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'La cocina', de Arnold Wesker

Carta de Kevin, cocinero de Marango's

  • Como parte del proceso de construcción de sus personajes, los miembros del reparto de La cocina, en versión de Sergio Peris Mencheta, imaginaron una carta de su personaje. Esta es la de Alejo Sauras.

Por

Querida hermana:

Disculpa por no escribir tan a menudo como te prometí, ya sabes que siempre cumplo mis promesas.

Estoy bien, sigo trabajando de cocinero y con los mismos planes, aunque me temo que van a llevar más tiempo del que esperaba. Supongo que los sueños siempre son más bonitos cuando los sueñas que cuando los vives. No quiero decir que no esté disfrutando o que haya perdido la ilusión, en absoluto, pero es verdad que Londres no es exactamente lo que yo imaginaba.

Es difícil explicar cómo en una ciudad que lo tiene todo, es cierto que aquí hay todo lo que puedas imaginar, la gente no parece ser feliz, en general, al menos la gente con la que yo me cruzo por la calle, en el autobús o en el metro, no parecen ser felices, y eso que son muchísimos, hay una barbaridad de gente en esta ciudad.

Imagino que el mal tiempo influye en lo que la gente piensa, la verdad es que el tiempo aquí no es muy bueno, aunque éste verano está siendo especialmente caluroso, pero no es lo normal, sin embargo en Irlanda tampoco y allí la gente parece tener más motivos para reír aunque no los tengan en realidad, no sé, es difícil de explicar. La llaman la ciudad de la niebla, y empiezo a pensar que tiene más que ver con sus habitantes que con el tiempo.

Aquí hay trabajo de sobra, según la época del año, pero no suele faltar, y si estás dispuesto a trabajar duro, y tu sabes que yo siempre lo hago, pagan bastante bien, de hecho la gente se mueve mucho de un trabajo a otro, supongo que el ambiente también influye y, al menos en las cocinas siempre suele haber… mucha niebla, será el ambiente que se contagia.

Sigo viviendo en la misma habitación, tampoco paso mucho tiempo allí, no hay mucho ruido y el precio está bien, aunque echo de menos ver el campo por la ventana, igual es también un poco por eso que aquí cuesta más sonreír.

De todos modos estoy bien, y sigo teniendo la misma ilusión y la misma idea en la cabeza, aunque no sepa aún cómo lo voy a hacer, cuando tenga el dinero suficiente montaré mi propio restaurante, aunque ahora me doy cuenta de que habrá que estudiarlo todo un poco mejor. Porque para dar un buen servicio no basta con esforzarse en hacer las cosas bien, aquí una cena en un buen restaurante cuesta casi lo que yo gano en una semana, hacen falta muchos empleados y tiene que ser un local muy grande y con muchas mesas, de lo contrario tienes que poner los precios muy caros, y hasta que te hagas un nombre puede que no venga nadie a comer y a pagar ese precio. Y para eso hay que tener aún mucho más dinero del que yo tengo. Esta ciudad es muy cara, todo es muy caro, por el precio de un par de billetes de metro podría cenar en la taberna de la calle Fitch.

No tengo novia, y no es que no haya conocido chicas, en los trabajos siempre hay mucha gente, pero la verdad, casi no recuerdo la última vez que me bebí una cerveza como cliente en una taberna. No te rías pero creo que si un dia llegara a casa y me encontrara una chica tumbada en mi cama, por muy hermosa que fuera, preferiría tumbarme a su lado y dormir. Bueno tal vez no. Por cierto, he aprendido a dormir de pié! Y en movimiento! He descubierto que si dejo caer el cuerpo apoyado en las barras que hay en los vagones del metro contra el pecho, entre el hombro y la cabeza, se puede dormir, pero solo en el metro, si lo intentas en el autobús saldrás volando antes o después.

Mañana empiezo a trabajar en un restaurante nuevo, es muy grande, al menos mil comensales, y dicen que se come bien, eso espero ya que comeré allí todos los dias aunque no será lo mismo que comen los clientes. Seguro que alllí aprendo más que en este último, ojalá me pongan en la partida de los postres, así tendré más tiempo para ver cómo trabajan los demás cocineros y seguro que aprendo más. Y seguro que esa partida está alejada de la parrilla de carnes y del humo que sueltan, aunque no he vuelto a tener ningún ataque de asma, y eso es una suerte teniendo en cuenta todo el humo que se respira en esta ciudad.

Bueno, te dejo ya, voy a dormir que mañana será un dia duro en el nuevo trabajo, por cierto, el restaurante se llama Marango´s, suena mejor que Parisito ¿verdad? Ojalá los compañeros sean amables y nos llevemos bien, igual con suerte hasta hay otro irlandés allí, aunque sea protestante. Esto último no se lo digas a padre, no lo entendería ni como broma.

Espero que estés bien. Dale un beso muy grande a todos y uno especialmente cariñoso para ti.

Os echo de menos.

Kevin.

RTVE

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