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Albert Bernadàs, afectado de sida: “Sientes mucha ansiedad ya que por ley tengo que decirlo”

  • Ante un diagnóstico de sida, los enfermos denuncian la falta de apoyo psicológico y social
  • RTVE analiza los principales problemas y estigmas que se enfrentan los afectados con VIH

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Albert Bernadàs, afectado de sida
Foto retrato de Albert Bernadàs Marc Herrando Verdaguer

A Albert Bernadàs le cambió la vida hace cinco años. Una llamada telefónica interrumpió la clase, cuando se encontraba en su etapa estudiantil. “En shock, me quedé completamente en estado de shock. Hasta me cambió la cara de color. No me esperaba la noticia. Mi médico me dijo que había dado positivo en VIH”, recuerda. Desde entonces, Albert ha aprendido a enfrentar el estigma, las relaciones personales y, sobre todo, a convivir con los retos que trae un diagnóstico como el sida.

El diagnóstico de una enfermedad de transmisión sexual (ETS) no solo afecta el cuerpo, sino también la mente. Albert lo describe como un golpe que sacude toda la percepción personal: “Dentro de mi inconsciencia sabía los riesgos que corría, pero igualmente me afectó bastante. Después vino el rechazo, la soledad…”.

En busca de apoyo, su primer recurso fue su padre, que además es enfermero. “Él sabía qué procedimiento debía seguir, ya que el hospital donde trabaja atienden a personas con ETS. Fue mi guía inicial”. Sus amigos también jugaron un papel importante, aunque para ellos también fue un golpe duro. “Vaya putada, era lo que más repetían”, explica. 

Cuando la enfermedad se complica aún más

El diagnóstico de una enfermedad de transmisión sexual marca un antes y un después en la vida de quienes lo reciben. Pero historias, como la de Albert, se complican si, además, se ve perjudicada la salud mental. Una asignatura pendiente para las personas diagnosticadas. 

Mis parejas posteriores lo han aceptado bien, y mi entorno me dice que soy valiente

Este proceso se agrava cuando aparece el miedo a compartir la noticia con los demás. “Sientes ansiedad, mucha ansiedad, sobre todo porque por ley tengo que decirlo. Pero al mismo tiempo, mis parejas posteriores lo han aceptado bien, y mi entorno me dice que soy valiente”. Sin embargo, el camino no es igual para todos.

“El mayor problema no es el virus en sí, sino la falta de apoyo psicológico y social que enfrentan estas personas. Hay un miedo constante al rechazo, ansiedad por compartir su situación y frustración por los prejuicios que todavía existen”, señala Víctor Luna, un coach autónomo que atiende a trabajadores de diferentes empresas. En una de sus intervenciones de motivación y apoyo se encontró con un trabajador diagnosticado también con sida.

Los prejuicios también están presentes

Uno de los mayores obstáculos que enfrentan las personas con sida es el estigma social. Albert lo ha vivido de cerca: “No puedes controlar las opiniones de los demás. No puedes hacer que otra persona cambie de opinión. Yo soy honesto y sincero, pero hay gente con la que simplemente no puedes hablar”.

Creo que sería muy necesario tener acceso a atención psicológica especializada

Esta sensación de aislamiento genera frustración, pero Albert ha aprendido a gestionarla, aunque reconoce que necesitaría ayuda profesional para profundizar en su proceso emocional. “Puedo controlar el sentimiento de frustración, pero creo que sería muy necesario tener acceso a atención psicológica especializada. Sin embargo, no puedo permitírmelo”, lamenta.

¿Un problema de salud pública?

A su vez, Víctor critica la falta de recursos específicos para estos casos dentro del sistema de salud pública. “Conseguir una cita con un psicólogo en la seguridad social puede tardar meses. Esto es inaceptable para alguien que está lidiando con un diagnóstico que cambia su vida. Además, los pocos recursos que existen no están diseñados para abordar las particularidades emocionales de las ETS”, manifiesta.

En este contexto, Víctor destaca la importancia de los grupos de apoyo: “Son claves para normalizar la experiencia y combatir la soledad. Muchas veces, las personas con VIH no saben dónde encontrar a otros que puedan entender lo que están viviendo”. Sin embargo, Albert, quien se define como introvertido, aún no se siente preparado para acudir a este tipo de terapias. 

"El desconocimiento aumenta el miedo"

Para Albert, el camino hacia la adaptación ha sido un proceso de aprendizaje constante. Ahora, dice, que ha logrado aceptar el rechazo cuando aparece: “Cuando alguien me rechaza, no siento la necesidad de insistir. Me conformo y pongo fin a la relación. Eso me ayuda a mantener la calma”, explica. 

Sin embargo, no todas las personas son capaces de lograrlo. Tanto Albert como Víctor coinciden en que la educación y la sensibilización son fundamentales. “El desconocimiento aumenta el miedo. Informarte sobre tu condición, el tratamiento y las posibilidades que tienes puede ser tu mejor herramienta”, recomienda Víctor.

La falta de atención psicológica específica en el sistema de salud pública es una de las grandes deudas del gobierno, según Víctor. “La salud mental debería ser una prioridad, y más aún para personas que enfrentan un diagnóstico de ETS. No se trata solo de ofrecer tratamientos médicos, sino de brindar un apoyo integral que incluya la dimensión emocional y social”, explica.

Albert Bernadàs CEDIDA POR M.HERRANDO VERDAGUER

Albert coincide en esta crítica. “Sería muy útil que, de la misma manera que hablas con un médico, pudieras visitar a un psicólogo especializado. Pero esa figura no existe, al menos no de forma accesible”.

Además, ambos señalan la falta de visibilidad del tema en la sociedad. “Que no se hable del tema no hace que deje de existir. Creo que se dramatiza demasiado, como si fuera una sentencia de muerte. Es importante romper con esa percepción”, dice Albert.

Esperanza en el futuro y la medicina

A pesar de los retos, tanto Albert como Víctor miran al futuro con esperanza. Para Albert, la medicina y la tecnología han sido una fuente de alivio: “Ahora mismo me estoy medicando cada dos meses, pero los médicos están trabajando en hacerlo cada seis. Eso me da esperanza”.

Por su parte, Víctor insiste en la necesidad del apoyo emocional. “Mi mensaje para las personas que enfrentan un diagnóstico de VIH o ETS es que no están solas. Con el apoyo adecuado, pueden llevar una vida plena y significativa. Lo importante es no perder de vista que la vida sigue”.

El relato de Albert y las palabras de Víctor ponen en evidencia una verdad incómoda: la salud mental sigue siendo una asignatura pendiente. El estigma, la falta de recursos y la invisibilidad social agravan una situación ya de por sí compleja, dejando a muchas personas sin el apoyo que necesitan.

Sin embargo, también muestran que el cambio es posible. Con educación y una mayor inversión en recursos psicológicos, se puede construir una sociedad más empática y preparada para enfrentar estos estigmas. “La vida sigue, y todavía hay muchas cosas buenas por vivir”, concluye Albert.

*Yasmina Naranjo, alumna del Máster de Reporterismo 360º de la Universidad de Zaragoza y RTVE, supervisado por la redactora jefe del área de Sociedad de la RTVE Noticias, Esther G. Pérez.

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