Recordando a Fernando Argenta
- En diciembre de este 2023, se cumplirán diez años de la muerte de Fernando Argenta, un nombre que significa mucho en RTVE, empresa en la que prestó servicios durante algo más de cuarenta años y en la que alcanzó altas cotas de éxito y popularidad.
Había nacido en 1945 y, como es bien sabido, era hijo del extraordinario director de orquesta Ataúlfo Argenta. Hizo estudios de música en el Conservatorio de Madrid y, en su primera juventud, se sintió atraído por la ola ye-yé que en los años sesenta envolvió a su generación y, ni corto ni perezoso, tomó la guitarra y se enroló en uno de los grupos que encandilaban a los jovenzuelos y amenizaban -en vivo y con los discos- sus guateques. En efecto, entre 1960 y 1965 formó parte del conjunto rockero “Micky y Los Tonys”, con los que llevó a cabo multitud de actuaciones, bastantes grabaciones e incluso alguna película: véase Megatón Ye-yé, film dirigido por Jesús Yagüe en 1965. ]
Entre el interés por la gran música sinfónica que le había inculcado su padre y su natural tendencia a sintonizar con la gente de su edad, de gustos musicales “ligeros”, Fernando buscaba su camino al iniciarse la década de los 70, y sintiendo también que no le faltaban dotes de comunicador -porque su alegría, sus aficiones y gustos eran realmente contagiosos- se acercó a la radio, a Radio Nacional. Allí podría presentar éxitos musicales del momento -cómo no- y también podría presentar programas convencionales para difundir la “música clásica” -a la que nuestra casa no daba la espalda-, pero… parecía no conformarse con lo que había, con las maneras en las que los profesionales del medio venían haciéndolo muy bien. Buscaba algo distinto, y dio con la tecla: ¿por qué no presentar la música clásica al modo de los programas de música ligera, con un lenguaje sencillo, directo, desenfadado, que no invitara a huir, a mover el dial a los jóvenes rockeros? Él mismo era un ejemplo vivo de apasionado por la música en cualquiera de sus manifestaciones y pensaba: ¿por qué tenían que compartimentarse las audiencias, por qué hay que elegir entre Ludwig y Elvis de manera excluyente? Y decidió servir a Ludwig acercando su música a amplias audiencias entre las que se contaran forofos de Elvis. La propuesta no dejaba de ser osada, pero a Fernando le sobraban valor y energía. RNE abrió la puerta a una experiencia que se llamó “Clásicos populares” y que estaba llamada a convertirse en uno de los programas más originales, admirados, duraderos y premiados de la radio: treinta y dos años estuvo en antena, trayectoria que le valió dos Premios Ondas, el Premio de Montecarlo, el del Club Internacional de Prensa, varios premios de la SGAE, el “micrófono de oro”, dos “antenas de oro”… e innumerables otros premios y distinciones provenientes de los ámbitos de la música y de la comunicación, y que culminaron con la entrega a Fernando Argenta de la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.
El prestigio personal y los reconocimientos alcanzados le llevaron incluso a la dirección de Radio 3 y de Radio 1 en los años 80, pero es obvio que Fernando rendía y disfrutaba en los locutorios mucho más que en los despachos, y el paréntesis se cerró pronto. Y cuando, treinta años después de haber echado a andar “Clásicos populares”, entrábamos en el nuevo siglo, Fernando Argenta decidió cambiar de aires y emprendió un nuevo proyecto. Si había logrado acercar la música clásica a los jóvenes, ahora iban a ser los niños los destinatarios de su mensaje: chavales, la gran música está ahí para disfrute de todos…, de todos, de vosotros también, de manera que a ver “El Conciertazo” en TVE. Y volvió a suceder lo mismo: Fernando encandiló a millares de niños con un programa televisivo de amplia audiencia (por supuesto, no solo infantil) que recibió un reconocimiento inmediato y mereció numerosas distinciones y premios de los ámbitos de la comunicación españoles, así como del World Media Festival Hamburg 2004 y distintos organismos, como el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, la Universidad Carlos III de Madrid, el Comité Español de UNICEF, la Comunidad de Madrid…
Fernando Argenta se nos fue hace diez años, a los 68 de edad. Con poco pelo (es verdad… ¡y qué mal lo llevaba!) pero siendo realmente joven: joven en el pensar, en el hablar, en el estar… El simpático joven de siempre, a quien no olvidamos.