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Informe Semanal

'Informe Semanal' analiza la actual situación epidémica y repasa la obra de Eduardo Chillida

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Mascarillas usadas para protegerse de la Covid 19
Mascarillas usadas para protegerse de la Covid 19

‘Informe Semanal’ analiza en ‘Virus inevitables’ la situación actual epidémica y comprueba si la población ha aprendido la lección después del Covid. Además, repasa la obra y vida de Eduardo Chillida en el centenario de su nacimiento en ‘El poeta de los espacios’.

‘Virus inevitables’

Los virus respiratorios se fortalecen todos los inviernos y, todos los años, la epidemia de gripe es inevitable. Pero el Covid sigue entre los ciudadanos. Como dice el médico de familia José María Molero: "¿La situación se puede aminorar? Sí. ¿Cómo? Con medidas de prevención. Primera medida fundamental: la vacuna". Las alarmas saltaron con las fiestas navideñas.

Las cifras superaron el llamado nivel basal y empezó la epidemia actual. Amparo Larrauri, del Centro Nacional de Epidemiología, confirma que "la actividad es la misma que hemos tenido siempre antes de la pandemia. Eso sí, con un nivel de intensidad y de transmisibilidad alto". Alcanzado el pico epidémico, Valencia fue la primera Comunidad en implantar la obligatoriedad de la mascarilla en los centros sanitarios. Le siguieron otras, hasta que el día 10 de enero el gobierno la extendió a todo el territorio nacional, con un matiz, que la obligación solo fuese recomendable donde bajase la incidencia, que es lo que está ocurriendo ahora.

La diferencia principal, como señala Óscar Zurriaga, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología, es "que este año ha sido mucho más corto el periodo de ascenso. Un ascenso tan súbito como el que hemos visto es el que produce las mayores tensiones a nivel asistencial". De ahí, dice María José García, portavoz del sindicato de enfermería Satse, que "nos estamos encontrando con que se está atendiendo el doble de pacientes en las urgencias de los hospitales y también en las urgencias de los centros de salud".

Los enfermeros ya pueden recetar paracetamol o ibuprofeno. Da la sensación que se han olvidado las lecciones aprendidas durante la pandemia. Y los virus respiratorios han vuelto a recordar que siguen estando ahí. El Covid enseñó que la vacuna disminuye la incidencia y los casos graves, que son los que generan más coste para las personas y para el sistema de Salud.

‘El poeta de los espacios’

Con motivo de su centenario, ‘Informe Semanal’ profundiza en el particular universo de Eduardo Chillida. De la mano de algunos de sus hijos, desentraña su personalidad y su particular visión del mundo. Como Pedro, quien asegura que "nunca hacía nada que no fuera lo que él creía que era su deber". O Mikel, que comenta: "Era un disfrutón. Disfrutaba mucho de las cosas, pero de las cosas que le gustaban, su trabajo y su familia".

Para la catedrática de Arte María Bolaños, "fue un artista que desde el primer momento tuvo una proyección internacional muy grande. Un artista que supo encontrar algo que la época necesitaba". Y donde mejor se entiende su esencia creativa es en el caserío de Zabalaga, en su museo en plena naturaleza Chillida Leku. Allí, encontró su lugar en el mundo para abrir su obra a los demás. Su voluntad era que la obra fuera de todos para convertirla en lugar de encuentro, donde no hace falta comprender, sólo sentir. 

Chillida se hacía preguntas constantes para buscar su lenguaje, desde sus comienzos creativos en Paris y sus primeras obras en yeso, hasta su encuentro con el hierro. Cuando instalaron 'El peine del viento' en San Sebastián en 1977, la ciudadanía lo criticó. Hoy, es icono de la capital guipuzcoana y se mimetiza con la roca. Sufrió particularmente con su desencuentro con Jorge de Oteiza, que duró casi 30 años. El abrazo de Zabalaga en 1997 entre los dos escultores vascos, casi al final de sus días puso fin a aquel episodio.

Sin embargo, como cuenta Mikel Chillida, "nada le hizo más daño que Tindaya", probablemente la más agria colisión entre ecologismo y arte en el país. Su pretensión de vaciar la montaña para que "el ser humano sintiese su pequeñez" chocó con el rechazo de muchos. En todas sus épocas, su mujer, Pilar Belzunce, le facilitó todo para dejarle volar, para expresarse y crear sus más de 1.400 obras en hierro, madera, papel, alabastro, acero y barro que hoy son su legado. 'Bajo la cruz del vacío', su última obra, a la sombra de un gran magnolio, descansan los restos del artista y de su inseparable compañera de vida.