'Imprescindibles' recupera la figura de José Pérez Ocaña, uno de los iconos más emblemáticos del colectivo LGTBI
‘Imprescindibles’ dedicará su programa de este domingo, último de la temporada, a la figura de José Pérez Ocaña, performer, pintor, artista y uno de los iconos más emblemáticos del colectivo LGTBI, con motivo de la celebración del Día del Orgullo y dentro de la programación especial dedicada a esta fecha en RTVE. Es una producción propia de RTVE, escrita y dirigida por Gemma Soriano y Pilar Granero, que aporta nuevos datos, algunos rescatados del archivo propio y otros prácticamente inéditos que permiten acercarse a la figura de Ocaña como nunca antes.
‘Yo, Ocaña’
Hubo un tiempo, justo después de la dictadura franquista, en que la ciudad de Barcelona se convirtió en la capital cultural de España e Iberoamérica. El camino hacia la democracia hizo temblar los cimientos de la cultura más académica y el epicentro de ese seísmo se focalizó en las emblemáticas Ramblas barcelonesas. Fue allí donde emergió la figura de José Pérez Ocaña. ‘La Ocaña’, como gustaba llamarse, fue un artista a todas luces inclasificable. Han tenido que pasar más de 40 años de su prematura muerte para que hoy Ocaña sea reivindicado como un icono del movimiento LGTBI y, por extensión, un pionero en la lucha por todas las libertades.
Ya fuera vestido de viejecita enlutada o con trajes rutilantes, la presencia de Ocaña por las calles cantando coplas y subiéndose las faldas no dejaba indiferente a nadie: “Yo salgo a la calle para provocar”, decía al tiempo que se indignaba cuando le tildaban de simple travestido: “Soy artista y cuando pinto pienso que estoy haciendo arte, igual que cuando me visto de mujer”.
Porque para Ocaña disfrazarse iba más allá de buscar el espectáculo y el escándalo; era una manera de reivindicar sus raíces y sus fetiches de los que bebía y se inspiraba; como las ‘mantoneras’ que tejen mantos a la Virgen o las Manolas penitentes que procesionan tras los pasos de la Semana Santa andaluza. Travestirse también además era reivindicar la libertad que no pudo tener en su pueblo de Sevilla, Cantillana, donde desde bien pequeño sufrió el acoso de sus vecinos por su condición sexual.
Víctima del sexilio, o tal vez buscando un lugar donde desarrollar sus inquietudes artísticas, Ocaña recaló en Barcelona a principios de la década de los 70, sin formación artística y sobreviviendo con trabajos de pintor de paredes. Poco a poco atrajo la atención de los círculos más vanguardistas de la sociedad barcelonesa. Mítica fue su espontánea actuación en las Jornadas Libertarias de la CNT del año 1977 o su presencia en la primera manifestación del colectivo homosexual que se celebró en nuestro país.
Esta producción propia de RTVE aporta nuevos datos sobre Ocaña, algunos rescatados del archivo propio y otros prácticamente inéditos, como unas grabaciones sonoras, previas a un libro de memorias que nunca vio la luz, en las que el propio Ocaña se quita el disfraz para mostrarse como lo que realmente era: un ser vulnerable, que sufrió mucho pero que eligió la alegría como arma revolucionaria para cambiar su vida.