'Una nueva vida por delante': el drama de los refugiados, en 'Informe semanal'
- Además, en ‘Los últimos de Guantánamo’, entra en la polémica cárcel en la que aún quedan 30 presos, incluidos 9 sospechosos del 11S
- Sábado 20 de mayo a las 21:30 horas en La 1 y Canal 24 Horas
En el reportaje ‘Una nueva vida por delante’, ‘Informe Semanal’ ofrece una mirada a la situación de los miles de refugiados llegados a Europa tras las últimas crisis internacionales. En su segundo reportaje, ‘Los últimos de Guantánamo’, un equipo del programa viaja a la polémica cárcel.
Una nueva vida por delante
Las últimas crisis internacionales, como la guerra de Ucrania o el regreso de los talibanes al poder en Afganistán, provocaron la llegada de miles de refugiados a Europa y, concretamente, a nuestro país. España acogió a más de 2.000 afganos y a más de 170.000 ucranianos. 90.000 continúan aquí. En este reportaje, cuentan cómo es su vida y cómo está siendo su integración. Su principal preocupación es encontrar trabajo, ya que las ayudas del sistema de acogida expiran a los dos años de residencia y a algunos sólo les quedan unos meses para valerse por ellos mismos. Anna tuvo que escapar de la ciudad ucraniana de Dnipro casi al principio de la invasión rusa y dice que "no es posible vivir siempre esperando. Tú puedes esperar una semana, un mes, pero ya pasó un año y nosotros no sabemos cuándo va a terminar todo".
Ahmed y Sofía, un matrimonio procedente de Afganistán, cuentan que cuando huyeron de su país "lo único que pensamos fue sacar a los niños y llevarlos a un sitio seguro. No había pensado cómo íbamos a vivir. Habrá trabajo, habrá viviendas, habrá casa...". Saboor vive con su familia en un piso de la Cruz Roja en Toledo. Sus hijos ya hablan perfectamente castellano. Para él y su mujer, Wahira, es más complicado aprenderlo: "El 90% de las familias afganas que están en España están teniendo ese problema. Pero yo espero que esto se arregle y que podamos tener alguna oportunidad". Mientras buscan trabajo, dedican su tiempo a ayudar a los afganos que siguen llegando desde países como Irán o Pakistán.
Wahira es vicepresidenta de la primera Asociación de Mujeres Afganas en España: "Lo que queremos hacer y lo que vamos a hacer es ayudarnos entre nosotras tanto en la educación, en la búsqueda de empleo y en aprender el idioma para poder integrarnos". Ignacio Álvaro, excoordinador de la AECID en Afganistán, da cuenta de lo contradictorias que son algunas situaciones: "Te encuentras a una mujer fiscal en Afganistán que había estudiado Derecho, trabajaba en la Fiscalía de Derechos y de Violencia contra la Mujer y de Anticorrupción, y ahora está trabajando de recepcionista en un centro. Está feliz, simplemente, porque tiene trabajo."
Los últimos de Guantánamo
Un equipo de ‘Informe Semanal’ ha viajado hasta la base de Estados Unidos en Cuba, a Guantánamo, cuyo nombre, 20 años después, sigue evocando abusos y torturas. No es sencillo llegar ni entrar en esa cárcel, que aún hoy está en uso para 30 presos. 779 personas, todas musulmanas, han pasado por allí. A la mayoría nunca los imputaron. Como a Mansoor y Mohamedou que, tras estar 14 años encerrados sin cargos, cuentan que al principio no sabían a dónde les estaban llevando: "Cambiaron nuestros cuerpos a base de golpes, humillándonos". Mohamedou relata que fue "sometido a muchos métodos de tortura, incluyendo agresión sexual, palizas... Cuando me dijeron que iban a secuestrar a mi madre, les dije que diría cualquier cosa. Sólo dadme un papel en blanco. Lo firmaré".
De las 30 personas que siguen en esta cárcel sólo una ha sido juzgada y condenada en un juicio militar. 16 están esperando un país que los acoja: tienen permiso para salir, pero el Congreso de EE.UU. prohibió trasladarlos. También están los 9 sospechosos de algunos de los mayores atentados de la historia: el 11-S o los atentados de Indonesia. Todos siguen esperando la fecha de su juicio. También esperan justicia los familiares de las víctimas. Theodore Olson, exprocurador general estadounidense, cuya mujer viajaba en uno de los aviones que impactó contra las Torres Gemelas, justifica que "Guantánamo era la única alternativa aceptable a las prisiones de su país s o a instalaciones de otros. Sacó a estas personas de las calles... Las sacó de circulación, las mantuvo alejadas de cometer más actos terroristas".
Larry Wilkerson, exjefe de gabinete de Colin Powell, asegura que "la mayoría de la gente era inocente". Reconoce también que se sobornó a ciudadanos pakistaníes para que delataran a vecinos: "Creo que la razón principal por la que los mantuvimos en prisión es porque no queríamos que se supiera que eran inocentes". Mantener a 30 presos encerrados en Guantánamo le cuesta a Washington más de 13 millones de dólares al año por cada uno de ellos, según los cálculos del diario New York Times. Ya en época de George Bush empezaron a trasladar presos. Al final de su mandato, él mismo quiso cerrarla. Obama lo prometió, pero sólo canceló el programa de torturas. Trump, al revés, prometió llenar Guantánamo de "gente mala." Tampoco lo hizo. Y Biden, ahora, también ha prometido cerrarla.