. Ha añadido mucho ruido a toda la historia, vamos. Eso me ha venido muy bien".
Sus influencias
Las casi cuatrocientas páginas del cómic están llenas de referencias que enriquecen la hsitoria y nos dan pistas de las influencias que tiene el autor: "Muchas, muchas- confiesa- Horacio Altuna y Bill Sienkiewicz me parecen las más evidentes, claro. Esas sociedades superpobladas y con un paro y una delincuencia tremenda de Altuna han sido una guía estupenda para mí. Altuna es un genio. Todos los personajes anónimos que dibuja en sus fondos son increíbles. Casi puedes adivinar sus personalidades. He tratado, salvando las distancias con el maestro, de hacer eso. Y las historias de José Lucía, el escritor, vienen directamente de mi admiración por el grafismo de Sienkiewicz. También Hay algo de la planificación de Alan Moore en las páginas y, me gusta pensar, que algo de la profundidad de Neil Gaiman en los personajes".
"Blade Runner también planea por ahí y, supongo, que debe haber más influencias, pero no las cazo" -asegura-.
En cuanto a su proceso de trabajo, Colo confiesa que "Improvisé sobre la marcha. Suelo partir de una idea básica que me llama la atención, que me brilla. En este caso la idea vino pensando que si una persona podía enfermar si vive con demasiado estrés, con demasiada presión, ¿podría suceder lo mismo con una sociedad? La idea tenía un cierto brillo. Luego pensé en la posibilidad de meter la música en el proyecto y ahí empezó a tomar fuerza. Me interesa el reto. Saber hasta dónde llega una historia así que decidí empezar y ver qué pasaba".
"Mi proceso de trabajo empieza siendo muy obvio -asegura-. En este caso, como sabía que habría un C.D musical, me pareció evidente que los protagonistas fueran los músicos que lo graban. Nada original. Como Florencia Alen, nuestra guitarrista, fue la primera en estar en el grupo, presenté a Luz en la segunda escena, sin saber nada acerca de ella. Con el resto de personajes pasa lo mismo. Los coloco en la historia y trato de descubrir quiénes son según avanza la historia. Es una especie de ejercicio de adivinación en el que me limito a acompañar a los personajes y ver qué hacen. Luego, durante el trabajo, empiezan a venir ideas. Yo las llamo visiones. Cosas que me vienen a la cabeza y que de alguna manera van tomando forma por sí mismas. Es algo apasionante ver como las piezas van encajando solas".
"Algunas personas me han dicho que no se pueden creer que el trabajo sea improvisado -continúa Colo-, pero lo que hay que tener en cuenta es que un proyecto así lleva casi siete años de trabajo. En ese tiempo uno está imbuido en la historia y en los personajes. Supongo que aunque no escriba ni una sola línea de guión, termino conociendo a los personajes y veo por dónde van así que dejo que ellos tomen las decisiones en una especie de proyección de mi percepción de ellos. ¡Es un proceso alucinante!"
"Las personas son siempre espectaculares -confiesa-. Tienen curiosidades diferentes y contradicciones. Dudan, tienen sueños, miedos, deseos… en fin. Incluso la persona que nos pueda parecer más anodina y aburrida del mundo tiene un mundo interior apasionante y cosas sorprendentes debajo de la piel. Todo el mundo es una aventura con patas. A mí siempre me gustó ver cómo reaccionan las personas y creo que hay algo de esto en mi forma de trabajar. Más que crecer mientras dibujaba la historia, la he ido descubriendo, vamos".
Su estilo
Sobre cómo ha afectado a su estilo el que sean casi 400 páginas, Colo confiesa que: "En realidad lo que más ha afectado a mi estilo fue ganar el Premio Planeta. En ese premio, con De Perros y de Huesos, trabajé con un tipo de dibujo muy suelto, sin miedo alguno. Toda la historia está hecha en folios normales y con bolígrafo Bic. Piensa que el premio me lo concedieron cuando ya tenía la mitad de historia hecha así que cuando la empecé no tenía ninguna expectativa".
"Reconozco que ese premio me hizo sentir responsable en Hoy es un Buen Día para Morir. Supongo que me asusté y traté de hacer un trabajo más acabado para no defraudar o algo parecido. Es como si, de alguna manera, se esperara algo de mí o, al menos, esa sensación tenía yo. Mi miedo tuvo mucho que ver, ¿qué le vamos a hacer? En cualquier caso está mucho más trabajado, pero la historia también lo pedía así que me parece bien".
"Lo que sí he hecho de manera consciente es cambiar muy lentamente el estilo de dibujo -añade Colo-. Al principio hay algo más caricaturizado en los personajes que, lentamente, se va haciendo más realista. Quería que se entrara en la historia de forma más amable y que, poco a poco, la cosa se fuera poniendo más seria. Eso es premeditado y me parece que funciona muy bien porque el cambio es casi imperceptible. Creo que solo se aprecia si comparas las primeras páginas con las últimas".
En cuanto al color, el artista asegura que: "No tiene mayor importancia. Creo que acompaña a la historia pero no me he vuelto muy loco buscando colores. He seguido dando el color con ordenador e, igual que en De Perros y de Huesos, he tratado que tuviera un aspecto sucio y no el acostumbrado color limpito que suele dar el ordenador. Me gusta que todo tenga un cierto aire de estar hecho con materiales físicos y en papel, pero con las ventajas de trabajar con ordenador".
"Lo que sí me parece importante del color es lo que tiene que ver con los personajes. Yoyo, por ejemplo, siempre viste de negro, mientras que Waits lo hace de blanco. Esto es así hasta que se abrazan y ahí cambia todo. Hay color en la historia, claro, pero no es esencial".
"El cómic y la banda sonora forman una sola historia"
Acompañando al cómic nos cencontramos un CD con la banda sonora, a cargo del grupo Hielo Rojo, que se creó específicamente para este proyecto. "La música es vital -asegura Colo-. El proyecto fue concebido como una obra que nos mostrara una historia si sumábamos la información que nos proporciona el cómic y el CD. Para tener una visión completa hay que escuchar, leer atentamente y ver los puntos en los que se comunican los dos medios. Ese era uno de los objetivos del trabajo. Que fuera una única historia formada por dos soportes diferentes. Si no hubiera un CD, no habría utilizado protagonistas de un grupo musical y si no hubiera un cómic, el CD no tendría todos los sonidos que le dan temperatura ni los temas tratarían de lo que tratan. Eso era parte del reto. Trabajar pensando en los dos soportes simultáneamente".
"El proceso de trabajo ha sido apasionante en ese sentido -continúa-. Me obligaba a tener muy presente que había mucha información que podía ir en el CD y que había que aprovechar las ventajas que cada medio ofrece. Una de las cosas que más curiosidad me provocó, era ver qué tipo de influencias habría de un medio a otro. Yo trabajo sin guión. Me gusta meterme en procesos creativos en los que apenas tengo un punto de arranque y algunas ideas básicas de por dónde va la historia que voy a contar, pero es esencialmente un ejercicio de improvisación. Los procesos creativos así están muy vivos, son muy orgánicos y nunca sabes lo que te vas a encontrar o qué sorpresas te depara el futuro".
"En ese sentido la música ha sido vital -asegura Colo- ya que entran en juego la experiencia creativa de cada músico, su subjetividad, su forma de percibir la historia y su manera de dar respuesta a las distintas situaciones que se plantean. Esto llevó a que cosas que pasaron en el local de ensayo definieran el destino de algunos personajes mucho antes de que yo supiera cómo iba a ser".
"Te pongo dos ejemplos -asegura Colo-. Por un lado el cómic definía lo que debía sonar en el CD. Cuando supe que uno de los protagonistas iba a morir hablé con Jorge Jiménez, el músico que da voz con su instrumento a ese personaje, y le comenté que había que grabar los sonidos que produciría la muerte de ese personaje. El tema es “Hoka-Hey” y fue, para mí, el momento más emocionante de toda la grabación. Se suponía que el personaje se estaba muriendo así que no podía sonar ordenadito, limpio y bien. Tenía que tener algo desesperado y caótico, algo que se rompe, que muere. Estuvimos todo el día en el local de ensayo hablando de la muerte junto a Klara Brasil, una buena amiga que se ofreció a personificar a la muerte para Jorge. Klara es una mujer impresionante y Jorge y ella apenas se conocían así que su presencia ayudó mucho en este proceso de búsqueda. Fuimos hablando desde lo más superficial hasta ir entrando en materia lentamente para crear en Jorge el clima interno necesario para grabar esa parte".
"El trabajo fue pasar de la anécdota al sentimiento de finitud personal. No era contar que un primo se murió de un resfriado, sino hacerse plenamente consciente de que uno va a morir con las preguntas que eso acarrea. ¿Qué he hecho? ¿De quién no me he despedido como me gustaría? ¿Qué me hubiera gustado hacer? ¿He dejado abiertas muchas cosas? ¿Tengo cosas pendientes que me gustaría haber hecho? Cuando aparece la muerte, se acabó. Tu tiempo ha pasado y ya no se puede volver atrás. No hay remedio. Luego, a última hora del día, bajamos, se sentó en su instrumento mientras yo me colocaba detrás y empezamos a grabar. Lentamente empecé a darle empujones para que fuera perdiendo precisión. Le tapé los ojos, le meneé la cabeza, le golpeé, le volví la cabeza hacia atrás y terminé arrancándole de su asiento. El resultado es esa pieza que empieza arriba y termina siendo un caos. El personaje había muerto. Jorge lo grabó en una sola toma, como debía ser".
"La otra dirección es cuando la música define lo que va a pasar en el cómic -continúa Colo-. “Tumba luminosa” es una pieza de guitarra que Florencia Alen hizo basándose en una de las historias que el padre de Luz, su personaje, le cuenta a su hija. Esa pieza musical hizo que, muchas páginas después, ese personaje terminara como terminó. Y hablamos de una pieza que se compuso años antes de saber cómo sería esa escena y de dibujarla. Mucho tiempo antes de que yo supiera lo que iba a ser de ese personaje. En este caso el cómic se limita a ilustrar lo que la música evidenció".
Los miembros de “Hielo Rojo”
Colo nos presenta a los miembros del grupo: "Florecia Alen, la guitarrista, fue la primera que empezó a trabajar conmigo. Nos habíamos conocido en “X.R.D”, otro grupo del que fui bajista. Florencia es un músico excelente, de conservatorio. Su trabajo ha sido importantísimo por los conocimientos musicales que tiene. Le ha sacado brillo a todo".
"Luego llegó Jorge Jiménez, el batería. También venía de “X.R.D”. Jorge es ingeniero y ha sido mi mano derecha en todo este proceso. El tío es igual que su personaje en el sentido de no rendirse jamás. Por muchos problemas que surgieran en todos estos años, Jorge siempre estaba allí para solucionarlos. Creo, sinceramente, que sin él el proyecto se habría ido a pique o habría sido algo muy diferente".
Poco después llegó Ifna, nuestro cantante. Un tipo con una creatividad tremenda y un talento espectacular. Su tema, “Hoy es un Buen Día para Morir” es, a mi entender, el himno de esta historia y, además, dio nombre al cómic. Ifna tiene una sensibilidad finísima y, leyendo uno de los comunicados de “El Susurro” vio que allí había tomate y se puso a trabajar en ello. Cuando nos envió el primer borrador de su tema solista, nos dejó con la boca abierta".
"Ivan Cebrián fue nuestro productor. Nos conocíamos de “Bohemio factorië”, un grupo de improvisación con el que toco, así que le propuse que nos grabara y, el muy inconsciente, aceptó. Creo que no sabía en el berenjenal que se estaba metiendo, pero también sé que si lo hubiera sabido, se habría metido igualmente. Todo se ha hecho en el local de ensayo, de forma casera. Por eso tiene ese sonido de los 70. Ivan ha hecho, sencillamente, un milagro".
"El último en incorporarse fue Carlos Pastor, nuestro teclista. Carlos es, posiblemente, el mejor teclista de Rock Progresivo de España y es amigo de Jorge desde hace muchos años. Como no encontrábamos un teclista, Jorge le propuso que se sumara al proyecto. Carlos es un profesional así que consultó su agenda y vio que tenía unos cuatro meses libres en los que podía ponerse a trabajar. Le contamos la historia y le enseñamos el material que había. Hablamos mucho del sentido de cada pieza, de lo que necesitábamos transmitir. Lo increíble es que en esos meses, Carlos hizo diferentes líneas de teclados para que pudiéramos elegir las que mejor nos encajaban, así que el tío no se hizo un disco, sino tres o cuatro. Lo de Carlos es alucinante".
"Luego -continúa Colo- las líneas de chelo, las grabamos con Linnea Weiss. Linnea tiene una fuerza emotiva espectacular así que hizo magia durante las sesiones. Tocamos juntos en un concierto de Charles Lavaigne y en cuanto vi como afinaba, en las pruebas de sonido, supe que Yoyo tenía que ser ella".
"Vox Aurea, dirigidos por el maestro Rodrigo Guerrero, grabaron todas las líneas de coro. Lo hicimos en Errol Films, que nos cedieron amablemente su sala de grabación y su mesa. Fue una experiencia muy bonita para ellos ya que nunca habían grabado con un grupo de rock y solamente nos dieron facilidades durante el proceso. Una gente maravillosa del primero al último. Yo, en los ensayos que hicimos, tenía que reprimirme para no emocionarme".
"Y la guinda del pastel la puso José Manuel Romo, que tocó una línea de flauta espectacular en la coda de “Silencio”, el último tema. El tío llegó al local y empezó a probar cada frase. Por mucho que le sugerí que podíamos grabar por partes se empeñó en hacerlo de un tirón y así lo hizo. La verdad es que ha sido un lujo que tanta gente se volcara con el proyecto, que se contagiaran de la pasión que lo ha movido. Yo aún no me lo creo, pero ahí está".
"El CD -añade Colo- es parte de la historia y tiene la misma importancia que el cómic. Comprendo que los aficionados a los cómics lo vean como un extra y me parece bien que sea así pero, me gustaría, que los aficionados a la música lo vieran al revés, es decir, un CD que tiene un cómic como extra (Risas)".
Sus proyectos
En cuanto a sus proyectos, Colo asegura que: "Ahora mismo trabajo en una novela gráfica con guión de Douglas Machado. Es una historia en blanco y negro, con tramas, de la que tengo unas 110 páginas terminadas. Douglas va a hacer una película titulada Pesebre en noviembre, en el sertâo brasileño, y me pidió que le hiciera el story board. Hablamos del asunto y al final estamos haciendo una novela gráfica que se editará allí. Va a servir como guía en la película, pero ya no es un story board. Es un cómic que utiliza algunos recursos del story board, pero sin dejar de ser un cómic. En noviembre, si todo sale según lo previsto, me marcho a rodar con él".
"El segundo proyecto -continúa Colo- es una historia muy divertida sobre una revolución en el infierno. Una historia de humor que voy a hacer por episodios y que pretendo colgar en internet para ver si me puedo ganar la vida con ella. Se titula “Condenados” y está estructurada como una serie de televisión, por episodios y por temporadas. Pretendo colgar un episodio cada dos meses. Una temporada al año. De momento llevo dos temporadas y media, unas 335 páginas color. Me los estoy pasando muy bien con ella y el resultado me gusta mucho".
"Y el tercero creo que es lo más maduro que he hecho como autor. Se llama Animal y tengo la sensación de ser lo más potente que he dibujado. Es una historia formalmente muy extrema, que estoy dibujando por entero en papel, con color hecho a mano con acrílicos, acuarelas, pastel. Llevo unas 70 páginas y me parece que es un cañón. En esta historia es la primera vez que he sabido de qué iba de principio a final antes de dibujar nada. No he escrito guión y continúo improvisando cada escena, pero desde el principio he tenido muy clara la dirección a seguir. Yo, a las historias que he hecho, les tengo mucho cariño, pero tengo la sensación de que han sido un entrenamiento para llegar a Animal. Va a ser mucho más corta que las anteriores. Unas 130 páginas, más o menos. Esta historia… no sé. Tiene algo que me brilla mucho y que creo que toca fibras que antes no sabía tocar. Ya veremos".
Os recomendamos la web del proyecto Hoy es un buen día para morir, en la que encontraréis toda la información.