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Artesanía en Aragón: tradición familiar y un futuro incierto

  • Exploramos las historias de un cuchillero, una alpargatera y una alfarera, oficios tradicionales que se están perdiendo
  • La artesanía aragonesa despierta pasión y nostalgia, pero ¿quién tomará el relevo?

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Artesanía en Aragón: tradición familiar y un futuro incierto

Forman parte de la historia, pero cada vez es menos común girar la esquina y encontrarse una zapatería, una cuchillería, o una tienda de cerámica. Son comercios tradicionales que poco a poco tienden a bajar la persiana.

En Aragón, la artesanía se enfrenta a un futuro incierto. Con alrededor de 300 artesanos en la región, la edad media de estos profesionales se sitúa en los 50 años. A penas faltan 15 años para que muchos de ellos se jubilen y su relevo es incierto.

Quienes continúan trabajando han visto como la forma de consumo ha hecho que sus condiciones sean cada vez peores. En muchos casos, son ellos mismos quienes prefieren cerrar sus negocios antes que ver a sus hijos enfrentarse a un oficio que se vuelve más exigente y complicado cada día.

¿Qué es la artesanía?

La RAE ofrece dos acepciones que describen la artesanía. La primera habla de la clase social que forman los artesanos. La artesanía como grupo social. Un grupo social, y ahí va la segunda acepción, que crea “arte u obras”.

"Que crea". Verbo ‘crear’. Lo hacen con las manos, con sus propias manos. En un mundo donde la velocidad lo domina todo. La artesanía recuerda la importancia de detenernos, de apreciar lo único, lo auténtico. Cada pieza lleva consigo una historia, un pedazo del alma de quien la creó.

Manos manchadas elaborando un jarrón de barro

Manos manchadas elaborando un jarrón de barro rtve

La artesanía es eso. Es esfuerzo, son obras… Obras de arte. Únicas. Imperfectas, pero especiales. La artesanía es mucho más que un oficio. Son las manos que dan forma al barro, el eco del cuchillo deslizándose sobre la piedra que lo afila, o el sonido de la aguja que puntada a puntada une cada pieza de una alpargata. 

Un legado de generaciones que ahora, con las nuevas formas de consumo, está en peligro. Si estos oficios desaparecen… ¿Se perderá su saber para siempre?

Cuarta generación de afiladores en las Cinco Villas

En la Avenida San José, número 2, en Zaragoza resalta cartel que parece haber resistido al paso del tiempo. Se trata de un letrero antiguo y desgastado. Aun con todo cumple su función. Un nombre claro y directo no deja lugar a dudas: "Cuchillería J. Manuel Veras. Afilador y reparación".

José Manuel, cuchillero, atendiendo en su tienda

José Manuel, cuchillero, atendiendo en su tienda rtve

Dentro de la tienda, está José Manuel. Es la tercera generación. Tanto su padre como su abuelo fueron cuchilleros. Así, él acumula más de 60 años de conocimiento: “Empecé con dieciséis años yendo con mi abuelo por los pueblos. No me gustaba mucho estudiar. Entonces decidí que tenía que trabajar”.

Aprendió a recorrer los pueblos de la mano de su abuelo. La comarca de las Cinco Villas era su zona de trabajo, y ahora es la suya. Hoy, se encarga el solo de todo. Por las mañanas recorre los pueblos en su furgoneta y por las tardes acude a la tienda.

Sobre el relevo generacional, José Manuel parece tener claro el futuro de la tienda: “Mi hijo está estudiando, no le voy a pedir que venga. Y enseñar a alguien, la verdad, no es algo que me haya planteado”. El futuro de este oficio está en el aire. 

La alpargata y la historia de Casa Alfaro

En el número 22 de la Calle de San Lorenzo de Zaragoza se encuentra Casa Alfaro. En el taller se escuchan las máquinas de coser y las paredes están empapeladas de recortes de periódicos antiguos.

Silvia, alpargatera, en su tienda

Silvia, alpargatera, en su tienda rtve

La sonrisa es una de las señas de identidad de Silvia. En su caso son la cuarta generación. La historia de este taller se remonta a La Rioja. Gerardo Melero y Sebastián Alfaro fueron los precursores de la tienda. Enseñaron su oficio a sus hijos, y, ellos, 75 años más tarde, ya en Zaragoza fundaron Casa Alfaro.

Aunque esta parece ser la última generación de alpargateros en Casa Alfaro. Silvia no cree que su hija continúe con la tienda.

El oficio de la cerámica como educación en consumo responsable

En la Calle del Monasterio de Samos número 42 de Zaragoza, está la Asociación Profesional de Artesanos de Aragón. Alejandra es su presidenta: “En los últimos años se nos ha jubilado mucha gente con oficios en Aragón”.

Aun así ella es optimista. Cree que hay solución al problema del relevo generacional. Los 300 artesanos que componen la asociación están en activo. Y, aunque haya ciertos oficios condenados a desaparecer, comenta que otros parecen estar en auge: “Ahora se muestra mucho interés por la cerámica, la joyería y la bisutería”.

La solución pasa por el consumidor final y por su educación

Alejandra además de presidenta de la asociación de artesanos es artesana. Su oficio es la cerámica y en sus clases enseña cómo hacer tinajas, porrones, vasos o ceniceros. En grupos de seis, enseña a sus alumnos el esfuerzo y el trabajo que lleva hacer cada una de las piezas que una máquina sería capaz de hacer en minutos.

El que compra unas zapatillas artesanales, seguramente ya toda su vida comprará unos zapatos hechos a mano

Precisamente, por ahí pasa la solución, nos dice Alejandra que para ella la única forma de que los oficios no se pierdan es educar en un consumo ético y responsable. Es decir, enseñar a valorar el esfuerzo que hay detrás de cada pieza: “El que compra unas zapatillas artesanales, seguramente ya toda su vida comprará unos zapatos hechos a mano y entonces eso se tiene que hacer a base de educar a la gente”.

Alejandra, artesana, enseñando a modelar un jarrón en un torno

Alejandra, artesana, enseñando a modelar un jarrón en un torno

Precisamente, en este aspecto coincide con Silvia. Así como su negocio ha pasado de generación en generación, también lo han hecho sus clientes: "Vinieron sus abuelos a comprar alpargatas, luego sus padres, y ahora son sus hijos los que vienen".

Clientas de José Manuel (Cuchillero)

Clientas de José Manuel (Cuchillero) rtve

Algo similar ocurre en la tienda de José Manuel, el cuchillero. Sus clientas lo tienen claro y eligen la cercanía y el buen trato que les ofrece el comercio tradicional: “Yo no busco otra persona, yo quiero que me afile los cuchillos José Manuel”.

La alpargata, el cuchillo y las tinajas

Son ejemplos que nos acercan a una realidad. Los oficios están heridos, pero no de muerte y su futuro pasa por los consumidores. “Nuestro futuro está en las manos de quien compra -sentencia Alejandra- si como consumidores elegimos lo auténtico, lo único, lo hecho con esfuerzo… Quizás podamos asegurar que estas historias no se pierdan en el tiempo”.

RTVE

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