"Los niños de San Ildefonso son unos profesionales"
- Con más cables que un robot y rechazando intentos de soborno, Ana Belén Roy cuenta sus anécdotas del sorteo de Navidad
- Busca tu número favorito para la Lotería de Navidad y sabrás dónde comprarlo
Ocho años presentando el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad dejan un sinfin de vivencias, de esas que con los años forman para siempre parte de tu historia profesional y se recuerdan con mucho cariño, desde mi primera retransmisión en 2007 a la última en 2015.
En mi primer sorteo, cuando me dijeron que sustituía a una de las grandes de la televisión, Marisa Abad, no daba crédito. Soy de las generaciones de niños que arrancaban las Fiestas de Navidad con el sonido de la lotería en casa. Si por aquellos años me dicen que algún día sería la presentadora del sorteo, no me lo hubiera creído.
Me tocó presentar el sorteo en tres lugares distintos: el Salón de Loterías de Guzmán el Bueno, en el Palacio de Congresos y en el Teatro Real. En Guzmán el Bueno parecía un robot, totalmente cableada, porque la proximidad a la dirección General de la Guardia Civil y la presencia de inhibidores limitaba mucho el uso de equipos inalámbricos. Recuerdo enroscándome los metros de cable que me rodeaban y bromear con quienes iban disfrazados en el patio de butacas.
Un guion de Berlanga
El sorteo de 2007 no fue mi primer contacto con la Lotería de Navidad. Formé, durante un año, parte del equipo del especial posterior al sorteo y viví uno de los momentos más peculiares que recuerdo. Me mandaron de reportera a Alicante, en ese año, el 2004, cayeron en la zona varios premios. El tercero en Almoradí, y estaba muy repartido, porque lo vendió, en papeletas, la Cruz Roja para comprar una ambulancia.
Al llegar, todo Almoradí era una fiesta, localizamos a varios premiados de los que más les había tocado, pero todos nos pedían que les diéramos una hora antes de atendernos. Para hacer tiempo, nos fuimos a tomar un café, de pronto, empezaron a repicar campanas, y uno de mis compañeros dijo: "Tocan a muerto".
Nos asomamos a los cristales de la cafetería y vimos el cortejo fúnebre, con algunos de los premiados con los que habíamos quedado, cuando llegaron a la cafetería para la entrevista, les dimos el pésame, y entre que eran mis inicios como periodista, y lo insólito de la situación, no sabía cómo empezar a preguntarles. Ahora, con la distancia, lo miro como el típico guion de Berlanga.
Buenos recuerdos
El sorteo en sí me deja muy buenos recuerdos, desde las risas con mis compañeros, que no pueden ser más majos (son muchas horas de directo y siempre están pendientes de que no nos falte de nada, el tráfico de bollitos y cafés era un no parar), hasta las numerosas muestras espontáneas de quienes están en el salón o quienes interactúan con nosotros a través de las redes sociales.
Arrancar junto con mis compañeros de interactivos el poder sacar el sorteo fuera de las paredes del salón, a través de las redes sociales, fue una gran satisfacción para todos, ahora ya se ve normal, pero fueron muchas horas de trabajo y pruebas. María Maicas y su equipo se volcaron con el despliegue. Además gracias a la lotería he podido compartir pantalla con Miguel Ángel, Eva, Blanca y Roberto Leal.
Tiene gracia que pese a tener todo en dispositivos el seguimiento del sorteo lo hacía analógico total, igual que Marisa Abad. En una cartulina dibujaba las tablas y los alambres e iba tachando los que se completaban, además de apuntando todo lo peculiar de esa tabla, conservo esa documentación y en su momento me servía para dar datos de sorteos anteriores con precisión.
Los niños de San Ildefonso
Siempre que me preguntan qué es lo que destaco del Sorteo de la Lotería de Navidad, siempre hablo de los niños de la Residencia de San Ildefonso. Es increíble su profesionalidad. Hacen sus propias quinielas de "en que tabla va a salir el gordo", te lo razonan y todo, los veteranos ayudan a los nuevos, en mis años, hacían un pasillo en la sala en la que están esperando su turno a los que cantaban el Gordo.
Ensayan el sorteo dos meses antes y se lo toman muy en serio. Es como una actividad extraescolar para ellos, y saben que deben sacar buenas notas, y hacer los deberes, si no podría peligrar su participación en el sorteo.
Hace unos años me encontré a una de las niñas que cantó en los primeros sorteos que hice, se me acercó ella, ya superaba los 20 y me dijo, se que no te acuerdas de mi, pero estabas presentando el sorteo y yo cantando números, me hizo muchísima ilusión hablar con ella.
A vista de dron
Mi afición por los aviones y drones, me viene de atrás, pero el empuje definitivo para volar drones, me lo dio el anuncio de la Lotería de Navidad que se grabó en SOS del Rey Católico, en Zaragoza, con un dron grabando entre las calles, fue en 2007, creo recordar y fue toda una novedad.
Ver cómo se graba uno de los anuncios más esperados y además, que años después, mi voz se colará de fondo durante el sorteo en otro spot, son de esas cosas que no se olvidan.
Un intento de soborno
Dentro de las anécdotas, incluso he sufrido hasta un intento de soborno. Una señora se me acerca y me empieza a preguntar sobre la seguridad del sorteo, le respondo que "es muy seguro", pensando que buscaba esa respuesta tranquilizadora.
De pronto me dice que "está apurada de dinero, que si puedo hacer algo para que le toque", le vuelvo a explicar que es suerte y que todos los juegos de Loterías y Apuestas del Estado son muy seguros. Se va y al cabo de unos minutos, me suelta, "y si vamos a medias". Mi cara en aquel momento era un poema, entre el enfado y la sorpresa, pero con mucha paciencia volví a explicarle todo.
En otra ocasión, comprando lotería, un señor me reconoció, lo dijo en voz alta y todos compraron el número que llevaba. La lotera después me dijo que agotó el número ese día. Tocó una pedrea, que no está mal.
No sé si algún día volveré a retransmitir o no la Lotería de Navidad, pero lo cierto es que es una de esas experiencias profesionales a la que siempre diría que sí.