80 años fiel al 'cenizo', el número que nunca toca
- Pepita sigue jugando al 45.657, el número que sus padres vendían en su bar, aunque "es el 'cenizo', nunca toca"
- Busca tu décimo para el sorteo de la Lotería de Navidad
Dice Pepita que desde que tiene uso de razón, y va a cumplir 80 años, en su casa se ha jugado a la Lotería de Navidad confiando en un único número: el 45.657. Para ella “es como ‘la niña bonita’ pero en ‘cenizo’: nunca toca”.
Lo tiene asumido pero sigue fiel a la tradición que iniciaron sus padres, Manuel Ruiz y Felisa Alburquerque, que se abonaron al número y lo vendían, prácticamente íntegro, en el bar Ferreras, en el madrileño barrio de Chamberí, famoso por sus berberechos.
Pepita recuerda de muy niña ir a una administración de Lotería de la glorieta de San Bernardo junto a su padre y llevarse los billetes de Lotería enteros para colgarlos en el bar. Allí acudían los vecinos y a la hora de pagar, la coletilla: “Manuel dame el número… El bar abrió antes de la guerra, y yo creo que empezarían a jugar al 'cenizo' cuando se terminó”, sobre el año 40.
El ‘cenizo’
El matrimonio pasó después a regentar otro bar en el distrito de Argüelles. "Ahí la cosa empezó a flojear", rememora Pepita. El "bar de los bocadillos de calamares" tenía una clientela más joven, los estudiantes de la Universidad Complutense, que ya no se llevaban la Lotería.
Manuel siguió comprando un billete (diez décimos). Y cuando murió, su mujer, Felisa, se quedó con cinco. Ahora Pepita y su marido Doroteo solo compran uno, para todos los sorteos: jueves y sábado. Y en Navidad y para 'el Niño' compran dos, para compartir con su hijo Juan Manuel.
Desde siempre para ella el 45.657 ha sido ‘el cenizo’, “porque nunca ha caído nada, ni el primero, ni el segundo, ni el tercero, ni nada. Dos cifras o tres, nada más. Lo decía mi mámá: ‘este número nunca toca’. Pero no somos supersticiosos, lo sigo comprando por tradición: si toca, toca, y si no toca pues nada. A mí me gustan esas cosas, oye”.
Incluso para el ‘Gordo’ de Navidad, ‘el cenizo’ es el único número que juega Pepita. Y no espera que le toque. De hecho, la única vez que la familia ganó un premio menor fue cuando su madre compró un décimo de otro número que le ofreció un vendedor ambulante. “Venían los vecinos a ver si había tocado y les decía ‘¡no hombre, 'el cenizo' no ha tocado!’. Fue una casualidad”.
Mantener la tradición
La administración de San Bernardo cerró y el número se traspasó a la más cercana, a donde la casi octogenaria Pepita sigue yendo a comprarlo, a pesar de que le pilla lejos: doce paradas de metro, o autobús y caminata.
“Tengo las articulaciones pachuchas, pero yo no me quedo sin comprarlo. Si me voy de vacaciones dejo a alguien encargado. Si no puedo ir mando a mi hijo o algún nieto. Cuando yo falte ya verá él si quiere dejar de hacerlo o sigue la tradición”.
En el nuevo despacho de Loterías ya conocen a esta maestra jubilada “y si algún día me he despistado me llaman. No se puede comprar por internet porque es de abonados, pero ahora se pueden pedir los décimos de todo el mes. La chica de la administración es muy maja y me los tiene preparados. Me dice 'ya verá, que nos va a tocar'. Y yo le digo que si toca nos damos una buena comida”.
La mayor suerte
El 45.657 es el único número que juega Pepita, nada aficionada a los juegos de azar. Cuando ella y su esposo Doroteo trabajaban en un colegio, cogían también el décimo del centro.
“Lo bueno que te puede tocar es el trabajo. Lo otro es suerte“
No tientan más a la suerte, porque creen que han tenido un gran premio en la vida: “Lo bueno que te puede tocar es el trabajo. Lo otro está bien, pero yo lo que pido para mi familia es trabajo y salud, eso es lo que pido, lo otro es secundario, si tienes suerte y te toca”.
Y la suerte puede sonreírle a cualquier número: todos, incluido ‘el cenizo’, entrarán en el bombo el próximo 22 de diciembre. Quién sabe si acabará en el alambre del sorteo más importante del año.