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Los móviles y su uso profesional en el periodismo: una herramienta complementaria, una oportunidad informativa

  • El uso de imágenes captadas con teléfonos móviles se ha normalizado en los informativos de televisión y web
  • El desarrollo tecnológico de los móviles avanzados los ha convertido en una herramienta de gran valor en manos profesionales

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Imagen de archivo

Miércoles, 20 de enero de 2021. Sobre las 15:00 horas, una explosión de gas destruye un edificio en pleno centro de Madrid. Desde la calle, algunos testigos de la detonación contemplan atónitos lo que parece un escenario de guerra. La mitad de la fachada ha desaparecido. Hay coches destrozados bajo una montaña de cascotes. En medio de una nube de polvo suenan voces que preguntan sin entender nada. Algunos vecinos y transeúntes captan la escena con su móvil. Las imágenes se harán virales rápidamente y su eco en redes sociales disparará la respuesta de los medios de comunicación. Se pone en marcha la maquinaria informativa.

Lo que han captado las cámaras de esos móviles es pura intensidad, la del momento en el que han sucedido o están sucediendo de los hechos. Cada segundo de imagen y sonido concentra realidad y no importa mucho si las frases están bien o mal articuladas o el encuadre no es perfecto. Esas grabaciones se realizan antes de que lleguen bomberos, policía o sanitarios, sin impedimentos ni filtros, en unos minutos que son como la tierra de nadie. Luego aparecen estos cuerpos de seguridad y asistencia, atienden a los afectados, evalúan la situación y establecen un perímetro de seguridad. Simultáneamente, o poco después, llegan los equipos de periodistas profesionales al lugar del suceso.

Lo que suele ocurrir a continuación, y lo que sucedió allí, es que las autoridades confinan a los informadores en un área segura donde las cámaras establecen los puntos de directo y donde pueden tomar declaración a los portavoces oficiales. Con suerte, si algún medio dispone de varios equipos, puede deslocalizarlos y peinar la zona en busca de algún testimonio directo para añadir a las informaciones. Pero, pasado el momento crucial, con el cordón policial activo y con las actuales restricciones por la pandemia, es complicado.

Móviles, entre la premura y la garantía periodística

Vamos a recapitular. La situación descrita es real, es una noticia urgente de última hora ocurrida en enero de este año, la explosión en una residencia de ancianos en el centro de Madrid. Nos centraremos en el desarrollo de la cobertura de televisión y vídeo para web y redes sociales. ¿De qué material se dispuso?

Por un lado, tenemos los testimonios captados por los testigos en los primeros minutos. Son reacciones directas. No las guían la intención o las preguntas dirigidas de un periodista, pero su reflejo de los hechos ocurridos en ese instante es suficientemente descriptivo. Aún así, son elementos sueltos que deben ordenarse en un relato periodístico con un contexto completo y con eficacia informativa. Para esto, los periodistas los recopilan, proceden a un obligatorio contraste y petición de autorizaciones a los autores, y tras este proceso, los publican o emiten. Es rápido pero no es inmediato. Algunos clips publicados en redes sociales ven la luz algo antes, pero no son el grueso del caudal informativo bien editado de un medio y, además, también requieren contraste si no son propios.

Por otro lado, tenemos las imágenes que captan los equipos de periodistas profesionales llegados al lugar del suceso. Como ya hemos apuntado, en este momento ya suele existir una barrera policial y, aunque las imágenes pueden ser menos intensas, toda la información es fidedigna de origen. El relato principal reposa en el trabajo de redacción, el plató y en el directo desde un punto habilitado o permitido por las autoridades. En general las escenas son captadas a distancia, detrás de agentes y coches policiales. Si el medio dispone de más personas, podrán desplegarse y añadir más testimonios e imágenes. Pero un equipo de televisión no pasa desapercibido, y que sea bien recibido o logre recabar material con resultados óptimos depende mucho de varios factores. Entre ellos, el tiempo que se dispone y especialmente, de la pericia simultánea de los informadores que trabajan juntos, tanto el gráfico como el periodista, confluencia que no siempre se produce.

En resumen, salvo casos puntuales concretos, la primera entrega o imagen informativa en una situación como esta suele ser la suma de lo que personas no profesionales han grabado de forma espontánea en los primeros minutos y de lo obtenido por profesionales posteriormente en un contexto generalmente limitado.

Ahora bien, ¿qué sucedería si pudiéramos combinar la ventaja de una persona que se mueve con libertad con su dispositivo móvil y la profesionalidad del periodista que obtiene imágenes y sonidos de buena calidad, con criterio, funcionalidad y con el respaldo de su propia autoría?

Uso profesional de móviles avanzados: la ventaja flexible

Ese día, un periodista de TVE, adscrito al Canal 24 Horas, formado en técnicas de captación de imagen y equipado con un iPhone corporativo con aplicaciones profesionales, estuvo en ese escenario. Ya se había tendido un primer cordón de seguridad, pero los heridos aún deambulaban por la zona mientras eran atendidos. Las labores de atención sanitaria estaban en curso y a la vista, y el periodista pudo documentarlas con cercanía, sin el respeto que impone una cámara de gran tamaño. Con un equipo tan ligero, este periodista pudo recorrer la zona y ubicar a testigos directos y afectados, cuyas declaraciones recogió. Las entrevistas fueron grabadas con el sonido y formato adecuados, lo que permitió utilizarlas en varias ediciones de informativos. Eran testimonios de primera mano, con la memoria de los hechos aún caliente y con gran potencia narrativa. Y lo más importante, desde el primer minuto, gracias al uso de aplicaciones específicas, pudo simultáneamente transferir el material al servicio central de ingesta en Torrespaña con la definición óptima. Este punto es interesante, pues permitió un arranque informativo con material de primera calidad, en fondo y en forma.

Vecinos y testigos, en shock tras la explosión de un edificio del centro de Madrid

Pero hay un elemento que tiene gran relevancia ética: también evitó que su presencia fuese intrusiva, tal y como suele ocurrir con videoaficionados no profesionales, que no reparan en invadir la privacidad por una imagen cuando graban con sus teléfonos. Este es un aspecto importante que reposa en la capacitación del periodista entrenado para tomar imagen con un dispositivo móvil: saber obtener el mejor material posible sin vulnerar la privacidad y tener tacto suficiente para matizar las situaciones de mayor crudeza. Cuando un periodista no ejercitado o un aficionado hacen esto, en general el resultado fluctúa entre las imágenes demasiado crudas que deben atenuarse con difuminados o, justo lo contrario, imágenes demasiado flojas y carentes de intensidad y contenido informativo.

Un aspecto también importante es la transferencia eficaz de imágenes a la emisión. Lo habitual, si el periodista no domina estos procedimientos, es enviar un vídeo por mensajería tipo whatsapp, tal y como haría un videoaficionado, con la enorme compresión y pérdida de calidad que implica. Pero utilizar técnicas y aplicaciones profesionales de MoJo, periodismo móvil, permitió durante esta cobertura ubicar testimonios, grabarlos, grabar recursos, editar todo en compactados, exportarlos y enviarlos a ingesta a alta calidad. Y todo sin interrupciones.

Mientras tanto, los compañeros con equipación convencional resolvieron el tronco principal de la emisión, el directo, la captación general de recursos y las entrevistas oficiales, imprescindibles en una cobertura de este tipo. Pudieron trabajar arropados por un arranque inicial de emergencia. Luego añadirían todos los testimonios posibles. La suma de todas estas intervenciones produjo un resultado impecable.

Clave de eficacia: la capacitación específica del profesional

¿Cuál fue el elemento decisivo en la intervención con el dispositivo móvil? No fue el aparato en si, un iPhone. Si esto fuera así, cualquiera con un teléfono móvil podría hacer piezas para un informativo, una idea errónea y absurda que a veces se tiende a asumir sin cuestionarse. El elemento decisivo en este caso, y en cualquier cobertura de carácter profesional, fue la formación y la capacitación del periodista en las técnicas necesarias para abordar puntos cruciales:

1. Tomar decisiones editoriales y de gestión informativa.

2. Realizar la captación de imagen con fluidez y precisión sin interferir en la gestión de contenidos.

3. Realizar la edición de imágenes y sonidos sobre el terreno en circunstancias adversas.

4. Resolver el envío inmediato del material a máxima calidad, usando diferentes vías alternativas.

Reunir ese abanico de competencias no es algo que se fomente especialmente en España, salvo los periodistas freelances que se ven obligados a dominar estas habilidades. Pero en medios de países como Estados Unidos, Reino Unido, Finlandia, Dinamarca, Suecia o Suiza, hace años que tomaron nota y desarrollaron un espacio propio con categorías específicas para el ejercicio de esta modalidad de periodismo.

Por ejemplo, en la BBC británica, la iniciativa la tomaron los propios reporteros gráficos, los cámaras, pues una parte muy importante de esta capacitación pasa por el ejercicio técnico y estético en el manejo de los diferentes modelos de cámaras. Este entrenamiento es una experiencia existente, los reporteros gráficos curtidos la poseen, y rentabilizarlo como legado de aprendizaje hacia nuevas categorías profesionales podría ser un aliciente importante para los periodistas jóvenes.

Pero los dispositivos móviles avanzados, no solo son una herramienta versátil y potente como apoyo y complemento en las coberturas. Su uso profesional también aporta un componente inestimable al proceso de difusión; además de enviar material de alta calidad a la emisión central, pueden convertirse ellos mismos en puntos de conexión en directo, por un lado, y fuente de publicación inmediata en redes sociales, por otro. Reúnen así los modos de operación habituales de los modernos equipos de televisión y la capacidad de alimentar las nuevas ventanas activas en Internet.

En definitiva, con la capacitación y los accesorios adecuados, el periodismo realizado con dispositivos móviles, el MoJo, constituye una herramienta complementaria potente que no solo asegura la captación y el flujo de contenidos en circunstancias adversas, sino que, además, mantiene a salvo las garantías de credibilidad propias de un medio solvente.