Generosidad, amor y pertenencia: los anuncios de la Lotería de Navidad que más emocionan año tras año
- Los anuncios de la Lotería de Navidad suelen apelar a valores universales para conectar con el corazón de los espectadores
Cada año, los anuncios de la Lotería de Navidad se convierten en pequeñas historias que calan hondo en los corazones de los espectadores. Con su mezcla de emoción, ternura y humanidad, invitan a reflexionar sobre lo que realmente importa. Sus relatos miran más allá del premio, buscan conectar con valores universales y terminan por provocar sonrisas y lágrimas. En RTVE.es recopilamos los spots más emotivos y los temas centrales de cada una de las historias.
El poder de la generosidad
El anuncio de este 2024 es un canto a la generosidad. Julián es feliz, pero sufre soledad no deseada en su pequeño pueblo de la España vaciada. Cuando una reportera le pregunta con quién compartirá su décimo de Navidad, responde con honestidad: "No lo sé, no tengo con quién compartirlo, la verdad". La frase se viraliza y una ola de solidaridad recorre las redes sociales. Bajo el movimiento #YoTambiénComparto, personas de toda España, incluso los ganadores del Gordo, deciden compartir sus décimos con él. El gesto emociona al hombre, que por fin se siente acompañado, "Compartirlo es extraordinario", recuerda el lema.
'Tres Orquídeas' es uno de los anuncios que conformaron la campaña de 2023. En esta historia, un pescador encuentra por casualidad un décimo de la Lotería de Navidad, con un enigmático mensaje en el reverso: "Para Julia. Tres Orquídeas". El día del sorteo, descubre que se trata del número ganador y ha de enfrentarse a un dilema: cobrar el premio o buscar a su verdadera dueña. Logra encontrarla en su floristería y deja el décimo sobre el mostrador antes de que ella le vea. "No sé quién ha sido, pero gracias", cuenta después Julia, emocionada, mientras celebra el premio en televisión.
Ser parte de una comunidad
En el anuncio de 2014, el Gordo cae en el Bar Antonio. Uno de los clientes habituales, superado por las dificultades económicas, no pudo comprar su décimo ese año. Con un nudo en la garganta, decide bajar al bar para felicitar a los afortunados. Al pedir la cuenta, pregunta con asombro: "¿Veintiún euros por un café?". El camarero aclara: un euro por el café y veinte por el décimo que habían guardado para él. En ese instante, el hombre se siente parte de algo más grande: su barrio. Este anuncio, uno de los más virales del siglo, enseña que, cuando se comparte, nadie se queda atrás.
La cadena de décimos que protagonizó el anuncio de 2021 celebra también el poder de la comunidad. Un hombre decide dar de forma anónima un boleto a sus vecinos. A partir de ese momento, todos se contagian de la magia de regalar y se convierten en un eslabón más. Así, los habitantes de un pueblo rodeado de naturaleza y bañado por la nieve en el Valle de Baztán, Navarra, se convierten en ganadores del Gordo y lo celebran unidos, porque la ilusión crece cuando es compartida.
En 2015, Loterías y Apuestas del Estado apostó por conmover con la historia de Justino, el vigilante nocturno de una fábrica de maniquíes que olvida apuntar su nombre en la lista de la empresa para hacerse con un décimo. El primer anuncio de lotería navideña rodado sin actores —es un cortometraje de animación— plantea cierta ironía: el horario de trabajo de Justino le impide compartir tiempo con sus compañeros, a pesar de que pasa toda la noche rodeado de figuras humanas. Para afrontar su soledad, interactúa con los maniquíes, que utiliza también para comunicarse con el turno de mañana. Su dedicación a los demás le lleva a olvidarse de sí mismo, pero, cuando el Gordo cae en la fábrica, Justino descubre lo importante que es para sus compañeros. Nuvole Bianche, la melodía que acompaña al anuncio, acentúa su emotividad.
Estar constantemente rodeados de gente puede resultar abrumador a veces. Es lo que le sucede a Bea en el anuncio de 2023. El 21 de diciembre, a solo unas horas de que acabe el plazo para comprar un décimo, la joven afronta una nueva jornada, cargada de estrés y, sobre todo, prisas. No para de recibir llamadas y, con el ajetreo de Madrid en Navidad, olvida comprar el boleto de lotería que tanto le pedía su padre. Saturada, Bea ruega que todo el mundo desaparezca. Deseo concedido. Lo que al principio parece una oportunidad para disfrutar de la vida con calma, se transforma en una pesadilla a ser consciente de que echa de menos a sus seres queridos. Afortunadamente, todo vuelve a la normalidad y una Bea, con lágrimas que recorren su cara, abraza a su padre mientras sostiene un décimo. "No hay mayor suerte que la de tenernos", recuerda el spot.
Distintas formas de amor
El cuento de Navidad alienígena, que Amenábar dirigió para la campaña de 2017, cuenta con delicadeza la historia de amor entre un terrícola, Daniel, y una extraterrestre, Danielle. Se conocen mientras compran un décimo para la Lotería de Navidad y rápidamente se enamoran. La vida de Daniel, antes triste, por fin encuentra ilusión. En otro golpe de suerte, ganan el Gordo, pero Danielle ha desaparecido. Sin amor, no hay motivos para celebrar. Cuando por fin se reencuentran, la felicidad se multiplica y es que lo más importante es tener con quién compartirlo.
Otro de los anuncios de la campaña de 2022 es un homenaje a la amistad. "Eres nueva, ¿no? Ah, que no me entiendes", pregunta una trabajadora a su nueva compañera, Vika, que es extranjera y no habla castellano. Siempre acompañada de una sonrisa, Vika aprende más sobre España de la mano de quien, poco a poco, se convierte en su nueva amiga. Cuando llega la Navidad, aprende acerca de la tradición de compartir un décimo de lotería con seres queridos y deciden comprar uno a medias para sellar su amistad.
Algunas frases de los anuncios de la Lotería de Navidad se convierten en clásicos y perviven en la memoria colectiva años después, como ocurre con el enternecedor spot de 2016, que cuenta la historia de Carmina, una mujer mayor que se confunde al ver una imagen de archivo en la televisión y piensa que le ha tocado el Gordo. Para no desilusionarla, toda la familia le sigue el juego. Poco a poco, se une el resto del pueblo a una gran mentira colectiva, pues nadie quiere robarle la felicidad. Su hijo finalmente decide contarle la verdad, pero, cuando se acerca, Carmina le regala el décimo que cree premiado. Él intenta sacar a la mujer de su error, pero ella no le deja hablar porque cree que va a rechazar el premio. Pronuncia entonces esa frase tan recordada: "A una madre hay que hacerle caso siempre".