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Serie - Comedia

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Luis Molina, empresario de éxito, fallece repentinamente dejando una fortuna valorada en 200 millones de euros. Sus cuatro hijos, que ya habían sufrido la pérdida de su madre años atrás, se han quedado huérfanos.

En un barrio obrero del extrarradio, Quique, el hermano de Luis y único familiar directo, sobrevive felizmente, sin oficio ni beneficio, pasando los lunes al sol (y los martes, y los miércoles…) y flirteando con todo lo que lleva falda. Hasta que la noticia de la muerte de su hermano trastoca su plácida existencia. Los hermanos Molina llevaban 17 años sin hablarse a raíz de que Luis le “robara” a Quique el amor de su vida: Marta. De ahí que la noticia, además de con un mes de retraso, llegue acompañada de otro gran descubrimiento: la existencia de cuatro sobrinos de los que no tenía constancia... y a los que ahora tiene que cuidar.

Quique es alérgico a cualquier compromiso. Especialmente a los niños… Entonces, ¿por qué decide hacerse cargo de ellos? Fácil: por la pasta. Su papel de tutor conlleva ciertos privilegios: una asignación económica, vivir en la mansión de Luis Molina y ocupar su asiento en la empresa. Así que Quique, acuciado por una gran deuda, llega a la conclusión de que igual esos “granujillas entrañables” merecen una segunda oportunidad.

Pero los niños no están en un momento fácil. Acaban de perder a su padre y - aunque la procesión va por dentro- cada uno lo muestra a su manera: Laura a través de fiestas y salir con chicos de forma descontrolada; Carlos encerrado en su mundo online, aislado de cualquier contacto con la gente de su edad; y Miguel a través de su visión excéntrica del arte (y sus metáforas existencialistas) … La única a la que Quique entiende sin traductor es a la pequeña y risueña Ana.

Lo que Quique no sabe es que además de las dificultades propias del cuidado de unos chavales “muy particulares” se une la supervisión de Lola, la encargada de la casa, se considera la tutora por derecho de los niños y no ve con buenos ojos la influencia que pueda ejercer en los pequeños.

Así que Quique estará siempre en su punto de mira, vigilando que haga las cosas como es debido y dando lugar a roces en todo lo que concierne a la educación de los chavales… eso sí, con una tensión sexual latente que a ninguno de los dos le es fácil reconocer. Todo se complicará más cuando Quique descubra que Laura, la más rebelde de los niños, la que más problemas está dando… es su hija biológica.

PERSONAJES:

QUIQUE (el tío irresponsable)

Es un simpático caradura, golfo e irresponsable. Un hombre de la calle de gustos humildes que necesita muy poco para ir tirando. Y eso es lo que ha hecho toda su vida, ir sobreviviendo con lo justo. Por eso ha hecho de todo, desde tocar en su grupo heavy hasta ser paseador de perros o relaciones públicas de varias discotecas... Aunque ninguno de sus trabajos le ha durado más de tres meses, lo mismo que sus novias. Porque Quique es un mujeriego que evita todo tipo de compromisos y ataduras, especialmente alérgico a la palabra “niños”. Quique es un tipo inteligente aunque sin formación –como él dice: licenciado con matricula de honor en la “escuela de la calle”-, que apenas ha salido de su barrio. Con su labia es capaz de ganarse a cualquiera en un abrir y cerrar de ojos. Lo que no lleva nada bien son las figuras autoritarias, sea un policía, un político... o Lola, la encargada junto de vigilarle en su papel de tutor.

LOLA (la asistenta social implacable)

Una mujer trabajadora y profesional que lo ha sacrificado todo por su carrera al servicio de Luis Molina, al que idolatraba por su buen gusto y perfeccionismo. Por eso, Lola no entiende para nada a Quique, que representa todo lo contrario. Es muy ordenada y controladora, hasta un punto obsesivo. De hecho, aunque adora el orden entiende que su afán de perfeccionismo tiende a la intolerancia: más de una vez le sorprenden ordenando los objetos de una mesa, aunque sea ajena, en lo que es casi un trastorno obsesivo-compulsivo que ella intenta reprimir sin demasiado éxito. Se toma extremadamente en serio su trabajo y lo hace, sobre todo, por el bien de los niños a los que intenta proteger a toda costa. Su infancia fue bastante desafortunada, y no quiere que nadie pase por lo que ella pasó. Por eso tiene un rechazo instantáneo a Quique que termina en convertirse en una relación de amor-odio mutua.

INÉS (la cocinera que aspira a ser actriz)

Inés es camarera “temporalmente”, aunque ese temporalmente lleva siendo, a estas alturas, toda su vida. Licenciada en Arte Dramático, sueña con ser una gran actriz aunque lo único que ha conseguido hasta el momento es protagonizar un par de webseries y salir en dos anuncios de TV (en ninguno con frase). Aunque sus amigos la vacilan y suelen “pinchar”, todos la apoyan en las oportunidades que le han ido saliendo. Quique le ofrecerá un trabajo en casa de su hermano, intentando llevar un poco de su cocina “auténtica” a sus sobrinos sobreprotegidos por dietas y productos demasiado exquisitos como para que estén realmente ricos. Esto hará que Miguel, el más glotón, sea el que mejor lleve la llegada de Inés, con la que comparte –desde mundos totalmente opuestos- el mismo espíritu artístico.

Laura, Carlos, Miguel y Ana son los hijos de Luis y los sobrinos de Kike.

La primera es una It Girl, consentida, pija… materialista. Pero no es tonta, solo tiene otras prioridades. Acostumbrada a tener lo que quiere cuando quiere y no recibir jamás un “no” por respuesta, Quique tendrá problemas para controlarla: Laura tiene problemas para acatar normas y más si provienen de un tío con una chaqueta de polipiel.

Carlos solo sale de su habitación para alimentarse. Y si pudieran pasarle la comida por debajo de la puerta, mejor. En su cuarto tiene todo lo que necesita: su ordenador, al que vive enganchado y con el que es capaz de hacer cosas que harían temblar al departamento de delitos informáticos. Y es que Carlos, a pesar de su corta edad, tiene una mente prodigiosa y una gran habilidad para manejar las nuevas tecnologías. Algo que a Quique le vendrá de perlas para su nueva andadura profesional y más de una vez recurrirá al chaval en busca de ayuda. Ahora, que el niño se digne abrirle la puerta de su cuarto ya es otra cosa.

Idealista, entusiasta y extrovertido. Miguel es muy sociable, parlanchín y adora estar con la gente. Lástima que el sentimiento no sea mutuo. Y es que pocos -por no decir nadie- son capaces de entender y apreciar un alma tan sensible como la suya. Miguel quiere ser artista. ¿Qué tipo de artista? Eso es lo de menos: cantante, actor, bailarín, mago… No importa la disciplina siempre y cuando pueda dar rienda suelta a su inagotable creatividad.

No importa lo superado que esté Quique o lo insoportables que estén sus hermanos, ella siempre tendrá para ellos sonrisas, besos y abrazos. Y es que Ana no entiende de malos rollos, el dinero no le importa lo más mínimo y todo apunta a que nunca lo hará. Así que puedes hacerle el regalo más caro, que ella se quede “prendada” solo con la caja. Porque Ana necesita muy poco para divertirse: un montón de hojas secas del jardín, unas cuantas latas vacías o una “guerra de cosquillas”… y es la niña más feliz del mundo. A pesar de ser la más pequeña, a menudo es la más independiente de sus hermanos y la que siempre está contenta y a favor de todo, por lo que no queda más remedio que querer achucharla muy, muy fuerte.

FICHA TÉCNICA:

Dirigida por: Rafa Montesinos, Antonio Recio Beladiez e Iñaki Peñafiel

Guion: José Luis Acosta

Reparto: Raúl Fernández de Pablo, Antonio Garrido, Antonio Resines, Bárbara Goenaga, Fernando Cayo, Susana Bequer, Alicia Fernández

Año: 2017

Una producción de RTVE en colaboración con Programas y TV SL.