La peste, la otra gran pandemia de la historia
- A través del Archivo sonoro de RNE nos acercamos a esta enfermedad que asoló Asia occidental, Oriente Medio, el norte de África y Europa
- Dejó tras su paso estragos económicos, sociales, demográficos y culturales, sin contar la pérdida de vidas humanas
- La pulga de las ratas negras fueron las grandes transmisoras de esta letal enfermedad
La palabra pandemia ha irrumpido en nuestras vidas, se ha colado en nuestro vocabulario, hemos aprendido a "normalizar" su existencia en nuestro día a día. Pero no es la primera de la historia. Hubo otra gran pandemia, la de la peste. De rápida propagación, esta enfermedad pestilencial arrasó con la vida de millones de personas, dejando tras su paso estragos de extraordinaria gravedad en los ámbitos económicos, sociales, demográficos y culturales.
La peste asoló desde 1346 hasta 1353 Asia occidental, Oriente Medio, el norte de África y Europa. Siglos después de su aparición, es cuando la población europea comenzó a denominarla peste negra, nombre que adquirió por la expresión latina atra mors. En esta ocasión el adjetivo atra significa terrible o negra. De este modo desmitificamos el que se llamara peste negra por los efectos que provocaba en la piel del infectado en la que partes de su cuerpo tornaban a ese color.
La peste antonina
La peste antonina es considerada la primera pandemia global registrada en el mundo. Su método de propagación es mediante la vía respiratoria y el contacto y tuvo como vehículo al ser humano.¿Te suena? Es una peste que viene derivada de una expedición que llegó de Oriente hasta la ciudad de Roma y duró en torno a 15 años con brotes sucesivos. Unos 10 millones de personas murieron, la mitad pereció durante el primer brote. Comienza en el año 165 de nuestra era, momento en el que el imperio romano vivía su época dorada, la documentada como de mayor esplendor. Nuestros compañeros de Documentos RNE indagaban en esta enfermedad y las consecuencias que dejó a su paso:
A lo largo de los años fueron surgiendo brotes que se intentaron combatir de manera infructuosa. Algunos de los remedios documentados y empleados fueron los sacrificios rituales a los dioses, la ingesta de vinagre, mostaza, tierra de Armenia, leche de la ciudad de Estabia o la orina de niño.
Ratas, pulgas y piojos
La peste negra siguió avanzando en la segunda mitad del siglo XIV hacia el resto del mundo. Casi seis siglos después los científicos siguen investigando los agentes infecciosos y la causa última de tanta mortandad. Se ha descubierto que las ratas poseían una cantidad ingente de pulgas. Estos parásitos son los encargados de transmitir, mediante la regurgitación de la sangre en las picaduras originadas, la enfermedad. En ocasiones, aunque en menor cantidad, los piojos también se encargaban de contagiar al ser humano. En esta ocasión, cuando la persona se rascaba el lugar de la picadura hacía penetrar las heces de los piojos que son, en realidad, el agente infeccioso. En el programa Entre Probetas de Radio 5 nos relataban así el proceso de algunas investigaciones:
Cuando una colonia de roedores sufre una enfermedad infecciosa generalizada se le denomina una epizootia de ratas. Cuando llegaban a este punto, los roedores podían portar entre 100 y 150 pulgas cada uno. Esto era un problema para estos animales, pero suponía una ecatombe para el ser humano. Pues el resultado final consistía en que las pulgas que habitaban la piel de las ratas, buscaban encarecidamente nuevos huéspedes con rápidez y voracidad, en cuanto el cadáver del roedor se enfriaba. Lo que se traducía en un nuevo brote de esta enfermedad entre los seres humanos.
¿Cómo se extendió la peste al resto del mundo?
La gran pregunta era cómo lograban sobrevivir las pulgas en el interior de los barcos cuando las ratas morían contagiadas por peste. Esto es lo que se cuestionaban los médicos de la época pues las ratas podían viajar largas distancias, pero las ratas infectadas no. A los pocos días morírian por la enfermedad. Es entonces cuando en 1910 se dan cuenta de que los principales alimentos de la rata negra o de barco eran los cereales, y de esto precisamente es de lo que aprendieron a alimentarse las pulgas. Pues se descubrió que tan solo les era imprescindible la sangre para desovar. A Europa la peste llegó mucho antes a bordo de un barco que atracó en el puerto de Sicilia procedente del Mar Negro.
En La noche en vela, recordaban cómo vivieron las gentes de aquella época el miedo, casi pánico, a esta enfermedad. En el siglo XIV muchos creyeron que el fin del mundo había llegado:
Peste negra o bubónica
Ya hemos aclarado la etimología de peste negra, sin embargo, también se la conoce como peste bubónica. Esto se debe a los bubones que aparecían en la piel de las personas infectadas. Solían aparecer en los muslos o en las axilas tras la picadura de una pulga. En ocasiones, y si el enfermo conseguía sobrevivir, podrían seguirles unas manchas negras o rosáceas de diferente tamaño en el resto del cuerpo. En algunos de los primeros escritos que existen sobre posibles referencias a esta enfermedad, encontramos el de Rufo de Éfeso que vivió hacia el 100 a.C y en donde describía unos brotes graves de peste y que fueron observados en el norte de África y Medio Oriente dos siglos antes. Lo recogía de esta manera en su libro La peste negra el escritor Ole J.Benedictow:
"Los bubones llamados pestilenciales son muy agudos y muy mortales [...] van acompañados de fiebre alta, dolores atroces, transtornos graves en la complexión de la persona, delirio y aparición de bubones grandes y duros que no supuran, no solo en las zonas habituales sino también en la parte posterior de la rodilla y en la curva del codo, donde por lo general no se forman con otras fiebres similares".
Nuestros compañeros de Radio 3 de Videodrome dedicaron un programa a la epidemia de peste bubónica de Londres del año 1665 que causó, se estima, más de cien mil muertes:
La peste, la gran causante de cambios
Vecindarios enteros y pueblos fueron abandonados y borrados del mapa debido a esta enfermedad. Cambió el rumbo de la historia, a todos los niveles. Muchos profesionales se vieron obligados a reinventarse, como es el caso de los músicos de la época. Ellos vivieron sus efectos pero también compusieron música durante la Edad Media. Nuestros compañeros de El sonido del tiempo le dedicaron un programa a este tema con, como dice su director Luis Antonio Muñoz Martínez, el "único propósito es escuchar música para realizar un análisis y así entender mejor esta época que estamos viviendo":
Tras pasar esta pandemia, llegaron otros brotes y muchas otras enfermedades; la viruela, el tifus, le temida lepra... y con ellas los artistas se inspiraron para seguir creando canciones, cantares, poemas, epístolas y como no, libros. Es el caso de la obra publicada el 10 de junio de 1947 del escritor Albert Camus, La peste. En cuanto se levantó el confinamiento el pasado año los más curiosos corrieron a las librerías hasta agotar sus existencias. En él se puede comprobar que muchos factores propios de la peste se vuelven a repetir en la actualidad. Desde Biblioteca Básica nos invitan a disfrutar de este ejemplar literario:
La peste es una enfermedad que, en la actualidad y si se coge a tiempo, se puede paliar a los 10 días gracias a los antibióticos. Pero históricamente deja tras de sí millones de vidas rotas, miedos, desestructuración social, crisis económicas y, en definitiva, una nueva forma de vivir.