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TRIBUNA DE OPINIÓN

RTVE, con las mujeres saudíes

Poco o nada va a cambiar tras la renuncia de RTVE a emitir la Supercopa que se celebra en Arabia Saudí, pero hay gestos que cuestan poco y valen mucho

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Arabia Saudí, el riquísimo país del golfo pérsico, está acostumbrado a comprar a golpe de talonario voluntades y silencios. Desde que la península arábiga supo que dormía sobre una enorme bolsa de gas y petróleo, a la monarquía absoluta saudí le faltó tiempo para sacarse el pasaporte a la impunidad.

Probablemente poco o nada va a cambiar tras la renuncia de RTVE a emitir la Supercopa que va a celebrarse en Arabia Saudí. Es una guerra de David contra Goliat. Incluso surgirán voces afirmando que ha sido una vulgar coartada por parte de RTVE dada la precariedad de las arcas públicas. Pero nadie nos va a quitar el derecho a defender una decisión que la Corporación alega haber tomado por razones humanitarias.

No podemos ignorar la situación de las mujeres saudíes poniéndonos de perfil ante la Supercopa y sus potenciales audiencias

Hay gestos que cuestan poco y valen mucho. El compromiso con la igualdad de la radiotelevisión pública es evidente: la creación de un Portal de Igualdad; la puesta en marcha del proyecto #MilMujeres, en el que se reivindica la memoria de las víctimas de la violencia de género; la transversalidad creciente de los contenidos informativos, siempre con un ojo puesto en la perspectiva de género; el cuidado del lenguaje y la apertura de los contenidos del área de deporte, -una de las más masculinizadas- a las mujeres deportistas, han generado una nueva narrativa informativa.

RTVE ha anunciado que no pujará por los derechos de la Supercopa de España que se disputará en Arabia Saudí, al considerar que el regimen saudí vulnera los derechos de la mujer, siguiendo la línea de organizaciones como Amnistía Internacional.

No sería de recibo ignorar la situación de la mitad de la población saudí, es decir de las mujeres, poniéndonos de perfil ante la Supercopa y sus potenciales audiencias. Y no hay una forma más radical de manifestar el compromiso con la igualdad, que bajarse del tren de la puja por los derechos de la Supercopa.

EL DÍA A DÍA DE LAS MUJERES SAUDITAS

Hasta hace unos meses, las mujeres sauditas no podían conducir. En el año 2011 Shaima Jastania fue condenada a diez latigazos por conducir en la ciudad de Yedda, precisamente la sede de la Supercopa. Las mujeres sólo constituyen el 22 por ciento de la fuerza laboral.

Arabia Saudí representa un panorama medieval que esclaviza a la mitad de la población, es decir a 17 millones de mujeres.

La mayoría tienen un wali o guardián, que anula su independencia. La policía religiosa persigue a las mujeres que llevan el cabello sin cubrir o las uñas pintadas. Un panorama medieval que esclaviza a la mitad de la población, es decir a 17 millones de mujeres.

En los últimos meses, el régimen de Mohamed Bin Salman –cuya reputación está hecha añicos desde el descuartizamiento del periodista Jamal Kashoggi por agentes del Estado-, ha hecho algunas concesiones: un lavado de cara para acallar a las voces menos críticas. Las mujeres pueden sacarse el pasaporte y registrar el nacimiento de sus hijos. También podrán acudir a los partidos de la Supercopa, como recordaba el Presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales quien apostaba por la apertura y aseguraba que la igualdad de sexos en el acceso a los estadios estará garantizada. Las mujeres sauditas verán jugar al Real Madrid, al Atlético de Madrid, al Barcelona y al Valencia. Sin duda el estadio Rey Abdyullah tendrá en sus gradas a muchas mujeres y la imagen dará la vuelta al mundo. Pero al día siguiente todo seguirá siendo igual o parecido.

Quienes defienden a Arabia Saudí como sede de la Supercopa dicen que el evento deportivo ayudará a acelerar la deseada apertura. Pero hay una mayoría, -con las mujeres a la cabeza-, que sospecha que se trata de un lavado de imagen de la monarquía islámica y hubiera preferido que la Federación Española de Fútbol optara por otra sede, aunque no ingresara en sus arcas los 30 millones de euros por temporada a los que se ha comprometido el régimen de Riad.

Y es que como decía el cineasta Jean Renoir, el drama de la vida es que siempre hay dos puntos de vista, aunque la razón asista más a uno que a otro. Los derechos de la mujer en Arabia Saudí son poco más que un espejismo. Sin duda, no será la última vez que RTVE tendrá que tomar una decisión de esta naturaleza, salvo que decida mirar para otro lado. Pero de momento, recomiendo a todos los que tienen que ver en la organización de la Supercopa y los futbolistas que cobrarán jugosas primas, que dediquen unos minutos de su apretada agenda a informarse. A menos que dada su privilegiada posición, prefieran seguir de perfil como hasta ahora.

RTVE

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