El bautismo de la televisión española
- La inauguración solo fue seguida por unos seiscientos receptores en Madrid
La historia oficial de la televisión en España comienza la tarde del domingo 28 de octubre de 1956, con la inauguración de las primeras emisiones regulares desde los estudios iniciales del chalet del Paseo de la Habana, en Madrid, realizadas por menos de cincuenta empleados y colaboradores.
La fecha elegida no fue casual: estaba cargada de simbolismo. El 28 de octubre era la festividad de Cristo Rey y la víspera del aniversario de la fundación de la Falange Española. Esa carga simbólica quedó ampliamente reflejada en el discurso inaugural del Ministro de Información y Turismo, Gabriel Arias Salgado:
“Espero que, con vuestra colaboración, la televisión española llegará a ser uno de los mejores instrumentos educativos“
“Hemos elegido estas dos fechas para proclamar así los dos principios básicos que han de presidir, sostener y enmarcar todo el desarrollo futuro de la televisión en España: la ortodoxia y rigor desde el punto de vista religioso y moral con obediencia a las normas de la Iglesia Católica y el servicio a los grandes ideales del Movimiento Nacional.”
Y acababa manifestando un deseo: “Espero que, con vuestra colaboración, la televisión española llegará a ser uno de los mejores instrumentos educativos para el perfeccionamiento individual y colectivo de las familias españolas.”
¿Qué pudieron ver?
La programación de ese primer día estuvo compuesta, además de la ineludible bendición oficial de las instalaciones -por parte del confesor particular de Franco- y los discursos oficiales, por emisiones del No-Do, actuaciones de los coros y danzas de la Sección Femenina y conciertos, con cierre del himno nacional y la bandera española.
“Aquella primera emisión oficial de TVE fue un autentico sufrimiento“
Testimonios de la época aseguran que, debido a la inexperiencia, la improvisación y los nervios de aquel día, casi nada salió bien. Hubo que recomenzar varias veces y volver a repetir numerosas escenas. "Aquella primera emisión oficial de TVE fue un autentico sufrimiento", recuerda el realizador Pedro Amalio López, "no salía nada bien. Llegaron tarde los micrófonos, el ministro tuvo que repetir el discurso inaugural hasta tres veces... había muchos nervios, estábamos poco preparados y fuimos de error en error".
Hubo mucha improvisación, en efecto, ya que parece que la inauguración fue adelantada respecto a los planes iniciales por las luchas internas entre las diversas facciones del franquismo, falangistas y católicos, cuando los primeros intentaban asentar sus logros y dominancia, ante el imparable auge de los segundos. Apenas unas semanas después, fue remodelado el gobierno por Franco, dando paso por primera vez a miembros del Opus Dei.
¿Quién lo pudo ver?
“La inauguración solo fue seguida por unos seiscientos receptores“
Los desastres de la inauguración no tuvieron mayor trascendencia, ya que un momento aparentemente de tanta importancia no tuvo apenas repercusión en la prensa de la época, probablemente porque la inauguración solo fue seguida por unos seiscientos receptores y una cobertura de menos de 70 km alrededor de Madrid. Pero también porque el gobierno y los medios tenían otras cuestiones donde poner su atención, inmersos en una grave crisis económica y política, con numerosas movilizaciones estudiantiles y obreras, además de las tensiones internacionales, debido a la invasión en aquellos días de Hungría por parte de las tropas rusas.
Por otra parte, los primeros aparatos de televisión costaban entre 24.000 y 32.000 pesetas de entonces, que era una cantidad muy elevada, solo asumible por pocas familias.