Últimos días antes del sorteo en la Residencia San Ildefonso: así se preparan las voces de la Navidad
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Cada año, a finales de octubre, la Residencia San Ildefonso vuelve a convertirse en el corazón de una de las tradiciones más populares de España: el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad. Entre sus muros, los elegidos para dar voz a la suerte comienzan sus intensos ensayos y se preparan para el gran día. Mientras tanto, los pasillos se llenan de destellos festivos: manualidades, luces y adornos anuncian que la Navidad está cerca. RTVE.es cruza sus puertas para descubrir cómo viven estos pequeños guardianes de la fortuna los días previos al 22 de diciembre.
Las voces de muchos de ellos ya han acariciado la fortuna antes. Paula, de 14 años, asegura que está más tranquila que cuando se estrenó. "Justo el primer año canté el Gordo, eso fue muy fuerte", recuerda con los ojos brillantes. La alegría llegó tras la decepción del año anterior, cuando no pudo salir a cantar por una afonía. Muchos de los niños que cantan el Gordo confiesan haberlo soñado o haber tenido la intuición de que serían los mensajeros de la suerte. Sin embargo, Paula reconoce que su caso fue distinto: "No tenía ni idea, pero tardaba mucho en salir y yo estaba en la séptima tabla, entonces una compañera me dijo que me iba a tocar a mí".
A pesar de ser veterana, esas mariposas inquietas que revolotean en el estómago, nunca desaparecen del todo. Los niños saben que deben estar concentrados, pero Paula insiste en que siempre es complicado porque "hay mucha gente y mucha emoción". Su compañera Ainhoa, de 10 años, está de acuerdo, aunque considera que la primera vez es la más difícil: "Nunca lo has hecho y piensas que igual lo vas a hacer mal". Aunque los nervios son inevitables antes de subir al escenario, la pequeña asegura que "cuando empiezas a cantar ya se van".
La magia de las últimas horas
La víspera del sorteo, los niños de San Ildefonso suben al escenario del Teatro Real para su último gran ensayo. Para Ainhoa, es el momento de la verdad, cuando sus pies rozan la misma tarima que al día siguiente será testigo de su actuación ante las cámaras.
“Venimos a cantar y ya está, lo vamos a hacer como podamos y saldrá bien“
Paula, muy serena, está de acuerdo en que "es un evento muy importante y una experiencia única", aunque añade con una sonrisa tranquilizadora: "Venimos a cantar y ya está, lo vamos a hacer como podamos y saldrá bien".
La última noche antes del 22 de diciembre está llena de magia y nerviosismo. "Un año estaba tranquilamente en la cama y me desperté, entonces vi a mis amigas haciendo el corro de la patata en la habitación. Me quedé flipando", ríe Paula. Para ella y sus compañeros, estas noches de víspera son muy especiales: "Te quieres despertar porque quieres que llegue ya el momento. Ensayar está bien, pero quiero que pase esta semana. Me emociona muchísimo la lotería".
Este año la noche previa al sorteo será diferente. Al coincidir el día 22 con un domingo, los escolares dormirán en sus casas. Deberán llevarse los trajes y prepararse por su cuenta, explica Chiqui, la encargada de la ropa en la residencia: "Cuando lleguen al Teatro Real estarán los estilistas y todos los encargados de que vaya perfecto. Estaremos allí para terminar de prepararlos. Seguro que sale estupendo".
Con tres décadas de experiencia a sus espaldas, Chiqui es la encargada de preparar los trajes cada jueves y sábado para los sorteos ordinarios, pero reconoce que el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad siempre es especial. La expectación aumenta la presión: "Se emite en televisión para toda España y queremos que todo salga bien, que a nadie le quede mal la chaqueta. Todo tiene que encajar perfecto. Además, a esta edad crecen muy rápido, hay que adaptar la ropa todo el tiempo".
Para Chiqui, la Residencia San Ildefonso es su hogar y le emociona formar parte de una estética tan presente en el imaginario colectivo navideño. "Es muy emocionante el empeño que le ponen al cantar mis niños y mis niñas. Son muchos días de trabajo con ellos y es muy valiosa la labor que hacen los educadores", relata emocionada.
Amigos y compañeros entre la suerte y la emoción
Los pequeños protagonistas viven esta tradición con ilusión y responsabilidad. La participación en el sorteo es una actividad extraescolar voluntaria, pero muy solicitada. Ángel, de 11 años, recuerda su debut en 2022 con el Gordo. Confiesa que la primera vez se apuntó "por probar", pero desde que cantó el primer premio quiere "cantarlos todos" hasta que termine su estancia en el centro, pues lo recuerda como "un día muy especial".
Aunque asegura que los nervios ya no le dominan, admite que el escenario del 22 siempre impone. Eso sí, subraya, "la alegría es mucho más grande que los nervios". La emoción del día del sorteo lo invade todo. Paula es buen ejemplo de ello. Se hizo viral en 2021 cuando se le escapó aquel sonado "¡Ay, te quiero un montón!", dedicado a su compañera después de cantar el primer premio: "En ese momento estás muy feliz y no piensas en nada más".
Compartir escenario siempre "une mucho", explica Ainhoa. Chema García, uno de los educadores del centro, señala que la convivencia crea amistades: "Son como familia, compañeros de trastadas". La conexión emocional se acentúa en el Teatro Real cuando se ven "expuestos al peligro junto a sus compañeros". El trabajo fundamental de los profesionales, explica García, "es que tengan relaciones sanas entre ellos, mucho más que la lotería".
No siempre es una tarea sencilla. El educador cuenta a RTVE.es que a los alumnos les gusta cantar todos los números y premios, pero especialmente el Gordo, porque "es lo que tiene repercusión y es el tema de la casa". Por eso, los adultos tratan de restarle importancia: "Si no, el que no lo canta se lleva un bajón emocional".
Todo listo para el gran día
Los cantos de los "miiiil euroos" resuenan por la residencia, ante la atenta mirada de los educadores, que enseñan el funcionamiento de los sorteos ordinarios y extraordinarios. También, eligen las voces que subirán al escenario. "Tienen que cantar 200 números y cuando llevas un rato la dicción se complica", explica García. Para Ángel, no hay duda: cantar el 1.250.000 es una pesadilla.
Es importante que los seleccionados tengan una vocalización adecuada y buena coordinación. Deben girar la bola mientras la leen, meterla boca abajo en el alambre y sincronizarse con su compañero. A estos retos se suman los nervios del escenario: "Antes de subir están todos aterrados, pero luego siempre son capaces de sacarlo adelante".
Los ensayos son imprescindibles para afrontar el gran día. En ellos, los pequeños bromean entre sí y con los adultos. Sus amplias sonrisas muestran que disfrutan estos momentos. La alegría no resta esfuerzo: son conscientes de su labor y se la toman en serio. Algunos incluso piden practicar más. Los educadores buscan garantizar una sensación de seguridad.
"Es lo mejor que les podemos dar, porque así suben al escenario, cogen una tabla y lo tienen automatizado", aclara García. Para ellos, la actividad también es voluntaria y, aunque exige trabajo, lo disfrutan mucho: "Yo soy de los que se pegaba a la radio o la tele a verlo y por casualidad he acabado trabajando aquí". Otro de los educadores fue niño de San Ildefonso hace décadas y ahora prepara a las nuevas voces de la Navidad.
El orgullo de verlos cantar
Paula sigue los pasos de hermanos y otros familiares, como su prima Elisabeth, que cantó el Gordo en 2019. Ángel compartirá la experiencia con su hermano mayor, aunque para él es igual de especial que cualquier otro compañero.
“Queremos que ese día sea un premio para todos ellos“
Chema García reconoce que el día de la Lotería de Navidad significa mucho para las familias, que también están invitadas al Teatro Real si lo solicitan: "Queremos que ese día sea un premio para todos ellos".
La emoción impregna las paredes de la Residencia de San Ildefonso conforme se acerca la fecha señalada, que para muchos simboliza el inicio de la Navidad. "El centro desempeña esta labor desde hace siglos y, aunque no es nuestro trabajo fundamental, inunda todo nuestro ser. Estamos permeados todos por la lotería, sobre todo el día 22 de diciembre", apunta García. Defiende, emocionado, que lo más bonito del sorteo es ver los rostros ilusionados de los niños al convertirse en los portadores de la suerte.
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