Carta de Max, carnicero de Marango's
- Como parte del proceso de construcción de sus personajes, los miembros del reparto de La cocina, en versión de Sergio Peris Mencheta, imaginaron una carta de su personaje. Esta es la de Javier Tolosa.
Querido hermanito,
Hacia mucho que no me sentaba a hablarte, a contarte como me va en la vida y como, con cierta dificultad, la voy viviendo.
Desde que te fuiste, las cosas han cambiado mucho. Algunas afortunadamente para mejor, otras creo que son para peor.
La guerra que te llevó por delante, esa jodida mierda, terminó. Y los putos nazis acabaron perdiendo. Muchas de esas ratas ya están muertas. Bieeeen!!!
Desde entonces me he metido en mas de un lío con algún alemán que otro por todo el odio que eso generó en mí. Y lo que es peor, descubrí que no me cuesta nada matar a una de esas ratas. Quitarle la vida. Eso tan grande que nos dieron nuestros padres, soy capaz de arrebatarlo sin inmutarme desde que tú ya no estas aquí. Puedo mirarle a los ojos viendo como poco a poco se va y si llega el caso, por más que suplique, no hacer nada por evitarlo.
No me gusta saber esto de mí. Lucho cada día con ello. Cada día. Todos y cada uno de mis días lucho con ello. Es una batalla jodida pero la voy ganando. Por ahora. No sé hasta donde podre aguantar y no volver a matar a una jodida rata de esas. Y lo peor, o lo mejor, según se mire, tengo dos de esas ratas arias en mi trabajo todos los días que me ponen a prueba. Y voy ganando!!!
Hoy, sin ir más lejos, Peter, el puto nazi ese, me ha tocado los huevos. Como casi siempre. Y como siempre, he apretado los puños, he respirado hondo mientras contaba hasta 100 y he sido capaz de no reventarle la cabeza. Y te juro que es lo que hubiera hecho sin pensármelo dos veces. Pero a diferencia de otras veces, hoy, he pasado miedo. Miedo porque ha habido un pequeño instante, una fracción de segundo en el que he estado a punto de hacer lo que llevo peleando por no hacer desde que salí de la cárcel.
En fin... que se me hincha la vena y no quiero que me veas así.
No quiero volver a entrar en ese antro. Ya estuve allí y ya sé lo que hay. Y no hay nada bueno. Así que no me queda otra que ganar esta batalla interna que tengo.
Hay algo que me ayuda, y tiene nombre: Daphne. Es una compañera de curro. Está que te cagas. Guapa, currela y se la ve una buena tía. Una pega: Tiene pareja. Un griego tocapelotas. Nicholas.
No sé cómo pero esa tía tiene que ser mía. Algo haré. Quizás el griego este se vuelva a su tierra a plantar girasoles? jejeje
Ya sabes que las relaciones personales no son lo mío. Es una cuenta pendiente que tengo conmigo mismo. Ser un poco más sociable. Pero no sé como hacerlo ni sé si tengo ganas de hacerlo.
Por lo general, mis días son anodinos, pasan sin pena ni gloria. Que debería tener ilusión por algo? Y a mi que me cuentas hombre! Jejeje
Si, si, la tengo. Daphne, América y montar una granja. Tengo la vista puesta en ello pero no sabes cómo me cuesta no perder el norte. Ya sabes, la cabra tira al monte.
Por ahora sigo trabajando en lo mismo que a los 12 años. Solo que en lugar de en una pequeña carnicería de pueblo ahora lo hago en un restaurante de relativo prestigio en Londres. Pero vamos, más de lo mismo. Como puedes ver mi vida no ha cambiado mucho. Parece que la vida ha destinado para mi, ser como papá, con la diferencia de que yo no soy un borracho y desde luego, no se me pasa por la cabeza ponerle la mano encima a una mujer. Bueno, sí, pero no de esa manera. Jajajaja
La última mujer con la que estuve, fue una prostituta, y de eso ya hará más de una mes. Me dije: la próxima será una con la que no haya que pagar. Y ya ves, pasa el tiempo y no pasa nada. En fin. No tengo un carácter fácil, ya lo sabes. Aunque contigo siempre ha sido diferente.
En el trabajo a parte de Daphne hay una chica que me la follaría encima de la mesa de trabajo, pero como a casi todas las del curro. Que cómo se llama? Pista: Qué manne da!!! Jajaja A la que se descuide, le doy un poco de guerra.
Me cuesta decírtelo pero te echo mucho de menos. No sabes lo que fue mi vida en esa casa sin ti, con un borracho y tres mujeres hasta que tu llegaste. Llegaste tarde, muy tarde, con 10 años de diferencia con respecto a mí, pero llegaste. Y fue lo mejor que me podía pasar. Que llegaras. Bueno, voy a parar que me van a salir los colores. Si alguien del trabajo leyera esta carta se iban a quedar flipados por algunas de las cosas que cuento.
Allí, en el curro, voy bastante a mi bola. Bueno, ya sabes como soy. Ya, ya, que debería intentar cambiar un poco. Y a mí que me cuentas, hombre???
Voy a ir despidiéndome que ya se me está haciendo tarde. Son las 2.30h y mañana madrugo, aunque no sé si se trabajará o no por los desperfectos que ha habido en el restaurante hoy por una bronca, para no variar, con el puto nazi de por medio.
Te mando un fuerte abrazo allá donde estés.
Te quiero Hermanito.