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Lotería de Navidad 2019

Las voces de la Lotería: "Los niños son un equipo y desbordan ilusión"

La residencia-internado de San Ildefonso se vuelca con los ensayos de los 34 niños que cantarán en el sorteo extraordinario

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Una pareja de niños de San Ildefonso durante un ensayo
Una pareja de niños de San Ildefonso durante un ensayo.

El 22 de diciembre España se llena de voces infantiles recitando números y premios con cantinela musical. Pero hay un edificio en Madrid donde esas voces resuenan desde hace mes y medio: la residencia-internado de San Ildefonso, donde, de lunes a viernes, viven los 34 niños que ese día protagonizarán el sorteo extraordinario de la Lotería de Navidad.

"Se vive un ambiente muy especial", cuenta a RTVE.es la directora de la residencia, Charo Rodríguez. "La Lotería de Navidad es una experiencia compartida por todo el centro, y lo vivimos con más ilusión que otra cosa".

Ensayo del sorteo de Navidad

 Charo Rodríguez

Ilusión y nervios para todos: los 60 residentes de San Ildefonso. La mayoría se presentaron voluntarios para el sorteo de navidad, pero solo 34 han sido seleccionados para participar.

"Hacemos un cásting y escuchamos a todos los que se presentan. No podemos llevarlos a todos y los seleccionamos por su fluidez verbal, su capacidad para estar en el escenario, y sobre todo por la voz", nos dice Rodríguez, emocionada con sus chicos. "A los que les decimos que no se quedan un poco desilusionados pero siempre lo comprenden. Esto es una experiencia de desarrollo personal".

Residencia-internado

Una más dentro de lo que todos conocemos como "Colegio de San Ildefonso", pero que hace 30 años se separó del centro educativo (que continúa funcionado como escuela pública y está justo al lado) y se denomina residencia-internado, con el mismo espíritu social con el que nació la institución en el siglo XVIII. Aquí conviven 60 chavales de entre 6 y 14 años cuyas familias necesitan, por sus circunstancias socioeconómicas, apoyo durante su escolarización. La residencia depende del Ayuntamiento de Madrid.

 Charo Rodríguez

Se apoyan como una familia también en su papel en los sorteos de Lotería de todo el año, donde empiezan a participar sobre los ocho o nueve años, cuando son capaces de recitar los números con soltura y proyectar la voz, para que se les oiga y entienda perferctamente.

"El año pasado vino una pequeñita de seis años, muy seria, a pedir cita para hablar con la directora. Me dijo que estaba muy interesada en ir al Sorteo de Navidad" cuenta Charo entre risas. La Lotería se vive aquí con pasión.

Los más pequeños se estrenan en sorteos menos "extraordinarios" y con funciones menores. Y aunque la mayoría quiere cantar, algunos se niegan: "Una adolescente que acababa de entrar en la residencia dijo que no quería. Si se da el caso y no quieren lo convertimos en una experiencia de aprendizaje, nos sirve para promover el manejo de emociones, el autocontrol, para generar competencias".

Trabajo en equipo

Charo destaca que sobre el escenario del Teatro Real hay siempre cuatro niños trabajando en equipo, sincronizados como un reloj: los dos que cantan y los dos que extraen las bolas de los números y los premios de los bombos.

"Nosotros lo enfocamos así, es un trabajo en equipo: van en grupo, se apoyan en grupo, están siempre pendientes de los demás, cuándo coge la bolita, con qué velocidad canta el compañero, cuándo hay que sacar otra bola". Por eso la directora nos pide que nos acordemos también de los dos extractores cuando hablamos de los niños "que han cantado el Gordo".

Porque lo normal es que los chavales quieran cantar, pero alguien tiene que ocuparse de la extracción, menos visible pero igual de importante. Y suelen ser los más pequeños o los mayores, a los que ya les está cambiando la voz.

Dos meses de ensayos

Los 34 seleccionados de este año (18 niñas y 16 niños) empiezan a ensayar a mediados de octubre, "en días alternos de la semana, cantan un alambre que dura entre 20 y 30 minutos", nos cuenta la directora de la residencia.De ellos, 14 se estrenan en el sorteo extraordinario, aunque ya han participado en otros. Y repiten dos de los niños que cantaron el Gordo el año pasado: Aya y uno de los extractores, Santo Daniel.

Un niño tapa el alambre

 Charo Rodríguez

Se pulen los detalles de la postura, la velocidad, la sincronización, pero son niños que ya han participado en otros sorteos y los educadores los conocen. "Es un seguimiento, vemos cómo van superando sus límites, cómo la autoestima se afianza. Es una experiencia compartida y a todos nos hace mucha ilusión", cuenta con entusiasmo Charo Rodríguez.

Antes son los educadores los que han tenido que formar el equipo. Especial atención a la hora de formar la pareja que canta números y premios: "Lo más importante es el timbre de voz, debe ser parecido para que empasten bien". Los ensayos de estas semanas les sirven para engrasar la maquinaria:: "Es un trabajo en grupo, deben coordinarse". Y darse confianza y ánimos cuando alguno tiene algún tropezón: las miradas que se dedican en el escenario lo dicen todo. A pocas semanas del sorteo, la familia de San Ildefonso está preparada para repartir suerte.

RTVE

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