'Cambio de tercio': los festejos taurinos, en 'Comando actualidad'
‘Comando actualidad’ muestra la situación de los festejos taurinos en España y el negocio que hay detrás de ellos. En plaza han bajado hasta un 61% en los últimos doce años, según el Ministerio de Cultura. Un centenar de municipios han vetado la lidia y las celebraciones taurinas. Más allá del debate, ¿sigue siendo un imán para turistas? ¿Qué esconde la carne de toro? ¿Es posible una España sin toros?
El negocio tras la fiesta de los toros
Antes de que comience el espectáculo en la Plaza de las Ventas, ganaderos, veterinarios, apoderados y decenas de profesionales eligen los toros y organizan la corrida. Un toro de lidia puede valer desde 3.000 euros hasta 24.000. “Somos primera potencia mundial en el sector de bravos. Exportamos a México, Perú, Venezuela… La genética española es la mejor del mundo”, afirma uno de los ganaderos que acude a la subasta de toros para la lidia antes de que se celebre la corrida. El ganadero Diego Martínez afirma que “criar un toro bravo cuesta a partir de 4.000 euros. Si se vetaran las corridas en toda España, ¿qué pasaría con toda la gente que trabaja en la ganadería?”. El público paga entre 15 y 200 euros por ver torear a primeras figuras.
Más vetos a la lidia
Canarias, Cataluña, Baleares, Gijón y un centenar de municipios españoles han vetado la lidia y los festejos taurinos. Enrique Zaldívar, presidente de AVATMA y veterinario, representa a 600 profesionales que defienden que “la tauromaquia está terriblemente subvencionada por Diputaciones, Comunidades Autónomas, Ayuntamientos, por Europa y por el Estado en menor medida. La tauromaquia no es rentable”, señala. “Un espectáculo que se basa en el maltrato de animales no tiene nada de cultura”, zanja.
Sin carne de toro
Cuando termina el festejo en una plaza, la carne del toro bravo se destina a consumo humano. Y no sólo el famoso rabo de toro. De toda la ganadería de toro bravo que hay en España, el 40% de la carne acaba en la cazuela después de pasar por una plaza de toros o un festejo; el resto también se comercializa. Antonio es carnicero, trabaja el género de lidia y tiene claro que el mundo del toro va a desaparecer, “la ganadería no es rentable”, dice. Mientras, las carreteras españolas siguen custodiadas por 92 siluetas de toros bravos. La mayoría en Andalucía, Madrid y las dos Castillas. Es la única valla metálica permitida fuera de los cascos urbanos.